Estreno

"Después de la fiesta": yo sí creo a Penny

Filmin acaba de estrenar la miniserie neozelandesa de seis episodios del género dramático, creada y protagonizada por Robyn Malcolm y dirigida por Peter Salmon

Penny se enfrentará a todo y a todos para mantenerse íntegra en sus creencias y decisiones
Penny se enfrentará a todo y a todos para mantenerse íntegra en sus creencias y decisionesFilmin

Llevo más de la mitad del visionado de la miniserie que acaba de estrenar Filmin, «Después de la fiesta», y sinceramente, sigo sin saber qué pasó. Y ese tipo de confusión es la que pretende resaltar esta ficción neozelandesa que dirige Peter Salmon, creada por Robyn Malcolm, que también la protagoniza, junto a Dianne Taylor. Los seis episodios obedecen a «la necesidad de encontrar papeles interesantes y veraces para una mujer de mediana edad».

Lo primero que hacemos tras comenzar es conocer la rutina diaria de Penny (Malcolm), una profesora tenaz que vive junto a su hija Grace (Tara Canton) y el hijo de esta, Walt (Ziggy O’Reilly). Permanentemente activa, entrena al equipo de baloncesto del colegio, va todos los días en bicicleta a todas partes, pertenece a varios grupos comunitarios para cuidar la costa e incluso es voluntaria para posar desnuda en clases amateur de dibujo. Su vida permanece tranquila hasta que, durante un entrenamiento, reaparece su marido Phil (Peter Mullan) y su reacción sorprende al espectador cuando sale huyendo e hiperventilando. Poco a poco la serie va reuniendo conversaciones y flashbacks hacia una fiesta de hace cinco años en la casa del matrimonio, donde todo cambió para siempre para la familia y sus allegados, amigos y el resto de la localidad. En plena celebración, entra en una habitación de su casa y se encuentra a su marido recostado junto a Ollie (Ian Blackburn), un joven amigo de su hijo, muy borracho y en ropa interior. La acusación de abuso sexual se hace patente en cada rincón de la casa a gritos, y aunque al principio parece deshincharse, acaba por separar a la familia y mandar a Phil lejos de ellos, de vuelta a Glasgow. Su regreso será un revulsivo para Penny, que intentará con todas sus fuerzas que alguien oiga su versión, aunque tenga que arruinar su propia vida. Las heridas ligeramente curadas se reabrirán por toda la comunidad, separando a madre e hija.

La carga protagonista la lleva sin duda Robyn Malcom, actriz con decenas de producciones a sus espaldas y que un día se dio cuenta de que para interpretar a mujeres de mediana edad se buscaban actrices de 30 años. Creó entonces este drama para mujeres de su edad, interpretado por mujeres de su edad, y en el que se pone el foco en la credibilidad de las víctimas de violencia sexual, y la complejidad social y personal de la denuncia. La ausencia muchas veces de pruebas, tratarse de la palabra de una mujer contra un hombre y la soledad derivada de acusar a alguien, ocupan el centro de la trama. Para sentar estas bases tenemos una suerte de antagonista en el personaje de una compañera que argumenta que «muchas mujeres hacen acusaciones falsas que destruyen por completo la vida de los hombres». El espectador experimentará en primera persona las inquietudes de la protagonista, pasando por varias fases que van desde la vergüenza ajena, al descrédito, la incredulidad y la sospecha. Sin duda, un análisis muy crudo de la opinión que puede formarse la sociedad actual de un tema tan grave. La obsesión de Penny por seguir con su demostración de lo sucedido choca de frente con una vida llena de deberes para con su madre, a la que ha tenido que meter en una residencia; para con su hija, con la que intenta mantener una relación a pesar de la vuelta de su padre, y la lucha diaria con adolescentes hormonados, violentos y consumidores de pornografía. El foco de la serie pasa por las consecuencias para el agresor y salta directamente a cómo afecta a la víctima.

Parte del éxito de la serie, que a algunos espectadores se les puede antojar complicada, lenta y farragosa, radica en el realismo con el que están dispuestos los personajes y las situaciones. Malcolm ha traspasado a través de la pantalla parte de su personalidad a Penny, confiriéndole mucho carácter y una fortaleza inagotable. También sus directrices de conciencia social y de importancia de la educación. La personalidad de Penny está salpicada de crudeza, con sus aciertos, errores, virtudes y defectos, que afectan sobremanera a su relación con los demás.

Penny es humana, caótica, cabal, depresiva, intencional, impulsiva, tenaz, descarnada y cabezota. Hasta el último minuto del último capítulo creeremos que está muy loca, y le oiremos pronunciar con sabor amargo la frase «no hay nada más importante que la familia», y no sabremos si tomarlo como una victoria o como una derrota. Un desagradable pitido en los oídos nos acompañará durante toda la serie, y ese es el momento en el que tenemos que seguir mirando la pantalla. Todo es siempre distinto «Después de la fiesta».