Exploración espacial

Así se quema un satélite al reentrar en la atmósfera terrestre

Se trata de Aeolus y la Agencia Espacial Europea ha publicado imágenes que nunca antes se habían tomado de los últimos instantes de vida de un satélite.

Aeolus/ESA
Últimos instantes de vida del AeolusESAESA

A menudo Agencia Espacial Europea advierten de la caída de diferentes satélites y, aunque rara vez presentan un peligro, se trata de un evento que se sigue con interés, más aún cuando podemos ver el impacto final. En estos casos el peligro se reduce gracias a la velocidad a la que entra en la atmósfera: tan elevada que se desintegra en pequeños fragmentos. Lo que sí es raro es que se publiquen imágenes de los últimos instantes del satélite. Y eso es lo que ha hecho la Agencia Espacial Europea (ESA).

A finales de julio, la Agencia Espacial Europea sacó de órbita su satélite Aeolus, provocando que se quemara espectacularmente en la atmósfera terrestre. Pero a este comunicado le ha sumado el dato de mayor interés: nuevas imágenes de los ardientes momentos finales de Aeolus, lo que confirma el éxito de una maniobra de reentrada nunca antes realizada y, potencialmente, nos brinda una manera efectiva de garantizar que los satélites envejecidos no terminen como peligrosos trozos de basura espacial.

"Normalmente, una vez que una misión entra en la punta de su cohete y el carenado se cierra a su alrededor, es la última vez que esperamos verlo – explica Tommaso Parrinello, director de la misión, en un comunicado -. Con Aeolus estas imágenes son nuestro último adiós a la misión que todos echaremos de menos, pero cuyo legado sigue vivo".

Esta es la inmersión precipitada de tres horas de Aeolus en el abrazo de la Tierra, capturada por la antena del radar de seguimiento e imágenes (TIRA) en Alemania.

Aeolus había estado en órbita durante casi cinco años y había cumplido fielmente su misión de perfilar los vientos de la Tierra. Debido a su baja altitud orbital, cerca de 300 kilómetros de altura, era probable que el satélite se estrellara contra la Tierra sin control en algún momento dentro de los próximos 25 años. En cambio, para desmantelar de forma segura Aeolus, la ESA intentó, y logró, lo que llama un "reingreso asistido, el primero de su tipo".

Utilizando el combustible sobrante del satélite, el control de la misión de la ESA dirigió cuidadosamente a Aeolus para que se quemara en una ruta planificada previamente, sobre una parte remota del Océano Atlántico, un área segura para que cualquier residuo que se deslizara a través de la atmósfera en gran parte ileso pudiera impactar.

Cuando el control de la misión comenzó a ejecutar el plan de reentrada, Aeolus ya había estado cayendo gradualmente de su órbita operativa durante varios días. Mediante ráfagas de encendido de los motores, de treinta a cuarenta minutos, lograron mantener a Aeolus en rumbo hasta agotar por completo las reservas de energía. Esta sería la última comunicación con el satélite.

Con Aeolus ahora fuera de contacto, el equipo de regreso a Tierra necesitaba una confirmación visual de su rumbo final, y para ello utilizaron al radar infrarrojo TIRA que estaba en una posición privilegiada para conseguirla.

"Los operadores de naves espaciales están acostumbrados a dialogar con sus misiones, pero los desechos no pueden hablar – señala la ESA en el comunicado -. Estas observaciones finales confirmaron que el encendido final de Aeolus había ido bien y que el satélite, ahora “muerto”, había entrado en la órbita elíptica esperada".

Aunque el fogonazo final señala la muerte del satélite, el éxito de la reentrada debería ser solo el comienzo de más misiones de desorbitación de este tipo en el futuro. Todo ello con la vista puesta en limpiar el espacio de basura espacial.