Peligros

Los videojuegos estrella de esta Navidad generan adicción y tú tienes la culpa

‘Animal crossing’, ‘Cyberpunk 2077’ o ‘Fall guys’ serán algunos de los regalos predilectos durante las próximas fiestas, pero también los responsables de buena parte de los enganches que hoy nos encontramos. Ahora bien, no toda la culpa la tienen ellos

Among Us, Skyrim y cuatro juegos de la franquicia Yakuza llegan a Xbox Game Pass
Among Us, Skyrim y cuatro juegos de la franquicia Yakuza llegan a Xbox Game PassLa RazónLa Razón

El 2020 no ha sido un año tan malo. Al menos, si se mira bajo el prisma de un gamer. Es cierto que el COVID-19 nos ha obligado a encerrarnos en casa más de lo que quisiéramos y que hemos tenido que reducir al máximo nuestros contactos sociales, pero no hay que perder de vista que tanto uno dato como otro apenas han supuesto un perjuicio para los amantes de los videojuegos. Esta reclusión sanitaria les ha permitido pasar más tiempo delante de sus personajes favoritos y, por qué no, cuidar a sus amistades del otro lado de la pantalla con algún disparo fortuito o algún descubrimiento accidental.

Además, hay que tener en cuenta que, con tan sólo unos días de diferencia, llegaron al mercado dos pesos pesados: en noviembre, la Xbox Series X y la PlayStation 5 comenzaron una batalla por conquistar los hogares de todo el mundo. Algo que, por el momento, va liderando la consola de Sony. De la misma forma, aterrizaron títulos tan demandados como Animal crossing: new horizons, Doom eternal, Call of duty: black ops cold war, Demon’s souls y Cyberpunk 2077, que no sólo coparán las listas de los más vendidos esta Navidad, sino también la de los más adictivos del mercado. Porque sí: estamos enganchados y, en parte, la culpa la tienen los propios juegos. Aunque no toda.

En junio de 2019, la Organización Mundial de la Salud calificó su abuso como un trastorno. Esta decisión fue muy criticada por parte de los profesionales del sector, así como de buena parte de los aficionados. No obstante, lo cierto es que, a día de hoy, resulta complicado marcar el límite entre ser un jugador apasionado o estar enganchado. De hecho, la investigación más extensa jamás realizada sobre este campo (de seis años de duración) concluyó que alrededor del 90% de los sujetos no jugaban de una manera que fuese perjudicial o causara consecuencias negativas a largo plazo. El resto, en cambio, sí podía llegar a ser verdaderamente adictos y sufrir mental, social y conductualmente.

El problema es que a ese dato del estudio de la Universidad Brigham Young de Utah (Estados Unidos) le falta un matiz: el papel de las propias partidas. ¿Hay algunas que favorecen dicha adicción por encima de otras? ¿De qué depende su triunfo desmedido? Para responder a ambas preguntas tan sólo hace falta echar un vistazo al boom que han despertado Among us, Phasmphobia o Fall guys.

“Si lo pensamos, se trata de juegos muy sencillos que apenas presentan dificultades. Sin embargo, son los que más enganche producen porque apelan a las emociones más básicas del ser humano: el miedo, la alegría, el enfado, el disgusto… En el tercero de ellos, por ejemplo, tan sólo tenemos que correr y saltar para llegar a una meta, pero eso es más que suficiente para que millones de personas estén pasando horas y horas delante de la pantalla”, sostiene Juan Carlos del Valle, experto en este campo. De hecho, este último ya ha conquistado a más de 11 millones de personas en todo el mundo sólo en su versión PC.

¿Videojuegos adictivos?

“Al final, lo que podemos calificar como videojuegos adictivos no es más que historias que estimulan nuestros sentimientos más primitivos, los mismos que nos hacen desconectar y salir de la rutina”. Ahora bien, no todos son así. También existen títulos más complejos que se salen de esta definición, como The last of us. Part II, Ghost of Tsushima o Assassin’s creed: Valhalla. “En estos casos mencionados, sus creadores han utilizado un elemento muy poderoso: la eficacia cognitiva. ¿Esto que quiere decir? Pues que, de alguna forma, obligan al usuario a dejar de lado todo lo que ha aprendido a lo largo de su vida virtual para buscar otras alternativas que nunca antes se había planteado y que le van a permitir enfrentarse al reto”.

Y eso es algo que, últimamente, las grandes compañías están explotando al máximo: ponen a prueba a sus propios consumidores para que reclamen más contenidos. De hecho, cada vez resulta más habitual que, de tiempo en tiempo, publiquen nuevas actualizaciones que les mantengan igual o más enganchados. En España, por ejemplo, los gamers dedican una media de 6,7 horas por semana a la consola según los datos publicados por la Asociación Española de Videojuegos (AEVI) en su informe de 2019. Estas cifras aumentan en otros países europeos como Reino Unido, con un total de 11,6 horas por semana; Alemania, con 8,3 horas por semana; y Francia, con 8,6 horas por semana. Por lo que lo españoles no estaríamos tan mal posicionados.

El problema llega cuando se dejan de lado otras actividades para quedarse en casa jugando. “Cuando tomamos esa decisión, tenemos que empezar a preguntarnos qué está pasando”, explica Ana Suárez, psicóloga experta en adicciones. “Quienes llegan a este punto suelen considerar una partida como una prioridad y les da igual las horas que inviertan en ella. Es lo que se conoce como quedarse atrapado. En situaciones de este tipo, lo más importante es fijar horarios y rutinas para evitar que una actividad que siempre nos ha divertido ahora se convierta en una adicción”. De ahí que digamos que no toda la culpa la tienen lo videojuegos.