Estreno

La interminable maldición de la momia de Eva Perón

Disney + acaba de estrenar «Santa Evita», serie producida por Salma Hayek sobre el surrealista viaje del cuerpo embalsamado

Natalia Oreiro realiza un impecable retrato del carácter de la líder argentina
Natalia Oreiro realiza un impecable retrato del carácter de la líder argentinaGEMELOSphotographyDisney +

Eva María Duarte, más conocida como Eva Perón o Evita, es todo un símbolo en Argentina como primera dama tras casarse con Juan Domingo Perón, pero la Historia ha demostrado que la actriz lo fue en vida algo menos que tras morir el 26 de julio de 1952 de un cáncer de cuello uterino a los 33 años. Convertida en un símbolo para el pueblo, su legado continúa aún hoy vigente en la figura de su cuerpo, embalsamado para darle sepultura en un mausoleo que nunca se construyó, y el rapto de su momia durante 16 años. Así lo demuestra el estreno en Disney + de «Santa Evita», la serie de siete episodios bajo la marca Star, basada en el bestseller homónimo del escritor argentino Tomás Eloy Martínez y que demuestra la historia de un cuerpo sin tumba.

La trama es turbadora y angustiosa y se centra en lo que sucedió tras morir Evita, pero con diversos flashbacks a su historia de amor con Perón y la investigación periodística y ficticia que culminó con la devolución de su cuerpo embalsamado a Argentina. Parte del éxito de la serie es de la adaptación del libro hecha por Marcela Guerty y Pamela Rementería. El director de «Santa Evita», Alejandro Maci, explicó a LA RAZÓN, su labor «que tiene que ver con la escenificación del concepto y la toma de decisiones gigantesca» que hubo que hacer, ya que la serie «compromete distintos periodos históricos, componentes políticos y la desmitificación». Narrada como si fuera un thriller, la ficción «enloquece porque hay un personaje que sigue actuando como vivo, aún muerto». La presencia de Evita embalsamada se nos hace extrañamente familiar y toda la acción discurre a su alrededor, incluyendo –relata Maci– «vínculos entre personajes, contiendas de poder, rivalidad y odio. Se trata de una historia totalmente verídica», pero en ningún caso buscan «una exposición histórica o docente». A pesar de su fiel reflejo de una realidad y que «es una novela sobre una aberración histórica que sí sucedió», la pretensión de todo el equipo es «atravesar la pantalla, convocar al espectador e invitarlo a vivir la psicosis de este relato».

A ello contribuye un destacado elenco que le aporta crudeza al relato, encabezado por Natalia Oreiro (Eva Perón), con una impecable puesta en escena de la ídolo del pueblo, la esposa y la enferma; Ernesto Alterio, como el enfermo de amor y odio coronel Moori Koenig y Francesc Orella, como el sufrido embalsamador doctor Pedro Ara. Completan el reparto Diego Velázquez (Mariano Vázquez) y Darío Grandinetti como Juan Domingo Perón. Subyace, según Alejandro Maci, «lo que puede suceder con un ser humano que pierde una oportunidad y no puede metabolizar la falta. Lo más interesante de «Santa Evita» para mí es que podría haber sido una historia alucinatoria y no lo es. Viene por el lado del fetichismo, clínicamente hablando: Esa muñeca se convierte en una mujer que se disputan muchos hombres cuando ya no está».

La relevancia de Eva Perón es innegable, porque como pone de manifiesto el director de la serie: «Eva atraviesa la Argentina aún hoy: una mujer de extremo talento, adelantada a su época y hasta sus máximos detractores no pueden menos que apreciar sus virtudes: murió a los 33 años, es decir, una niña; duró nada y hoy Argentina está empapelada con su foto». Pero también aclara que «esa no es la historia de ‘’Santa Evita’'. El relato aquí es el de una perversa pasión que despierta la presencia del que no está».

La serie, llena de capas narrativas, acaba por enseñar lo más desconocido de esta mujer «de la que todos los hombres quieren ser dueños». Todo huele a la maldición de todo el que se acerca a su cuerpo momificado, como explica Maci: «Hay un elemento gótico en eso: quien se acerque a ese cuerpo quedará marcado, afectado o muerto».