Tecnología
El Big Data. El “Big Brother”.1984
Inmaculada Sánchez Ramos es Directora de Aprendizaje Digital y Gestión del Campus Virtual en la Comunidad de Madrid
La distopía orwelliana puede ser superada, pues, no sólo se puede conocer nuestro presente y nuestro pasado, sino, lo que es más grave, se puede inferir y manipular nuestro futuro
El Big Data es una tecnología que nos habilita para procesar una ingente cantidad de datos en tiempo casi real. Ello representa un gran número de posibilidades de lo más interesantes, no en vano, se ha llamado al dato el petróleo del siglo XXI. Ahora bien, si es cierto que esta posibilidad se da, también esta capacidad presenta riesgos que nos disponemos a relatar.
Hasta hace relativamente poco tiempo, nosotros dejábamos huella de nuestros datos en parcelas independientes de nuestra vida. Así, en el ámbito sanitario nuestros datos de salud se recogían y ahí quedaban archivados. Ahora dejamos rastro en “colecciones” de datos que pueden analizarse conjuntamente y en consonancia con otros; lo que permite dibujar un perfil muy completo de nuestro proceder. Por ejemplo, si cruzamos los datos sanitarios con las huellas que dejamos en el transcurrir cotidiano acerca de nuestros hábitos alimenticios y nuestro estilo de vida, a través de nuestra cesta de la compra, de nuestro interactuar en internet, etc. estamos facilitando un conjunto de datos completos que posibilita a terceros casi inferir nuestro futuro con mucha mayor precisión.
A nadie se le escapa que según el uso que se dé de esta información podemos obtener grandes ventajas, pero también sufrir grandes riesgos según, tal y como hemos dicho, el uso y, sobre todo, según quién disponga de la misma. Se nos puede argüir que son sólo los Poderes públicos los que cuentan con esta información. Ésta cuestión es más que discutible y ... además, ¿eso nos ha de tranquilizar? Dejar en manos de los Poderes públicos nuestros datos se pueden constituir en una muy potente herramienta de ingeniería social y en una puerta abierta para los totalitarismos, que parecen siempre más interesados en la vida de los otros y su control que en la de ellos mismos.
Obviamente, la distopía orwelliana presentada en “1984” donde el “gran hermano” vigilaba todo puede ser incluso superada, pues, no sólo se puede conocer nuestro presente y nuestro pasado, sino, lo que es más grave, se puede inferir y manipular nuestro futuro. Cuando la realidad supera a la ficción, las distopías se quedan cortas.
¡Pero!... no nos quedemos con mal sabor de boca, el big data es un fantastico activo para mejorar nuestra vida. Lo que es imprescindible hacer es gestionar el riesgo dotando a la sociedad de un mayor acerbo ético y moral para ahorquillar y limitar los riesgos presentados. ¡Vayamos a ello!
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