Virus
Inquietud y preocupación tras descubrir 230 nuevos virus: están cambiando el océano
Cada vez descubrimos más virus, virus gigantes y esto puede modificar la vida allí dónde están presentes, por lo que genera una palpable inquietud dentro de los círculos científicos
La humanidad siempre ha tenido una relación ambivalente con los virus. Los vemos como enemigos microscópicos, agentes de enfermedad y muerte, pero la realidad es mucho más compleja. En los océanos del planeta, billones de virus gigantes están orquestando una sinfonía invisible que determina el destino de ecosistemas enteros.
Mientras nosotros nos preocupamos por las pandemias terrestres, bajo las olas se libra una guerra biológica de proporciones inimaginables. Los protagonistas no son bacterias o peces, sino algas microscópicas y los virus que las infectan, en un ciclo interminable de infección, muerte y renovación que sostiene toda la cadena alimentaria marina.
Y aquí viene lo inquietante: científicos de la Universidad de Miami acaban de descubrir que estos virus no solo matan. Están robando funciones celulares fundamentales, reprogramando a sus víctimas desde dentro con una sofisticación que desafía nuestra comprensión de lo que significa estar vivo.
El arsenal secreto de los virus oceánicos: 230 nuevas especies que reescriben las reglas de los océanos
El equipo de investigación, armado con el superordenador Pegasus y una nueva herramienta informática llamada BEREN, ha rastreado los océanos del mundo en busca de gigantes invisibles. Lo que encontraron supera cualquier expectativa: 230 nuevos virus gigantes que habían permanecido ocultos en las profundidades, cada uno con capacidades que parecen sacadas de la ciencia ficción.
Pero el verdadero shock vino cuando analizaron el contenido genético de estos organismos. Los investigadores identificaron 530 proteínas completamente nuevas, incluyendo nueve directamente relacionadas con la fotosíntesis. Esto significa que los virus no se limitan a destruir: están literalmente secuestrando la capacidad de sus huéspedes para convertir luz solar en energía, manipulando procesos que creíamos exclusivos de los seres vivos. Esto, es un absoluto peligro.
Mohammad Moniruzzaman, coautor del estudio, explica que estos virus gigantes son frecuentemente la principal causa de muerte del fitoplancton, esos organismos microscópicos que forman la base de toda la red alimentaria oceánica. Cuando un virus infecta y mata masivamente estas algas, no está simplemente eliminando células individuales: está alterando flujos de carbono, oxígeno y nutrientes a escala planetaria.
Lo más perturbador es que estos virus llevan genes para funciones que nunca deberían poseer. Benjamin Minch, autor principal del estudio, descubrió que portan información genética para el metabolismo del carbono y la fotosíntesis, procesos fundamentales que definen la vida tal como la conocemos, algo que han documentado para la revista "Nature Viruses". Es como si los virus hubieran estado robando piezas del manual de instrucciones de la vida durante millones de años, construyendo un arsenal de herramientas biológicas para sus propios fines.
La investigación utilizó datos de nueve grandes proyectos de muestreo oceánico que abarcan todo el globo. El programa BEREN procesó terabytes de información genética, ensamblando genomas de comunidades microbianas enteras para revelar la verdadera escala de la diversidad viral en nuestros océanos. Cada muestra analizada contenía más de un gigabase de datos, una cantidad de información genética que habría sido imposible de procesar hace apenas una década.
Las implicaciones van más allá de la curiosidad científica. Estos virus podrían ser la clave para predecir y controlar las floraciones de algas tóxicas, esos eventos que tiñen las costas de rojo y envenenan mariscos, causando graves problemas de salud pública en Florida y otras regiones costeras. Al entender cómo los virus controlan las poblaciones de algas, podríamos anticiparnos a estos desastres ecológicos.
Pero hay un giro más en esta historia. Algunas de las funciones descubiertas en estos virus podrían tener aplicaciones biotecnológicas revolucionarias. Las enzimas que utilizan para manipular a sus huéspedes son completamente nuevas para la ciencia, abriendo posibilidades para nuevas herramientas en medicina, industria y agricultura.
Lo que emerge de este estudio es una imagen radicalmente diferente de los océanos. No son solo masas de agua pobladas por peces y algas, sino reactores bioquímicos gigantes donde los virus actúan como ingenieros genéticos naturales, transfiriendo funciones entre organismos, alterando ciclos químicos globales y determinando qué vive y qué muere en cada mililitro de agua marina. Y apenas estamos empezando a entender las reglas de este juego microscópico que, en última instancia, determina la salud de todo el planeta.