Telefonía
Ver la vida por la cámara del móvil
Sólo en un segundo, el servicio de mensajería WhatsApp comparte más de 8.000 fotografías, a todas horas, todos los días del año. Se ha extendido la cultura de que un hecho sin fotografía es como si no hubiese existido.–
Sólo en un segundo, el servicio de mensajería WhatsApp comparte más de 8.000 fotografías, a todas horas, todos los días del año. Se ha extendido la cultura de que un hecho sin fotografía es como si no hubiese existido.
La fotografía es el arte de la añoranza, según definición de Susan Sontag. Sólo cuando una imagen es vista pasado los años recobra su «nuevo» valor. Pero «el contenido ético de las fotografías es frágil», nos advierte. Salvando las que muestran los horrores de los campos de concentración y otras matanzas del siglo XX, que siguen conmoviendo por sí mismas y no por haber sido realizadas hace más de setenta años, los millones –billones, en realidad– de fotografías que se hacen solamente en un año han entrado en el estadio de la «mercancía emocional» que no se conserva en una vieja lata de galletas. El dueño de ese gran almacén volátil es Facebook: guarda en sus ordenadores 140.000 millones de imágenes. Si el retrato era un privilegio de aristócratas, notables y personas que pudieran pagarlo, ahora se ha convertido casi en un suplicio. Mirar, conocer una ciudad, viajar a un país lejano o contemplar un paisaje, tiene poco valor si no es fotografiado. Pero no una vez, sino centenares de veces, miles. Muchas veces ya sólo se mira a través del objetivo del móvil. Estamos acostumbrados a que ante acontecimientos importantes, incluso dramáticos, centenares de personas estén más atentos a su teléfonos. Antes que atender a un herido, hay que inmortalizar la escena. Si la fotografía se ha desarrollado desde la invención del daguerrotipo en 1826, con la aparición de la cámara digital y, sobre todo, con la incorporación de los teléfonos móviles, su crecimiento ha sido exponencial. Desde la invención de la película y el carrete por Kodak a principios del siglo XX y hasta el año 2000, se han llegado a realizar 85.000 millones de fotografías físicas. Actualmente son 380.000 millones. La fotografía analógica no está muerta, pero algo ha cambiado: se ha perdido un oficio, como el de laborante, incluso el de fotógrafo. La autofoto, el «selfie», ha conseguido que el objeto sea siempre el sujeto. ¿Narcisismo? No es una novedad. Baudelaire, que estuvo muy atento a este tema, escribió: «Un Dios vengativo ha escuchado los ruegos del populacho... y desde ese momento nuestra sociedad inmunda se abalanzó como un Narciso a contemplar su imagen trivial». Realizar una fotografía analógica requería estudiarla con cuidado –encuadre, luz, composición...-, porque no se puede errar. Un carrete es limitado –24 ó 36– y no se puede malgastar; en la imagen digital basta con borrar si una imagen no gusta. Se manda a la basura.
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