Estreno

«Des», los ojos vacíos del «asesino amable»

Starzplay emite la biografía de Dennis Nilsen, culpable de al menos doce muertes entre 1978 y 1983

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serie desFotoLa Razón

Los ojos de Dennis Nilsen estaban vacíos cuando a la puerta de su domicilio en el número 23 de Cranley Gardens en el norte de Londres confesó ante la policía que había cometido al menos 15 asesinatos. Lo hizo dentro del coche del inspector jefe Peter Jay, ya que en el piso donde vivía Nilsen no se podía estar por el olor de la putrefacción de sus dos últimas víctimas, desmembradas y ocultas en un armario, salvo una cabeza, que permanecía hervida dentro de una olla en la cocina. Fue el propio inquilino el que denunció que sus cañerías estaban atascadas por lo que luego se supo que eran restos humanos. La cadena británica ITV estrenó a finales de 2020 la serie de «True crime» «Des», que narra el descubrimiento del «asesino amable» y cuenta desde tres puntos de vista, el propio Nilsen interpretado por David Tennant, el inspector jefe Peter Jay (Daniel Mays) y el biógrafo de Des, Brian Masters (Jason Watkins), cómo se conmocionó la sociedad británica por la ola de asesinatos cometida por Nilsen entre 1978 y 1983.

Hombre tranquilo

Dennis Nilsen era un «hombre tranquilo» que a primera vista era inofensivo, pero que durante los interrogatorios y el juicio posterior se mostraría impasible e insensible incluso contando los detalles más escabrosos de episodios necrófilos y asesinatos de hombres y niños realizados con cables de auriculares y corbatas. El actor David Tennant, escocés como Nilsen, eleva la interpretación al límite de la desesperación y el asco cuando relata sin emoción cómo contactaba con hombres sin hogar y sin recursos en los pubs del Soho londinense y los invitaba a su casa para tomar una última copa de la que nunca se despertaban. Cómo tras estrangularlos, les desnudaba y les bañaba para sentarles junto a él para ver la televisión, a veces durante días.

Olor a neumáticos

En su primera residencia, en el 195 de Melrose Avenue, este ex policía metropolitano quemaba los cuerpos en su jardín mezclados con neumáticos para disimular el olor, mientras que en el piso donde se le detuvo, los restos de sus víctimas acababan enterrados debajo del suelo en bolsas de basura negras.

La serie está contada sin pretensiones ni artificios, rodeada del humo de miles de cigarrillos que asesino y policías consumen sin descanso y en la que los diálogos son el verdadero artífice de la narración. La estética del Londres de finales de principios de los años 80 está recreada con maestría e incluso intercala imágenes reales de la detención de Dennis Nilsen.

Punto y aparte son necesarios en las interpretaciones de sus protagonistas. Las caras de asombro y asco de los policías del caso, como la del inspector Peter Jay, la influencia que va causando la figura del asesino en todos ellos, una mezcla de desesperación y de ansiedad que deja al espectador sin respiración hasta casi el final de los tres episodios de poco más de tres horas de duración en total. Sus actitudes pasan rápidamente del triunfo al fracaso cuando descubren que todo en la mente de Des había sido premeditado; no sólo los asesinatos, sino también la detención, las declaraciones, el juicio y cada una de sus palabras.

David Tennant, al que conocemos por interpretar a un histriónico «Doctor Who» realiza una labor titánica al enfrentarse al personaje de Nilsen. Sus ojos reflejan ese vacío moral en cada plano, su pelo se mantiene inamovible durante toda la serie y sus gestos al fumar y los rasgos de su cara están calculados al milímetro y provocan una inquietud durante todo el metraje. En ese punto merece la pena disfrutar de la versión original donde con maestría controla el acento, las pausas dramáticas y una respiración que a veces resulta desesperante.

La figura del biógrafo, cuya obra «Killing for company» es el origen de la serie, atraviesa por un proceso vital que parte de una inocencia contagiosa, a un terror que se va apoderando de sus escenas y que desemboca en un descrédito al descubrirse cómo una marioneta más en manos de Nilsen y que gracias a sus engaños casi pudo salir indemne de sus crímenes.

«Des» es una serie redonda, narrada con sobriedad británica, que consigue desencajar a cualquier espectador, provocando todo tipo de reacciones sobre lo abyecto del ser humano y que recoge la mejor definición de un asesino tan despiadado como Dennis Nilsen: «Era como su casa: por fuera era normal, pero al entrar en su interior se descubre que algo no huele bien». Como explicó David Tennant en una reciente entrevista, «menos mal que Dennis Nilsen está muerto cuando se estrenó la serie”. Le habría encantado ser, una vez más, el protagonista.

Sorpresas en su autobiografía

Pues resulta que Dennis Nilsen sigue incordiando después de muerto. Una reciente autobiografía escrita por el mismo y redactada por Mark Austin, y que está a punto de publicarse, ha levantado viejas heridas entre los parientes de sus víctimas, que lo han descrito como «una bofetada en la cara». En las páginas de «History of a Drowning Boy» se recogen 6.000 páginas de notas escritas durante su internamiento en la cárcel de Full Sutton y cumplió cadena perpetua hasta su muerte en 2018. «Es como si todavía se estuviera riendo de nosotros desde el más allá», declaró un amigo cercano de una familia en duelo. En las páginas Nilsen confiesa un ataque sexual a un soldado borracho ya en 1968 y el estrangulamiento de, al menos, dos hombres más.