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El autismo de Josh Thomas protagoniza «Todo va a ir bien»
La plataforma estrena esta semana la primera temporada de la segunda serie semi autobiográfica del cómico australiano
La tragedia vestida de comedia es muy gratificante, porque no permite que uno abandone del todo la confianza en la humanidad, a pesar de los personajes, reales o ficticios, que pululan por ahí. Por eso «Todo va a ir bien», a parte de una manida frase para tranquilizar a los desconsolados, es una serie muy acertada. No en vano ha sido creada, y está dirigida y protagonizada por Josh Thomas, el cómico australiano, niño prodigio que a los 17 años se convirtió en la persona más joven en ganar el Festival Internacional de Comedia de Melbourne. Luego llegó su salto a la televisión con «Please Like Me», donde interpreta a un veinteañero que se da cuenta de que es gay cuando le deja su novia, se liga a un atractivo chico y se muda con su madre con tendencias suicidas. Ahí tenemos tragicomedia.
Ahora Thomas se ha atrevido a ir un paso más allá y Movistar + estrenó esta semana «Todo va a ir bien», también serie semi autobiográfica de su creador, que narra la encrucijada del australiano Nicholas (Josh Thomas), un veinteañero independiente (y entomólogo) que se queda a cargo de sus dos hermanastras estadounidenses tras la muerte de su padre. Nicholas pasa entonces a convertirse en el improvisado tutor legal de las adolescentes: Matilda (Kayla Cromer), una chica en el espectro autista que se prepara para la universidad, y Genevieve (Maeve Press), una niña ingeniosa y mordaz que se resiste a aceptar lo que la pubertad le tiene preparado. Ellas, por su parte, tendrán que lidiar no solo con una pérdida devastadora sino con la realidad de que su hermano neurótico es todo lo que tienen. Pero, ¿qué es lo que hace especial a esta serie? Sinceramente todo es raro en su planteamiento y en su ejecución. Su primer capítulo recuerda tanto a «Un funeral de muerte» que la hilaridad es incontenible a la vez que irreverente. Después están las brillantes actuaciones: con un Josh Thomas que también podría haber sido una elocuente y gay voz en off, que ayudara a sus dos hermanas, que aún estereotipadas son una delicia. La actriz Kayla Cromer no sólo es la primera intérprete con trastorno del espectro autista (TEA) que hace de eso mismo en una serie americana, si no que lo hace de una manera brillante, de tal manera que no invoca a la incomodidad y sí a la ternura, la sorpresa y la carcajada. Su hermana pequeña cuyo papel desempeña la también cómica de Stand Up (Monólogos) Maeve Press, ejemplifica perfectamente las dudas adolescentes y es el contrapunto a todo el histrionismo que rodea a la serie.
En pandemia
Es cierto que Thomas peca de buenismo, de escenas de amor fraternal y de tocar temas muy de moda e «indies» como las enfermedades mentales, la vida en pareja, la homosexualidad, la amistad, el control de los padres, la frustración en la búsqueda del amor, etc, pero también juega la preciada baza del humor agridulce y cierta perversión por parte de los personajes que aliñan con sinceridad lo descarnado de la realidad.
Sus capítulos de tan solo 20 minutos convierten a «Todo va a ir bien» en un canapé de buen gusto que sólo está esperando a tener una tercera temporada, porque la segunda ha tenido su propia explosión, ya que se centró en el desarrollo de la vida de los protagonistas en pandemia con resultados desiguales (que se lo digan al ceviche). Y puestos a introducir novedades, la serie carga con más del 50% de los intérpretes autistas de la industria y es la primera en añadir la A de LGTBIQA+. La serie se podrá disfrutar en dos partes, ya que los primeros diez capítulos se estrenan cada viernes de junio, mientras que la segunda entrega llegará a lo largo del verano. La serie también juega con la idea más que evidente de que Nicholas no sólo es neurótico, si no que podría compartir con sus hermanas algún rasgo más cercano al TEA, y que explicaría por qué se comporta así. Si Josh Tomas ha confesado su autismo... lean entre líneas.
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