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Sentarse frente a «Mythic Quest», la fantástica comedia de la que AppleTV+ estrena este viernes 7 de mayo su segunda temporada, es hacerlo frente a una de las ficciones más en forma del panorama internacional. La serie creada por Charlie Day («Colgados en Filadelfia»), Megan Ganz («Modern Family») y Rob McElhenney —que también la protagoniza—, aborda el humor de oficina desde la perspectiva de la industria de los videojuegos, y lo hace sin miedo a mojarse en cuanto a machismo, falsa cultura del esfuerzo o explotación laboral se refiere: «No estamos aquí para consentir a nadie», explica sobre su creación McElhenney a la pregunta de LA RAZÓN desde su casa de Los Angeles.
Y sigue, sobre ese Ian al que da vida y que se mueve con soltura como genio y como cretino: «Queríamos crear una serie lo más fiel a la realidad, sin renunciar por ello a la comedia. Sería estúpido representar todos los aspectos positivos de esta industria sin pasar por los negativos», añade.
«Queda claro que no queremos hacer humor de ello, sino con ello. En muchos sentidos es también una oda a esa cultura, a ese amor que todos le hemos tenido a un videojuego en concreto», le refrenda su compañera en el reparto, Charlotte Nicdao, que interpreta a la desarrolladora y técnica que tiene que hacer aterrizar las ideas de su jefe, por estúpidas que sean: «Pese a reflejar un ambiente que sería bastante tóxico en la realidad, creo que la serie logra que conectes con ese espíritu de superación y de ser mejores personas que, en el fondo, hay en todos los personajes», explica entre risas antes de que McElhenney la complemente: «Mi personaje no, simplemente es abusivo y no debería tolerarse que existiera nadie así».
Danny Pudi, al que pudimos ver antes en una prima hermana de «Mythic Quest» como es «Community», opina que «el espíritu del proyecto nace de la alegría y de esa sensación de calidez y cercanía que transmiten los personajes». «También creo que las capas de la serie», continúa Pudi, «y el cómo pasamos de una escena de pelea medieval a una discusión sobre si debe haber o no apuestas en el juego o una reunión creativa sobre mercadotecnica aportan mucho a la profundidad de lo que la gente está viendo».
Acostumbrado a papeles de paria o inadaptado social, Pudy se convierte aquí en un «tiburón de oficina» y junto al personaje de Jessi Ennis («Better Call Saul»), su becaria en la ficción, centran sus esfuerzos de la segunda temporada en demostrar quién es el alfa del espacio laboral: «Más allá de nuestro trabajo, me parece que el punto fuerte de la serie pasa por los guiones, que nos dan un punto de partida excelente desde el que hacer crecer nuestros personajes. El ambiente, al contrario de lo que mostramos en la oficina de la serie, es muy colaborativo y todo el mundo está de buen humor», confiesa la actriz.
Una de las responsables de ese guion, en ese híbrido que la serie de Apple reserva para que los actores den vida a los personajes que ellos mismos han creado, es Ashly Burch («Life Is Strange»), que ha trabajado como creativa y actriz de doblaje en la industria del videojuego desde hace más de una década y que ahora entiende su criatura como una especie de epítome con anabolizantes de la cultura de lo «gamer»: «Mi Rachel tiene mucho de mí, pero también de toda una generación de jugadores, la mayoría ’'millennials’', que han ido viendo cómo crecía el mundillo que tanto nos gusta». Ese nicho, en más ocasiones de las que sería preferible, ha tenido que lidiar en el mundo real con su propia expansión y con la homofobia o el sexismo que denuncia desde la comedia su personaje en la serie: «Es un orgullo que la única relación romántica de la serie sea entre dos mujeres homosexuales y que ello tampoco las defina unívocamente como personajes. Eso le quita presión y lo hace todo mucho más dulce», opina.
La segunda temporada de «Mythic Quest», de la que tuvimos una pequeña muestra en «Everlight», el episodio puente con la primera tanda, promete una exploración más profunda de las personalidades de los personajes, con Ian y Poppy como co-directores, pero siempre desde el formato de la media hora corta que sube al corazón a un carrusel de amor, amistad y ternura. Desafíos como el de la nueva expansión a la que someterán al juego que da nombre a la serie o la oscura vida personal del personaje de McElhenney pondrán la temporada en un glorioso “cliffhanger” final.