Ciencia y Tecnología

La tecnología que pondrá a prueba tu amistad

Sony se reinventa con una patente que busca, selecciona y gestiona dispositivos que puedan compartir energía sin cables.

Del mismo modo que alguien comparte internet, será posible pedir un 10% de batería a quien se sienta a nuestro lado
Del mismo modo que alguien comparte internet, será posible pedir un 10% de batería a quien se sienta a nuestro ladolarazon

Sony se reinventa con una patente que busca, selecciona y gestiona dispositivos que puedan compartir energía sin cables.

Bucear por el universo de las patentes recientemente otorgadas es un divertimento extraño, pero una vez que uno se aficiona a él, es difícil dejarlo ir. Y navegando por las diferentes oficinas de patentes, a la caza y captura de faros que echen luz sobre el futuro, a veces uno se encuentra con fuegos fatuos que divierten más de lo que asombran.

Recientemente IBM recibió la patente para un sistema de respuesta automática de correos electrónicos para cuando el usuario no está en la oficina. Sí, eso es algo que existe hace años, quizás décadas, pero nadie lo había patentado hasta ahora. Sería como patentar la rueda, aunque eso ya lo hizo en 2001 el australiano John Keogh (su patente #2001100012 fue revocada unos años después). Apple también ha registrado innovaciones muy extrañas. La de su bicicleta inteligente puede no sorprender tanto como la del bolso... Sí, Apple ha patentado un bolso, el truco es que es en un 60% reciclable. Pero no hay nada de inteligencia en su interior, a menos que lleve un libro. Google tampoco se libra, y ha asombrado (ya en 2012) con un sistema para publicar avisos publicitarios en su buscador según la meteorología: ahora no resulta extraño todas esas recomendaciones de compañías energéticas en plena oleada de frío, ¿no?

Pero luego hay otras empresas que llevan a la oficina algo con un potencial revolucionario. Y Sony lo ha hecho recientemente. Basándose en investigaciones realizadas por James Richard Milne, True Xiong y Charles McCoy, se trata de una tecnología que busca, selecciona y gestiona dispositivos que puedan compartir energía sin cables. Ya no se trata de compartir datos a través de bluetooth o de enviar información codificada por el sistema de Comunicación de Campo Cercano (NFC o Near Field Communication en inglés) que permite que dispositivos móviles se comuniquen con cualquier tipo de hardware como cajeros, cámaras, neveras, etc. Esta tecnología permitiría, según la patente, compartir energía. Del mismo modo que alguien comparte internet con nosotros, en breve sería posible pedir un 10% de batería a quien se sienta a nuestro lado en el tren. Abrimos paréntesis: interesante futuro en el que los camellos trafican con batería, ya que si funciona para recibir, también lo hace para quitar y hackear tecnología no es algo nuevo ni imposible.

Desafortunadamente, la patente no habla de estabilidad o efectividad del sistema, sólo habla de que contamos con la tecnología para hacerlo posible. Lo que sí se puede inferir de su lectura es que el envío de energía wireless consume mucho y dar un 10% puede costar un 30%, así que, ahora mismo puede ser peor el remedio que la enfermedad, pero la veda se ha abierto y en breve muchos otros trabajarán en esto. Hasta que sea efectivo y los cables y cargadores desaparezcan, dejando su lugar a árboles electrónicos que nos carguen el teléfono via «e-fotosíntesis», o amigos que finjan no conocernos para eludir su deber: ¡un poco de batería, que nos conocemos desde parvulario!

Otra patente que promete mucho tiene que ver más con ciberseguridad, pero es igual de útil para quienes hemos hecho de la costumbre de olvidar las contraseñas un auténtico arte. Se trata de un software diseñado por Cheung Yiu-ming, profesor de ciencias de la computación en la Universidad Baptista de Hong Kong. Básicamente es un lector de labios que reconoce las letras, números y palabras que pueden formar un código secreto. Y también identifica el patrón único del movimiento de cada persona, lo que lo convierte en un sistema de doble autenticación. La conjunción de ambos hace que sea mucho más complejo de hackear que otros sistemas y, al mismo tiempo, nos permite recordar con mayor facilidad cualquier contraseña. Es un paso a la biométrica más avanzada que ya están empezando a implementar algunos bancos en sus cajeros automáticos.

Y hablando de olvidos, que levante la mano el que nunca ha extraviado el mando o quien no haya pronunciado la frase: «En esta casa alguien me esconde las llaves». Pues llega Microsoft al rescate. La patente resulta bastante sencilla y por ello muy efectiva. Es lo que casi todos hubiéramos querido de las Google Glasses, sólo que mejor de lo que nos hubiéramos imaginado. En una escena de la película de animación infanti de disney, Toy Story 3, la señora Patata busca desesperadamente su ojo y para saber donde se encuentra, cierra el que lleva puesto. Así logra ver con el otro y deduce su ubicación. Eso es exactamente lo que hace la tecnología patentada por Microsoft. Mediante unas gafas de realidad aumentada se comunica y conecta con todos los dispositivos inteligentes del lugar para identificar objetos reales «enseñándoles» qué estamos buscando.