Astronomía
¿Qué significa que la NASA haya detectado este brillo en 3I/ATLAS?
Varios satélites de la agencia espacial han señalado el cambio en la luminosidad del cometa. 
Cuando un visitante interestelar pasa fugazmente por nuestro sistema solar, cada destello, cada cambio de luz, puede contarnos algo sobre su origen, su composición y, en última instancia, sobre mundos que pueden parecer muy lejanos. Eso acaba de ocurrir con 3I/ATLAS: se ha observado un brillo repentino mientras “se escondía” detrás del Sol, y el hallazgo plantea importantes preguntas. 
3I/ATLAS no es un cometa cualquiera. Clasificado como “interestelar”, es decir, originario de otro sistema estelar, se desplaza a una velocidad superior a los 210 000 km/h. Su paso cerca del Sol (perihelio) lo convierte en un laboratorio natural para estudiar cómo reaccionan los hielos, los gases volátiles y la radiación en condiciones extremas. Y en ese momento crítico, cuando estaba oculto a los ojos terrestres detrás de nuestro astro rey, algo resaltó: su brillo aumentó de forma notable.
Las imágenes de satélites solares como GOES‑19 y SOHO permitieron seguir al cometa durante su trayectoria oculta y descubrir algunas características. Al aproximarse al Sol, el hielo del núcleo del cometa (agua, dióxido de carbono, otros volátiles) se sublima con fuerza: pasan de sólido a gas, liberando polvo y partículas que aumentan su reflectividad. 
Pero lo más intrigante es que se observó una tonalidad más azulada de lo habitual, lo cual sugiere que no solo se “enciende” por calentamiento, sino que hay emisión de gas ionizado que realza el brillo. 
Ese tipo de comportamiento podría indicar que 3I/ATLAS contiene volátiles o estructuras internas muy diferentes a los cometas “típicos” de nuestro cinturón de Kuiper o del sistema solar exterior.
¿Cuál es la importancia de este hallazgo? Este repentino brillo no es solo un espectáculo visual. Por ejemplo, si un cometa interestelar puede comportarse de modo distinto a los cometas locales, eso abre la puerta a una química y dinámica de cuerpos helados que aún no habíamos considerado.
Al venir de fuera, 3I/ATLAS nos aporta información sobre la formación de planetas, discos protoplanetarios y cuerpos remanentes en otro sistema. Cada sorpresa que muestra es como leer un capítulo desconocido de nuestro universo. 
Finalmente, también nos da información “local”: usar satélites solares para seguir cometas en ocultamiento (detrás del Sol) demuestra que nuestras herramientas pueden capturar lo inesperado. Es un recordatorio de que la astronomía no solo observa lo visible, sino que innova para observar lo oculto. 
Pero aún hay cosas que desconocemos. Aunque el brillo es claro, el “por qué” exacto aún tiene piezas faltantes. Los científicos necesitan determinar la proporción de gases liberados, la masa del cometa (o al menos una aproximación mejor que la actual), los elementos específicos responsables del cambio en la luz y cómo ese comportamiento se compara con otros objetos interestelares, como 2I/Borisov o ʻOumuamua.
Además, 3I/ATLAS comenzará a ser visible nuevamente desde la Tierra tras su ocultamiento. Esto permitirá a telescopios tanto profesionales como aficionados capturar más datos, posiblemente en distintas longitudes de onda, para completar el puzle. 
Cuando observamos un cometa interestelar activándose detrás del Sol, no solo estamos viendo un cuerpo viajero del espacio: estamos atisbando la diversidad del universo y nuestra capacidad para seguirla. Y para hacernos nuevas preguntas. E intentar responderlas. 
