Entrevista
José Manuel Lorenzo y Miguel Sáez Carral: «'Ni una más' es una serie interpretada por adolescentes, pero para toda una sociedad»
Productor y escritor han hecho equipo para adaptar la novela del segundo
Netflix ha puesto el punto de mira en la Generación Z, y para llegar a ella, a ese espectador joven y numeroso, estrena series románticas, urbanas, muy audiovisuales. Pero el estreno de «Ni una más» va mucho más allá y es una serie que interpretan un grupo de tres amigas y su universo adolescente, que Miguel Sáez Carral supo captar en su novela llevada a serie junto a José Manuel Lorenzo, pero es un grito para toda la sociedad.
La serie hay que vérsela entera.
Hemos tenido suerte porque cuando Netflix lo planteó yo les decía por favor, por favor, que intenten que los periodistas la vean toda porque los dos primeros no explican el viaje. Y afortunadamente así lo hicieron.
¿Cómo comenzó la aventura?
Miguel Sáez: Escribí la novela. José Manuel y yo trabajábamos juntos ya en televisión. Yo escribí la novela y antes de que se publicara cogió un ejemplar y se lo llevó. Y es mejor que te lo cuente él.
José Manuel Lorenzo: Me la llevé un fin de semana para leerla sin que me viera, me encerré un fin de semana y no paré de leerla. Y el lunes cuando volví, venía pensando, llamé a Miguel, y le dije ‘quiero verte’. Y le transmití todo lo que me había provocado la novela. Me la bebí y me la imaginé. Y lo que vi es que había creado un universo con unos personajes, con un viaje emocional, con una verdad que era un retrato de una generación como la Generación z, muy específico, muy neto y muy realista y que tocaba todos los temas que me pueden importar en la sociedad de hoy. Y era muy difícil hacer tanto en 400 y pico páginas. Y además lo había leído un tirón sin poder parar más que para comer. Y la imaginé en serie. Me preguntó si película o serie, y le dije «tiene que ser serie y de ocho episodios. Y así fui a Netflix y no fue todo tan fácil como parece. Pero después de nuestras idas y nuestras vueltas y de ser capaz de explicar lo que ese mundo, esa novela, esa obra que queríamos hacer, traía, pues la ha abrazado y nos ha permitido trabajar, nos ha ayudado mucho y nos ha permitido con total libertad y estamos orgullosísimos de poder verla estrenada.
En sus novelas su familia sale siempre, en este caso su hija adolescente.
Miguel: Mi familia tiene muy mala suerte conmigo porque les saco en muchas cosas de muchas novelas. Podía haber sido médico. Toda esta historia nace de que yo escribí un pequeño relato, que era solo para mí, sobre un padre que estaba muy enfadado por su hija, porque su hija no encajaba exactamente en la idea que él tenía de cómo debía ser. Y cuando lo escribí, ese padre estaba muy, muy, muy enfadado, muy decepcionado con lo que era su hija. Cuando volví a leer ese texto me di cuenta de toda la carga de rabia que había ahí dentro, y de que realmente mi hija no era la que estaba equivocada, sino yo como padre, que había tratado de encajarla en un molde que no era suyo. Y que me di cuenta de que mi hija tenía una serie de valores que no apreciaba en ese momento, pero que eran muy importantes. Esos valores, su lealtad, su valentía, su sentido de la justicia, eran más importantes que lo que yo les reclamaba: que fuera buen estudiante. Ese germen es lo que me llevó a construir a Alma a imagen y semejanza de mi hija. Por supuesto, la historia no tiene nada que ver. Sobre esa historia, lo que hice fue darle a Alma una bandera para que pudiera llegar hasta el final del camino. Esa historia de ese padre y esa hija sigue estando en la novela y en la serie. Muy pequeñita, pero sigue estando.
¿Cómo se hace una serie para que sea creíble para los jóvenes?
Lorenzo: Está ya en el germen de la primera escritura. Miguel, cuando escribió este libro, escuchó mucho a su hija y a sus amigas y entendió mucho parte de esa generación. Tratamos de respetar el espíritu y la verdad. No tratamos de trivializarla, estereotiparla, rebajarla, edulcorarla, o convertirla en algo más caramelizado, sino que desde el primer momento, mi objetivo era tratar de retratar esa generación lo más realista y cruda posible desde dos puntos: la verdad y la emoción. Si no emocionaba, posiblemente íbamos a perder mucha llegada, mucha pegada. Teníamos que vivir de un gran guión, estructurarla de manera muy distinta a como está escrita la novela. Y había que buscar unas actrices capaces de interpretar, que formaran parte de esa generación y que no vinieran a interpretar sus papeles, sino que vinieran a sentirlos y a vivirlos.
