
Investigación
Así operaba la célula yihadista que lideraba un joven de 22 años
El detenido, que ya está procesado en la Audiencia Nacional, llegó a impartir sermones en la mezquita de Fuensalida (Toledo)
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Un joven de solo 22 años, natural de la localidad toledana de Fuensalida, espera, en prisión provisional, que la Audiencia Nacional (AN) decida si lo manda al banquillo acusado de un delito de terrorismo yihadista.
Ali Blida Bouzelmad fue procesado este pasado septiembre por el Juzgado Central de Instrucción número 2 de la AN como uno de los dos líderes de una «célula estable, coordinada y cohesionada», compuesta por varios jóvenes «intensamente radicalizados». Su cuartel general era el «entorno de la mezquita» de su pueblo castellano-manchego.
Blida, junto a sus subalternos, se dedicó a «captar adeptos, especialmente jóvenes magrebíes» y adoctrinarles en el yihadismo tanto en persona como a través de Internet. La consigna era clara, como ratificó el magistrado Ismael Moreno en su auto de procesamiento: «Llevar a cabo la yihad belicista contra Occidente, justificando acciones violentas y compartiendo material que incita a la perpetración de atentados suicidas, en línea con postulados del Daesh».
Ataques al Bernabéu y el Metropolitano
Pero todo empezó para él con el consumo «profuso» de los vídeos de un clérigo islámico que cumple prisión desde 2006 en Arabia Saudí, dada la radicalidad de sus sermones. Hablamos de Khalid Al-Rasheed y en sus mensajes, hacía constantes llamamientos a los musulmanes de todo el mundo para sumarse a la yihad en Irak y que las naciones árabes declarasen la guerra a Occidente.
De ahí, pasó a emitir publicaciones tan escalofriantes. Como una que se encuadra en una campaña mediática que fue difundida por la organización terrorista Daesh en abril de 2024 en la que se alentaba a los «lobos solitarios» (terroristas individuales) a atentar contra estadios de fútbol durante la celebración de partidos de la Champions League. Entre los señalados en la publicación estaban tanto el Santiago Bernabéu como el Metropolitano.
Entre el material probatorio que figura en el sumario del caso, al que ha tenido acceso en primicia LA RAZÓN, figuran varios vídeos en los que Blida, y otros dos de sus colaboradores más afines, «se muestran críticos con aspectos cotidianos de Occidente», y defienden cumplir con la prohibición de mantener amistades, compartir mesa o, simplemente, dirigirse a otros que no profesen el Islam.
Adoctrinamiento en nombre de Allá
«No tendrás fe en Allá hasta que te enemistes con los que están contra Allá, aunque se trate de tus hijos, padres o familiares», se dice en una de las grabaciones. Los perfiles que mantenían en redes sociales se dedicaban también a defender la «pureza del Islam», lo que implicaba el rechazo la navidad o la emisión de mensajes contra el colectivo LGTBI.
Para poder llevar a cabo sus planes, de difundir su ideario yihadista, Baldi trató de «ocupar una posición de relevancia dentro de la comunidad islámica de Fuensalida». En el templo local tuvo la oportunidad, incluso, de impartir «de manera esporádica» sermones con los que aleccionaba a terceros de la comunidad.
Una tarea que completaba –según las conclusiones de la instrucción– con la entrega de archivos informáticos sobre la yihad. Baldi logró convertirse en un líder «notorio» sobre un grupo llamado «los musulmanes» y en el que el ahora procesado actuaba «a semejanza de algún sheikh» (erudito de la religión).
"Si muero, será por lo que más me gusta"
Se dedicaba, fundamentalmente, a «dar consejos y explicar la forma de actuar de lo que se consideraría un buen musulmán por parte de la corriente más rigorista del Islam». En este sentido, compartió multitud de vídeos y enlaces en el chat del grupo. A modo de ejemplo, llama la atención del instructor uno en que se hace alusión a los «enemigos» que luchan contra el credo islámico a nivel mundial.
El otro joven que ha sido procesado en este caso tiene 23 años. y se llama Salaheddine Gharrabi. Sobre él ejerció su influencia el considerado como cabecilla de la célula y así quedó reflejado hasta en las conversaciones que mantenía con su expareja. A ella le mostró, de manera clara, su disposición de morir mártir. «Si me muero, me habré muerto por lo que más me gusta», le dijo. En otra llamada telefónica captada por la Policía, exterioriza a terceras personas su deseo de ser «un soldado de Alá».
Ha quedado evidenciado que Ghabarri puso todo su empeño en ello. Empezó a «capacitarse físicamente» a través del entrenamiento físico como «muyahidín». Ese proceso de preparación lo mostraba públicamente, sin reparos. Con la publicación de «composiciones motivadoras en redes practicando ejercicio, acompañadas de nasheeds (cantos populares) yihadistas belicistas».
Esta autopercepción la exteriorizaba, asimismo, compartiendo instantáneas en las que se le ve vestido con indumentarias militares, haciendo el símbolo del tawid (saludo del Estado Islámico señalando con el índice al cielo)». El grupo fue desarticulado en enero por la Guardia Civil.
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