
Entrevista
Raúl Cimas: «El humor es el objetivo, no un papel para envolver las críticas o los insultos»
Ocasionalmente actor, hablamos con él de la segunda entrega de «Poquita fe» de Movistar Plus+ y de los límites del humor

Raúl Cimas (Albacete, 1976) ha alcanzado su apellido en el universo del humor participando en proyectos muy variopintos. En 2023 triunfaría junto a Esperanza Pedreño formando la pareja de José Ramón y Berta en «Poquita Fé» de Movistar Plus. Le entrevistamos en el Festival de Televisión de Vitoria-Gasteiz (FesTVal) para hablar del estreno de la segunda temporada de esta comedia creada por Pepón Montero y Juan Maidagán.
¿Conoce a algún José Ramón?
Claro, sí. Lo mejor que nos puede pasar a alguien a la hora de afrontar un trabajo de actor, es que también haya mucho de ti, eso te facilita mucho. Entonces, no solo conozco a José Ramón, sino que hay un porcentaje grande del personaje que no tengo que investigar muy fuera de mi frontera.
¿Qué parte has aportado?
Solo puse la riñonera y daba un montón de problemas para el racord y para el sonido, así que ya no voy a aportar absolutamente nada más a la serie.
¿Cuánto hay de improvisación?
Alguna palabra hemos podido cambiar, pero esta es una serie en la que hay frases y escenas muy cortas. Tú contestas muchas veces lo que otro ha dicho en otra escena o le terminas la frase, entonces tampoco da mucho margen a que vayas a cambiar nada. Aparte de que estos guiones son casi de montaje ya. Con escenas tan cortas, al final siempre es más difícil, porque cuando llegas a la escena, si la escena consiste en decir: «Bueno, ¿qué tal? Corten». Mueve todos los focos, vete a cambiarte... No da para mucho más. Las escenas cortas sí que hacen que el proceso de ir cambiando los focos y montando el set siguiente se coma gran parte de la sesión. Hay muchas maneras de trabajar y todas son válidas. Otras veces, en otros proyectos, he ido ahí a hacer un personaje casi que no estaba. Hoy hablaban de los personajes secundarios, que a mí me encanta hacerlos en el cine. Son más divertidos que un protagonista. Un protagonista tiene menos margen para jugar, porque lleva el peso de la historia.
¿Ahí se puede cagar?
No te queda otra; el secundario suele tener más manga. Hay veces que vas a otra producción que dicen: «Tenemos aquí un personaje que no está muy definido y hemos pensado que a lo mejor tú le puedes dar tu toque». Y ese día trabajas así. Pero en este caso no es así.
Pero la gente, cuando va a buscarle, sabe perfectamente lo que puede aportar a una serie.
Yo creo que sí. Tampoco soy una persona que se vuelva loca porque le ofrezcan otra cosa; me gusta también esto. No soy de esos que dice: «A ver si me dan un dramón y un Oscar».
¿Por qué dijo que sí por primera vez?
Nosotros hicimos un piloto hace 12 años. Entonces, no es que yo haya dicho que sí, es que es una serie que intentamos hacer hace mucho. De primeras no conseguimos venderla en aquel piloto y luego ellos, los creadores, Pepón y Juanito, a la vista de que les ofrecieran alguna otra serie, pues dijeron: «Nosotros seguimos empeñados en que está la buena».
Había que esperar el momento adecuado, entonces.
Sí. Luego, con el tiempo, creo que no sientan a todos muy bien esas arrugas que hemos ganado. Molan todos los personajes mucho más 10 años después del piloto. Yo iba en el paquete.
¿Cómo es trabajar con Esperanza Pedreño?
Es una pena que no esté aquí porque es muy divertida y es una gran compañera. Es que estoy tan tranquilo. Porque se le cae la risa de la bolsa. Es graciosa y da ternura. Esa es la mezcla para mí perfecta del humor, alguien que te transmite ternura y te hace reír también.
Los momentos juntos, ¿es difícil mantener el tipo?
Sí, ya hay momentos en que nos puede la risa. Además, es que los personajes en esta temporada en concreto sufren mucho. La temporada pasada tenía el encanto de que casi no pasaba nada. Pero en esta ocasión viven una aventura muy jodida. Duermen poco y van a peor.
Duermen poco, pero por buenas razones...
Sí, bueno, pero a nadie le gusta dormir con los suegros, ni mucho menos con estos que se pegan, con ese nivel de estrés y otra vez la crisis. Nosotros teníamos que estar serios y jodidos, y que nos pusieran ojeras.
¿En qué tiene Raúl Cimas «Poquita Fe»?
En la humanidad.
¿El humor tiene límites?
Me gusta que los haya, pero no es en el humor en sí, sino en la relación que se establece con la otra persona o con el público. Yo procuro dejar muy claro que estoy de broma. Esto, que es muy evidente, no siempre pasa. A mí me gusta que el humor sea el objetivo. No un papel con el que envuelves una crítica o un insulto. Si sentamos tú y yo unas bases de que estamos de cachondeo, entra todo. Si es «estoy hablando en serio, pero utilizo un poco el humor». Eso para mí no es humor. Es otra cosa. No es malo tampoco.
Esta serie debería ser diaria.
Me matas.
La gente ha disfrutado tanto que le gustaría sentarse todos los días a ver un capitulillo.
Hay cosas que lo mejor es en pequeñas dosis. Esto lo escriben dos personas y ellos mismos se entienden. Eso ya condiciona. A mí también me gustaría, pero díselo a ellos; verás cómo te van a poner otra cara.
✕
Accede a tu cuenta para comentar