Estreno

El comisario Villarejo mató al Windsor con una cerilla

Dmax estrena este domingo esta serie documental a modo de «Cluedo» sobre los misterios del incendio más famoso de España

Vista aérea del corazón financiero de Madrid con el edificio Windsor todavía humeante tras ser arrasado por un incendio
Vista aérea del corazón financiero de Madrid con el edificio Windsor todavía humeante tras ser arrasado por un incendio Paco CamposAgencia EFE

Ala altura de la plaza de Cuatro Caminos de Madrid, el aire y el suelo comenzaron a llenarse de una nieve grisácea que resultó ser ceniza: la noche del sábado 12 de febrero de 2005 ardían los 106 metros del Edificio Windsor y cientos de madrileños seguíamos, presencialmente o por televisión, la escena en shock. Han pasado 18 años y siguen abiertos demasiados interrogantes para dejar pasar la pieza audiovisual. Coincidiendo con el aniversario, Dmax estrena este 12 de febrero «La maldición del Windsor»: cuatro capítulos con testimonios de bomberos que participaron en las tareas de extinción, políticos madrileños, periodistas que cubrieron la noticia y empresarios y arquitectos responsables de su construcción. Una producción original de Discovery que estará disponible al completo en HBO Max.

«A Producciones del Barrio, al margen de los programas de «Salvados» y «Lo de Évole», es relativamente reciente. Empezamos a explorar historias reales de este país que nos parecía que tenían ingredientes interesantes y por explorar: buenas historias», explica a LA RAZÓN Victor Morilla, productor ejecutivo y responsable de argumento y desarrollo del proyecto. Para él, en torno a la Torre Windsor «como si fuese por sedimentación de capa, se había ido creando un relato y van añadiéndose pistas sobre algo no resuelto y eso ya era un punto de partida muy bueno», ya que para la productora las mejores historias son, sobre todo, «las que plantean muchas preguntas». Así irán desgranando las distintas hipótesis como si de universos paralelos se tratase. Sumar «lo escaso de la explicación oficial, cuando además se le sumó esta aparición del personaje que faltaba, que era Villarejo. Y cuando después vimos que además el edificio tenía una historia paralela muy interesante que hablaba sobre este país, que es la historia de la saga, los Raizabal fue el añadido que nos convenció para decir aquí hay un buen relato en forma de thriller, pero también de retrato social de este país».

El director y guionista Raül Calàbria apunta a que lo que veremos en «La maldición del Windsor», «una sucesión de hechos inconexos que no tiene relación entre ellos. Y ese fue el gran trabajo de guion: cómo hacer que esto corra. Al final esto fluye y no es simplemente una concatenación». Los enlaces entre los posibles protagonistas de este «Cluedo» también permite algo de humor en su metraje, como explica Calàbria, «manteniendo la rigurosidad siempre. No nos permitimos el lujo de decir nada porque sí. Es el truco para no caer el sensacionalismo». Pero es difícil cuando hay tantas variables sin respuestas, aún hoy. Víctor Morilla confiesa que enseguida vieron que había algo de True Crime o «Cluedo» clásico o una novela de misterio: «Es un género en el que al espectador se le invita a jugar a esto. Una novela de Agatha Christie es un juego en el cual te van mostrando pistas y sospechosos inmóviles para que tú intentas ver si aciertas y si adivinas. Y el Windsor es exactamente eso».

Pero el muerto dificulta la resolución según Morilla, porque «el cadáver o la víctima es un edificio y a partir de ahí tienes todos los personajes que se despliegan. En una novela de misterio. Tienes detectives. Hay testigos. Hay que buscar a quién le interesa que esto suceda. Es tan perfecta la acción, que no hay ni víctimas».

Así que quizá la maldición del edificio esté en no llegar a saber nada nunca: «Eso lo que la convierte en legendaria la historia; abierta permanentemente a múltiples interpretaciones». Cojan el tablero, las cartas con los protagonistas y la escena del piso 21 de la Torre Windsor: y ahora adivine.