Entrevista

Augusto César Lendoiro: «Jesús Gil era un presidente a borbotones; no podías pararlo»

El expresidente del Deportivo de La Coruña participa en la docuserie «La Liga de los hombres extraordinarios» que acaba de estrenar Movistar Plus+

Augusto César Lendoiro, ex presidente del Deportivo de La Coruña.
Augusto César Lendoiro, ex presidente del Deportivo de La Coruña.Movistar Plus +

Augusto César Lendoiro abandonó la presidencia del Deportivo de la Coruña en 2014, tras 25 años en el cargo. Ahora participa junto a otros ex presidentes de la docuserie sobre la cultura del «pelotazo» de los 90, «La Liga de los hombres extraordinarios» que ha estrenado Movistar Plus+.

¿Hay diferencias entre quien mandaba en el fútbol en los 90 y ahora?

Había sustanciales diferencias con el momento actual. Por ejemplo, había una serie de clubes que dependíamos, de forma especial el Deportivo, de lo que pensasen los accionistas. Teníamos veintitantos mil, todos muy pequeñitos. Nadie podía tener más del 1%. Después había otros clubes que no llegaban a esos niveles, pero que también dependían en buena parte de los accionistas. Después, clubes donde dominaban la situación tres, cuatro o cinco personas, con lo cual en un momento determinado si se ponían de acuerdo podía haber un cambio importante en la dirección del club. Y después los que eran propiedad de una sola persona, el caso concreto de históricos como Athletic Club y Osasuna, que eran clubes, no eran ya sociedades anónimas. Pues el Deportivo ha pasado a depender exclusivamente de un solo socio que tiene como el 80 y tantos por ciento. Por lo tanto, el sentimiento le ha quedado simplemente a los aficionados, porque muchos de los propietarios de los clubes, no pueden tener otro sentimiento nada más que el que puede venir derivado de la propiedad, de que hay un interés en que las cosas vayan bien. Por ejemplo, en el caso de los asturianos, ni se han criado en Asturias. O son extranjeros de Singapur, como en Valencia o en el Espanyol. Entonces, el sentimiento ha quedado limitado en realidad a lo que es la afición, que en cambio no manda nada.

En el segundo episodio del documental se habla del machismo en el fútbol y ahora está en alza el fútbol femenino...

Una cosa que sí que me extrañó muchísimo que se produjese en su momento era, por ejemplo, que en el palco del Athletic Club no estaba permitido que fuesen mujeres y después, en cambio, el Athletic llegó a tener una presidenta mujer. Y se ha pasado después a un lanzamiento fuerte del fútbol femenino. Si lo quieren, como es ya un fútbol profesional, están engañando con esa profesionalización, en el fondo no deja de ser ficticia, porque se les está engañando con salarios que no pasan de los 1.100 o 1.200 euros; es raro que se llegue a los 1.500. No se puede ser profesional porque muchas de las niñas y de las jóvenes que se dedican profesionalmente por esos salarios al mundo del fútbol femenino, se darán cuenta a los 30-35 años que abandonarán el fútbol profesional y no tienen otro modus vivendi. Si quieren que el fútbol femenino sea verdaderamente profesional, como mínimo, tienen que poner los salarios de las jugadoras en un nivel como puede ser el que se le exige en la tercera categoría del fútbol español.

¿Le han pedido que vuelva al Deportivo?

Me lo pide muchísima gente sobre todo de la calle. Somos 25.000 accionistas donde hay 24.999 que no damos ni tabaco y hay uno que lo que diga va a misa. Ese el grave problema que tiene en general el fútbol, que de nada vale, por ejemplo, lo que estábamos observando tantas veces en Valencia, que la gente se manifieste a favor o en contra de una directiva de forma abierta y pidiendo la dimisión y tal. Pero no tiene fuerza legal. Cuando hay un propietario hay que aceptarlo porque legalmente es así.

¿Qué recuerdo guarda del resto de presidentes?

Son gente súper especial, todos y cada uno de ellos. Jesús Gil era un presidente a borbotones. No podías pararlo. Manolo Lopera no lo cazabas en una; las paraba todas. Juan José Hidalgo, Marcos Eguizábal, el viejo Pikolín... El fenómeno que era Pepe Fouto: como la reencarnación de los conquistadores, extremeños. Ramón Mendoza, que debía jugar de extremo izquierdo porque tenía negocios con la URSS... Paco Roig no podías dejarlo solo ni un minuto, coño, que te la montaba. Gente espectacular.

Usted era el más normal...

Bastante normal comparando con los demás, pero sobre todo yo era al que más le gustaba el fútbol. Yo aprendí a leer en un «Marca». A los 15 años ya era presidente de un club de fútbol infantil que está ya por los 60 años largos. Era un loco del fútbol comparado con los demás, que eran grandes empresarios.