Reproductor de cassettes FiiO CP13 análisis

Probamos el FiiO CP13: el regreso del cassette ya tiene su reproductor definitivo

El cassette ha vuelto, pero no había competencia en los reproductores portátiles de cierto peso. El FiiO CP13 llega como una alternativa al de We Are Rewind, y parece que vuelve a haber competencia (lo que siempre es emocionante). Hemos probado el "walkman" de FiiO, y esto es lo que nos hemos encontrado

El CP13 es una carta de amor a la cultura del walkman
El CP13 es una carta de amor a la cultura del walkmanSergio Agudo

Puede que recordéis mi artículo sobre el regreso del cassette. Allí dije muchas cosas sobre las cintas, todas ciertas. También hablé del FiiO CP13. Hablé del poder de la nostalgia, que no tenía pensado dejarme vencer por ella. Y sin embargo... alguna bombilla que creía fundida desde hacía tiempo se fue encendiendo.

Y entonces, como si el universo escuchara mis contradicciones, Zococity —el distribuidor de FiiO en España— me ofreció analizar el CP13. Y aunque la lógica me dictaba que no dijera que sí —porque, en un movimiento de lucidez máxima, le dije a mi madre hace unos 15 años que tirase todas mis viejas cintas porque ya no iban a formar parte de mi vida nunca más—, el corazón se interpuso y dije que sí sin pensarlo.

¿Y cuál ha sido el resultado? Pues eso lo voy a detallar a lo largo del presente análisis. Sólo diré que, por alguna extraña razón, he vuelto a coleccionar cassettes. Y me he resistido todo lo que he podido, pero estoy intentando reponer mi muestrario de cintas desde que este FiiO CP13 me acompaña —gracias a Gaspar del Valle por las primeras, gran dealer musical y mejor persona aunque cueste creerlo—. Más adelante os lo cuento todo.

Diseño robusto, con más gravitas que peso

La cubierta transparente del CP13 es sencillamente genial
La cubierta transparente del CP13 es sencillamente genialSergio Agudo

Nada más sacar el CP13 de la caja, lo primero que se siente es que es un aparato muy robusto. Su diseño recuerda a las primeras iteraciones de los Walkman, cuando se trataban de aparatos rectangulares de líneas duras y que superaban bastante el tamaño de la cinta; nada que ver con los más compactos y de menor tamaño que vimos a finales de la década de los 90 del siglo pasado.

Lo siguiente es el peso de la unidad. Cuando lo coges en la mano sorprende lo que pesa; no es excesivo, pero una parte de mi cabeza no ha podido dejar de pensar que, en algún momento, el pequeño material de oficina que suele rodearme empezaría a gravitar y describir órbitas a su alrededor.

Después, te das cuenta de que es un híbrido perfecto entre modernidad y tradición: es grande, voluminoso, pesado, pero deja espacio suficiente para recordarte que es algo que se ha hecho en este siglo —la batería recargable, en este caso—. La tapa transparente de la unidad que me llegó es otro punto interesante, porque puedo ver el mecanismo de reproducción funcionando con algo tan sencillo como presionar un botón. Y si alguien me conoce un poco, sabe que ese tipo de cosas me encantan.

De aquí saltamos a la botonera, que tiene hasta función de rebobinado. Si llega a tener auto-reverse, juro que se me habría escapado una lagrimilla. Llegué a pensar si sería posible que me enviasen una edición de la máquina tan retro que sólo tuviera función de fast-forward —el fiú-fiú que más de uno decía cuando este que escribe levantaba dos palmos del suelo—. Esto me escribió en el cerebro una frase muy de señor mayor, pero cierta: los más jóvenes no saben lo que es tener que trabajar para escuchar música. Pero estoy divagando.

Volviendo a la botonera, es altamente satisfactorio utilizarla. Los clics y los clacs de cada pulsación me han hecho volver a los 12 años. Por fuera sigo siendo un señor de casi 42 años que se apaña como puede en estos días inciertos en los que vivir es un arte, pero durante sólo unos segundos, por dentro, volvía a ser un adolescente que estaba empezando a sacarle partido al Walkman que le regalaron por su comunión.

Disculpad el ejercicio de nostalgia, pero es que es imposible no hacerlo. Seguramente se me escape algo más en esta onda durante este análisis, pero es que no contaba con lo que me ha hecho sentir volver a encontrarme con un reproductor de cassettes tanto tiempo después, y hablando de sentir cosas...

Suena exactamente como hace 30 años (y es justo lo que piensas)

Detalle de la botonera, muy satisfactoria de usar
Detalle de la botonera, muy satisfactoria de usarSergio Agudo

Cómo estará el nivel del público a día de hoy, que desde FiiO han considerado importante incluir en el packaging del CP13 una nota que reza lo siguiente —no es broma—:

Si al comenzar la reproducción notas un ruido de fondo no te asustes, a tu reproductor no le pasa nada: se supone que tiene que ser así.

Vamos, que hay un hiss cuando pulsas play y el cabezal conecta con la cinta y empieza a reproducirla. Obviamente desaparece cuando empieza la música. Es verdad que el rango dinámico de 70 dBs del formato ayuda a que no lo notes después, pero es apreciable al comenzar a reproducir y es innegable.

¿Le quita eso algo a la experiencia? Bueno, quizá para la generación más joven. Para los más veteranos es un enorme ejercicio de nostalgia. El acto de sacar la cinta de la caja, meterla dentro del reproductor y pulsar play con ese ruido tan característico... no puedo describirlo. Eso tienes que haberlo vivido cuando tocaba para entenderlo.

