“La valla” que separa el hambre de la opulencia

Madrid devastado. El reloj de la Puerta del Sol bombardeado. Las cabinas de teléfono en pleno funcionamiento. Ni un solo ruido de motores por las calles. Ricos y pobres. Hambre y sed. Dictadura y agua racionada. Sí, se trata de una ficción. Y no, no está ambientada en la España de la posguerra. «Es una serie que se enfrenta a un momento extraordinario como es el 2045 en España», apunta Unax Ugalde, protagonista de «La Valla» junto a Olivia Molina, Ángela Molina, Abel Folk y Daniel Ibáñez, entre otros. La nueva serie original de Atresmedia Televisión –la produce este Grupo junto a Globomedia y Goodmood–, creada por Daniel Écija, se estrena este domingo en exclusiva en ATRESplayer PREMIUM. Los suscriptores podrán ver la ficción antes de su estreno próximamente en «prime time» en Antena 3.

La serie plantea un ejercicio de imaginación clave para narrar una historia que podría ser bastante real. «La valla» se ambienta en un futuro próximo en España donde, recién acabada una guerra, la cada vez mayor escasez de recursos naturales ha convertido lo que era democracia en un régimen dictatorial. De esta manera, Madrid ha quedado dividida en el Sector 1, donde reside el Gobierno y los privilegiados, y el Sector 2, el resto de la población. La única forma de transitar entre ambos lugares es cruzar la valla que les separa. Siempre y cuando ninguna persona esté infectada de un virus imbatible que amenaza con numerosas muertes. Todo ello se narra a través de «una familia común que tendrá la posibilidad no solo de salvarse a ellos mismos, sino a la nación entera», explica Ugalde, a lo que Olivia Molina añade que «son casi héroes, van descubriendo sus valores y su fortaleza, así como la capacidad de superarse a medida que avanza la historia». Todo ello, con miras a la supervivencia y a recuperar a la hija del protagonista, que ha sido arrebatada a la familia para estudios e intereses del Gobierno.

Ni libertad ni democracia

Explica Molina que, tras cada día de rodaje, «acabábamos emocionalmente tocados con algunas situaciones, sobre todo cuando trabajábamos con niños», continúa, «porque veíamos las injusticias cuando les separaban de sus familias, cosa que está ocurriendo hoy día en la frontera entre Estados Unidos y México». Con esto, ambos actores coinciden en que esta gran apuesta de Atresmedia TV, aún siendo una ficción, «presenta situaciones que podrían ocurrir si seguimos el curso en el que vivimos ahora mismo», poniendo como ejemplo el peligroso cambio climático. «Ha sido una serie muy difícil de rodar, hemos estado en momentos muy extremos, pero creo que el resultado es el que queríamos», explica Ugalde, a lo que Olivia se suma confesando que «hemos pasado por momentos maravillosos pero también muy duros». Para superarlo, la concentración ha sido clave para conseguir un resultado interesante: «Teníamos que construir unos personajes que sí han vivido en libertad y en democracia y, cuando la perdían, debíamos imaginar la fuerza que te da esa falta para luchar por ello», explica Molina.

«Me parece importante que la serie, al menos, mueva cosas y plantee preguntas», expresa la actriz mostrándose satisfecha tras haber trabajado con su madre (Ángela Molina). Asimismo, destaca «la resiliencia de las personas que están ahí, cómo superan las dificultades y las circunstancias, de seguir y no perder nunca el amor o la empatía». Todo ello, en un ambiente de «posguerra con tecnología y con un retroceso social brutal», continúa, «un lugar donde, de pronto, la clase media ha desaparecido y la sociedad está totalmente polarizada, ¿cómo puedes revelarte a eso?», concluye.

Un amor improbable

Unax Ugalde y Olivia Molina interpretan a Hugo y a Julia. El primero es el viudo de la hermana de la segunda, una situación en la que, de repente y de manera irremediable, irrumpe el amor. «Normalmente se espera qué va a ocurrir en la historia de amor de los protagonistas, pero esta vez es al contrario», explica Molina. «Se trata de dos adultos a los que la vida les ha unido para resolver algo importante para ellos y la sociedad y que no pueden enamorarse», continúa, «entonces hemos creado una relación respetuosa aunque, es verdad, que de pronto se ven el uno a otro como dos personas que podrían compartir una vida». Sin embargo, la madurez prevalece.