
Ingeniería
¿Por qué se está hablando de un túnel bajo el Atlántico?
El proyecto que debería unir Estados Unidos y Europa en una hora aproximadamente.

Al igual que los ascensores al espacio, el proyecto de un túnel bajo el Atlántico que una Estados Unidos y Europa, más precisamente Nueva York y Londres, lleva más de un siglo. Nació de la menta de Michel Verne (hijo del reconocido escritor Julio Verne) con su relato Un expreso del futuro, en 1888. Pero luego de la ciencia ficción, llegaría la ciencia de la mano de un pionero de los viajes al espacio: Robert Goddard, responsable del primer cohete de combustible líquido lanzado con éxito.
En 1945, Goddard patentó un sistema de transporte en vacío “a altas velocidades. El objeto general de la presente invención es producir aceleración y desaceleración y evitar la fricción por medios no magnéticos, tales como la aplicación de presión de fluido entre partes relativamente móviles”, señala la patente.
Solo imaginar esta posibilidad es algo que despierta nuestras ganas de viajar: subir a un tren en Madrid y poco más de una hora después salir al otro lado del Atlántico, en la Gran Manzana (en verdad el viaje duraría 54 minutos entre NY y Londres, pero a efectos lúdicos…). ¿Es posible?

En primer lugar, el viaje de 54 minutos requeriría trenes de vacío que viajaran a una velocidad máxima de 8000 km/h. Desafortunadamente, el máximo hipotético que alcanzaría la tecnología actual, gracias al sistema Hyperloop de trenes en vacío, no llegaríamos ni a una cuarta parte: apenas 1.200 km/h.
Suponiendo que desde su partida y hasta su llegada, el tren subatlántico logre mantener esta velocidad todo el tiempo, el viaje intercontinental tomaría poco más de cuatro horas. Ni tan mal, la verdad. El problema es que esos hipotéticos 1.200 km/h siguen siendo una teoría y aún no se ha pasado de los 600 km/h. Aun así, supongamos que logramos sobrepasar el “milenio de los kilómetros”, hay otros obstáculos más complejos que salvar.
Actualmente, el túnel submarino más largo del mundo pertenece al Eurotúnel, que cuenta con una sección submarina de poco menos de 40 km entre Inglaterra y Francia. Para su construcción (no para su diseño o planificación, solo su realización) fueron necesarios seis años, 13.000 trabajadores y unos 16.000 millones de euros actuales. Ahora, solo en cifras, multipliquemos eso por 100…
Pero hay más. Una cosa es el mantenimiento de un túnel de 40 km. con sus posibles salidas de emergencia, alarmas de grietas o desperfectos, monitorización de presión… Y otra es hacerlo en un trayecto de más de 5.000 km.
Hacerlo perforando el lecho marino sería impensable teniendo en cuenta la velocidad actual de las tuneladoras y la profundidad a la que tendrían que operar, estamos hablando de un milenio solo para completar la perforación. La opción más rápida, entonces, sería crear un sistema que sostenga, sea por flotación o por anclaje en el lecho marino, el tubo de vacío por el que viajaría este tren.
Entonces llega la presión. El Eurotunnel alcanza su profundidad máxima a 115 metros, pero en el océano Atlántico esto sería imposible y habría que multiplicar al menos por diez la profundidad… y la presión. El sistema debería ser mucho más resistente de lo que actualmente es posible. Y los obstáculos siguen…
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