En cuanto a escena sonora, si has escuchado cassettes antes ya sabes que no es muy amplia. Ahora bien, con unos buenos auriculares de diadema —o unos buenos IEMs— la cosa puede mejorar. Utilicé unos auriculares abiertos de driver planar magnético y unos cerrados de driver convencional, además de unos IEMs para mis pruebas. Los de driver planar respondieron muy bien, quizá porque no son una unidad muy exigente. Los cerrados de driver tradicional sonaron muy, muy bien y los IEMs fueron mis auriculares para el transporte público. Y fue sencillamente glorioso.

Los de driver planar son los que, por sus propias características, me ofrecieron mayor amplitud de escena y mejor separación instrumental. No obstante, los IEMs y el limitado rango dinámico han ayudado a que mis resultados con ellos hayan sido muy cercanos a lo óptimo. Desde luego ha sido la mejor cancelación pasiva de ruido de todas mis pruebas. Los cerrados de driver tradicional simplemente me han dado una ganancia marginal de escena respecto a los IEMs, si bien lo bastante como para que lo apreciase.

Ahora bien: el reproductor no es perfecto. La unidad que yo recibí —y me consta que la de otros usuarios también— requirió de un ajuste manual de azimut nada más sacarlo de la caja. El azimut es el ángulo en el que el cabezal de reproducción toca la cinta; si no está bien ajustado se pierden agudos y definición —y tienes la sensación auditiva de que los agudos van y vienen—, pero es algo muy fácil de arreglar: sólo necesitas un destornillador de estrella de precisión, poner una cinta sin apoyarla en la tapa —es perfectamente factible— y unos auriculares que conozcas bien. Podría explicar cómo hacer el ajuste aquí, pero no es el objetivo de este artículo. Tendrás que googlear un poco, pero insisto: no necesitas tener conocimientos para ajustarlo.

El resumen es que el FiiO CP13 entrega una señal más limpia de lo que cabría esperar, el hiss es un pelín más ruidoso que en el caso del último Walkman de cinta de Sony y es, salvo por el detalle del azimut, un muy buen y robusto reproductor de cassettes que estaría muy bien que recibiese una continuación.

Autonomía: 13 horas de audio retro en tu bolsillo (o tu bolso)

La batería recargable y el conector USB-C son los guiños modernos de este CP13
La batería recargable y el conector USB-C son los guiños modernos de este CP13Sergio Agudo

13 horas de reproducción ya es más tiempo del que ofrecían dos pilas alcalinas doble A. Desde mi punto de vista, que todavía recuerdo lo que es ir con un paquete de pilas en el bolsillo por si tenía una sorpresa desagradable, es una ganancia enorme. Además, te olvidas de comprar pilas para el resto de la vida útil del aparato: lo conectas a la red elécrica, esperas un ratito y a disfrutar. Es imposible no verlo como algo positivo.

Soy plenamente consciente de que existen las pilas recargables y de que aún se pueden comprar en 2025, pero esto es mil veces más conveniente. No tenía ningún tipo de expectativa con respecto a esta caracerística, así que el CP13 las ha superado ampliamente. Y todo lo que pudiera añadir sería palabrería de relleno, así que lo voy a dejar aquí.

Una experiencia a la altura de la memoria y más

Parte trasera del FiiO CP13
Parte trasera del FiiO CP13Sergio Agudo

¿Qué puedo decir? Tengo una edad. Posiblemente lleve escrito en la frente que soy el target perfecto para este tipo de productos. Es cierto que en mi artículo sobre los cassettes dije que los zoomers están adoptando también este tipo de productos porque quieren sentir el ritual del formato físico, pero afrontémoslo: los abueletes somos los que más lo vamos a disfrutar.

A diario uso el CP13 en el transporte público. Cojo cualquiera de las cassettes de mi creciente colección —otra vez—, la meto en el reproductor, pulso play y simplemente me dejo llevar. No puedo saltar ninguna canción, no puedo elegir temas de una playlist: se establece un compromiso entre la cinta y yo; ella me va a contar su historia durante toda su duración, y yo la voy a escuchar sin rechistar.

Y esa es precisamente la magia. Estamos abotargados por los algoritmos, por la libertad de elección. Cuando hice el análisis del FiiO JM21 dije que había descentralizado algunas cosas de mi teléfono gracias al reproductor dedicado, y ahora creo que estoy preparado para desconectar también la música de la red. Va a costarme, pero creo que es algo que debo hacer.

Si hay algo que tengo más claro que nunca es que los 119,99 euros que cuesta el CP13 pueden cambiarte la vida; ayudarte a valorar mucho más lo que escuchas. Yo, por lo pronto, estoy comprando cassettes que tengo muy claro que son auténticas obras maestras —Bat Out of Hell, Born to Run, The Number of the Beast, The Sound of Perseverance— porque no puedo saltar las canciones: tienen que gustarme todas. Y pienso dejar la cinta magnética transparente de tanto escucharla. Esa es la belleza de este aparato.

Sí, está el asunto del azimut, pero seguro que FiiO va a escuchar a quienes hemos reseñado este reproductor —y seguro que tomará notas de lo que están haciendo en We Are Rewind— y lo mejorarán. Personalmente, espero que el CP13 tenga un sucesor y que corrija todos los puntos negativos de este reproductor. Será fascinante trabajar con él cuando llegue.