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La técnica de desintoxicación digital que los directores ejecutivos usan en secreto todos los fines de semana

El método, que algunos llaman Sábado Analógico, consiste en apagar el teléfono, guardarlo físicamente y reemplazar la tecnología por herramientas analógicas

La técnica de desintoxicación digital que los directores ejecutivos usan en secreto todos los fines de semana
La técnica de desintoxicación digital que los directores ejecutivos usan en secreto todos los fines de semanaistock

Un número creciente de líderes empresariales está adoptando una práctica que rara vez aparece en sus discursos o entrevistas: una pausa digital estricta de 24 horas. Sin grandes declaraciones ni manifiestos, diseñan una ventana fuera de la red que suele comenzar con el atardecer del viernes y terminar al caer la tarde del sábado. El método, que algunos llaman Sábado Analógico, consiste en apagar el teléfono, guardarlo físicamente y reemplazar la tecnología por herramientas analógicas.

La escena es silenciosa y casi anónima. En un mercado de agricultores, un CEO llega sin el móvil a la vista; conversa con proveedores, observa los productos y evita la pantalla que domina a quienes lo rodean. Antes, había depositado su teléfono en una caja metálica y activado un número de emergencia impreso en una tarjeta. “Del anochecer del viernes al anochecer del sábado, me pongo en modo analógico”, explicó, destacando que no se trata de extremismo, sino de precisión.

Una rutina sin pose, pero con objetivo

Otros fundadores replican este patrón. Tras un exigente ciclo de recaudación, una ejecutiva comenzó a programar una respuesta automática los viernes, apagar el teléfono y guardarlo en una bolsa en la cocina. También imprime una hoja de fin de semana con dos líneas: una tarea para completar y una emoción para experimentar. El resultado: harina en las manos, tinta en el cuaderno y un gráfico de tiempo en pantalla en caída libre durante 24 horas. El lunes, aseguran quienes practican esta técnica, la mente regresa más clara.

La lógica detrás de esta práctica es simple: crear fricción para romper la dependencia digital. Al alejarse de notificaciones y pantallas, la atención se reinicia y el sistema nervioso encuentra un punto neutral. No se trata de renunciar a la tecnología, sino de controlarla. “Mi cerebro deja de zumbar a media mañana. El lunes se siente como una página en blanco, no una alarma de incendio”, afirma un COO que lleva tres años con esta rutina.

Un hábito operativo disfrazado de calma

Para facilitar el método, muchos preparan un kit previo: cuaderno, lecturas impresas, libro físico, dos tareas manuales, café favorito, una caminata planeada, una lista de reproducción descargada y un único número telefónico para emergencias en una tarjeta. También usan relojes analógicos para evitar consultar el móvil.

Aunque pueda sonar suave o casi ritualista, quienes lo practican lo ven como una herramienta operativa. Un cerebro descansado, sostienen, rinde mejor: reuniones más breves, prioridades más claras y decisiones con menos tensión. El objetivo no es desconexión permanente, sino volver el domingo a la tecnología como herramienta, no como impulso automático.

La premisa es sencilla: un límite pequeño, pero firme, permite que el lunes comience sin ruido, con foco y energía renovados. Estas 24 horas sin pantallas no son un lujo reservado a ejecutivos; según quienes lo practican, es una disciplina que cualquiera puede adoptar para recuperar control y claridad.

Puntos clave del método

  • Límite temporal definido: 24 horas, usualmente del viernes al sábado.
  • Fricción intencional: teléfono apagado y guardado físicamente; reloj, papel y materiales impresos como sustitutos.
  • Línea de emergencia única: un número en una tarjeta para situaciones importantes.
  • Actividad tangible: cocinar, caminar, leer, escribir o hacer tareas manuales para anclar el descanso.

La tendencia no se anuncia; se practica en silencio. Pero cada vez más líderes coinciden: a veces, la mayor ventaja competitiva del lunes es haber estado fuera del feed el sábado.