Miguel: El diálogo, la captura de la esencia de esa generación que se llama Z, estaba ya en la novela. A mí me gusta mucho escuchar y escuché mucho lo que decía ella y lo que decían sus amigas. Cuando llegó el proceso de escribir los guiones, el rodaje de la serie, nosotros ya los teníamos escritos, y cuando se incorporaron al equipo Clara, Nicole, Teresa y Aisha, lo que hicimos, que fue un trabajo muy bonito realmente, fue sentarnos nosotros, con los directores y con ellas y abordar las tramas independientemente. Hicimos un trabajo de lectura de los guiones. Y empezamos a ver que la visión y nuestra voz no es exactamente la de una mujer de 20 años. Y la historia fue poder escuchar lo que decían, ver cuál era su visión ante una secuencia en concreto y ver cómo la veían ellas. Y como la veían ellas no era como la veía yo. Entonces de eso surgió un elemento transformador y que conseguimos que se sumase la voz de ellas a lo que ya estaba escrito. Y eso le dio verdad.
¿Cómo llegamos a esa Generación Z?
Miguel: No sé, yo creo que ellos se van a ver reflejados en esta historia, porque creo que la serie lo plantea. No hay ninguna situación extraordinaria, son muy cotidianas, y estoy seguro de que las viven a diario millones de adolescentes. Pero también millones de padres de adolescentes y que mucha gente se va a sentir reconocida en esta historia. Esta es una serie interpretada por adolescentes, pero no es una serie para adolescentes, es una serie para un público transversal, es una serie para toda una sociedad y el mensaje es para toda esa sociedad, no sólo para los adolescentes, es para todo el mundo.
Lorenzo: De hecho, una de las cosas fundamentales cuando hablamos al principio de no tener morbo y tal, cada uno nos quedamos con cosas que nos decimos. Miguel se quedó con muchas que decía yo. Yo me quedé con muchas que decía él a la hora de hablar de esto. Una de las fundamentales fue ‘lo que más me gustaría con esta serie es que pasara de las páginas de televisión a las páginas de sociedad’. Es decir, que generara un discurso, que se hablara de ella, no por lo buena que es, sino por el mensaje que trae detrás. Eso me lo dijo un día en mi despacho, me lo grabé a sangre y fuego y lo trasladamos a todos los equipos, directores, actores y eso es algo que está ahí en la forma de construir esta serie, que genera un discurso, que se pueda hablar, que haya un aprendizaje. Muchos de nuestros personajes a lo largo del viaje audiovisual empiezan de una manera y acaban de una muy distinta, pensando sobre lo mismo de una manera muy distinta. Ese viaje lo pueden hacer muchos espectadores también, que viendo estas series transformen parte de su pensamiento, esa enseñanza, ese mensaje que viene de origen ya, pero que trasladarlo a lo audiovisual cobra una fuerza muchísimo mayor.
El espectador estará en tensión esperando la violación.
Miguel: No es una serie fácil de construir. Porque es muy compleja que habla de muchas cosas y todas ellas están interconectadas. Tú puedes definir «Ni una más» de muchas maneras. Es una serie que habla de un abuso sexual, sí, pero también es una serie que habla de amistad. De una amistad de tres chicas de 20 años que ni siquiera tienen la misma visión sobre la vida, ni siquiera tienen la misma visión sobre las cosas que pasan, pero aún así se mantienen como amigas hasta el final de la historia. Desde el principio hasta el final. Pasan por baches, sí, pero siguen siendo amigas. Y también es una historia que también podría definirla como una historia sobre una relación intergeneracional. Es la historia de Alma, de sus padres, los padres de sus amigas y de los padres de sus amigos; de esas relaciones, de cómo el mundo de la generación Z se relaciona con el mundo adulto.
Lorenzo: Creo que se cuentan muy bien las relaciones y es un reflejo de la sociedad. Yo creo que no hay nada más. Es una serie compleja, pero no difícil. Es compleja por las cosas que cuenta, pero no es difícil no difícil por el tema que trata.
¿Se pierde algo de la novela?
Lorenzo: He intentado que no. Creo que no, porque la serie tiene el espíritu total de lo que Miguel ha escrito. Hay muchos territorios en los que ganamos al poder contarla en 8 horas, hay muchas cosas en las que pudimos ahondar mucho más y de la manera en la que se montan. Y hay personajes que crecen más en la serie. Y hay otras cosas que en la novela pues están a lo mejor más contadas que aquí no las necesitamos tanto y se rebajan un poco. En el balance, hemos ganado algo dándole texturas, ojos, caras, miradas, complejidad, musicalidad y originalidad al relato.
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