Entrevista

Las tres Montses de "La Mesías", Ana Rujas, Lola Dueñas y Carmen Machi: "Montse no es el demonio; es Dios"

Las actrices interpretan a la protagonista de la nueva serie de Javier Calvo y Javier Ambrossi para Movistar Plus+

Ana Rujas, Lola Dueñas y Carmen Machi interpretan a Montserrat entre etapas distintas de su vida, cada una más aterradora que la anterior
Ana Rujas, Lola Dueñas y Carmen Machi interpretan a Montserrat entre etapas distintas de su vida, cada una más aterradora que la anteriorMovistar Plus+

La llegada de la nueva serie de Javier Ambrossiy Javier Calvo para Movistar Plus+, "La Mesías", llega este 11 de octubre a nuestras pantallas y ya promete ser un éxito. En la trama, se nos sitúa frente a una pareja de hermanos Enric e Irene, que comparten una traumática experiencia familiar y que al aparecer un vídeo viral de un grupo de música pop cristiana, Flos Mariae, compuesto por varias hermanas, recupera en ellos la angustia infantil y deciden reencontrarse. A destacar entre el reparto el trabajo de un trío de actrices, Ana Rujas, Lola Dueñas y Carmen Machi, que se ponen en el papel de la mesiánica Montserrat en distintas épocas de su vida: la veinteañera despreocupada y con dos hijos; la iluminada mujer de 40 años que emprende una misión divina, y la mujer madura de 60 años sin vuelta atrás y con el mismo anhelo de siempre: que alguien la quiera.

LA RAZÓN se sentó con las tres intérpretes para intentar averiguar cómo vivieron desde dentro este personaje oscuro y lleno de contradicciones que, sin embargo, tiene un punto (creado por los propios directores) de ternura y pena.

Me consta que Javier Calvo y Javier Ambrossi no insistieron en que intentarais imitar gestos de vuestras compañeras para entender que son el mismo personaje con el paso de los años.

Carmen Machi: Son etapas distintas de la vida y el comportamiento y la energía ha cambiado. No era tan necesario, ni un tema de "es que tienes que ver el trabajo de las compañeras, para que la gente no se despiste, que no se salga del racord". No les inquietó lo más mínimo, pero sí que nos ofrecieron el material para ver a las compañeras.

Ana Rujas: Creo que había algo también de ellos, de su intuición. Y que al final, si yo me pongo a trabajar igual con Lola y con Carmen, había algo también de que no quisieran ellos, por ejemplo, que os imitara de alguna manera. Que hubiera algo genuino. Nunca nos lo dijeron, pero yo creo que tiene que ver con eso, porque confiaban ciegamente en que las tres íbamos a poder encarar a esa Montse que al final con esta energía que dimos las tres y trabajando con cada una por separado iban a llegar a conseguirlo.

Lola Dueñas: Y también luego a que ellos, como directores, con ciertos planos que recuerdan y se repiten, que ya está por guión, iban a encontrar la manera de contarlo.

¿Serían correctas estas definiciones?: La Montse de Rujas habla de un espíritu libre, una persona sola, que está buscando alguien que la quiera, alguien que la respete. En el caso de la de Dueñas, ya no busca tanto el amor; es un poco interesada. Y en el caso de Machi, está enroscándose en lo mismo, ya es como una cosa viciada.

LD: Yo solo he visto los capítulos uno, dos y tres. Estoy deseando terminarla; deseando ver lo que hace Machi. Creo que es la misma Montse buscando que la quieran; en mi etapa también.

CM: Es una persona egoísta y egocentrista, y arrasa con lo que puede, pero sí que siempre hay un motor de una persona no entendida, insatisfecha; una persona que necesita reafirmarse y que la quieran, que la vean...

LD: Y con una herida de infancia. Es que cuando tienes una herida tan gorda de infancia marca una vida entera. Es complicado salir de eso.

AR: Es lo que dice Lola, que sigue queriendo ser vista, escuchada y amada y es un poco la herida más grande de ella.

CM: Sobre todo el problema que ha tenido ella es que siempre ha necesitado un hombre a su lado. Si no se empeñara en tener un hombre a su lado, que la sacara de ese lugar que estaba, igual habría sido otro tipo de mujer. Pero esa aprobación de tener el hombre, os voy a dar un hombre os voy a dar un padre, el hombre, el hombre... Es la misma mujer, lo que pasa es que luego crece, van pasando cosas, la vida aparentemente a veces se estabiliza, y estaba como mejor...

AR: Y llegamos a un personaje que del error hace la victoria. No es víctima, es como "y aquí la he cagado, pero no, nadie va a pensar que la he cagado".

A pesar de la dureza del personaje, de cómo trata a sus hijos, del fanatismo que alcanza... hay un interés porque el espectador siga queriéndola un poquito, ¿cómo se hace eso?

LD: Está muy bien escrita. Ellos han pensado mucho en que Montse se salve; en presentarla y que el público se enamore de Montse. Eso también es trabajo de ellos. En mi caso, por ejemplo, tenía en otro color, subrayado con el fosforito los momentos tiernos; los momentos en que ella contaba pistas al público de lo que le pasa. Y luego rescatar la gracia que tiene.

CM: Incidir en la crueldad y subrayarla sería sobreactuarlo. Pero sí, inciden en que es una persona, además con cierta bipolaridad; que es muy lista y manipuladora. Pero sí es verdad que existe un punto: ella a donde va es a la felicidad. Ella no quiere ir al infierno, de hecho quiere ir al cielo. Entonces todo lo que hace es por nosotros...

AR: Y se lo cree, además.

LD: Va improvisando porque porque eso se le ocurre cuando llega Rosa. Cuando su marido dice "este es un ejemplo de mujer", ella piensa y otra vez el complejo otra vez "por dónde tiro para ser mejor que esta". Es como que va improvisando también para salvarse.

CM: Aparte de dar cuenta que ella no es el demonio. Ella es todo lo contrario. Ella es Dios. Ahí lo dejo. El demonio está fuera.

¿Es necesario desde el respeto a las creencias de cada uno, incorporarlas al personaje de Montse?

AR: Creo que, por ejemplo, la parte del principio, que hay algo tan ingenuo y tan necesitado de creer en algo, que con ello sí que he conectado como con una persona, que yo me puedo ver en un momento vulnerable, agarrándome a algo a la fe, a rezar, a decir bueno, pues Dios está conmigo, voy a encontrar un padre, voy a encontrar unos para vosotros. En esa parte de Montse la comprendí bastante bien, como en el sentido de pues nadie me que está necesitando y engancharse de verdad, de corazón, a creer y a ganarse algo de salvación. En ese caso puedo entenderlo y desde ahí este tipo de fe la entiendo. Y luego, la obsesión.

LD: Además para no perder el poder. Es muy peligrosa.

CM: Ella se agarra a la fe. Ella lleva crucifijo, como la mayoría de prostitutas. Fíjate que a uno le puede parecer una cosa marciana. Llego a decir esto porque te tienes que querer agarrar a lo que te salve o lo que te conduzca, que te cuide, que te proteja. Pero ella, desde el fanatismo que tiene en casa, no entra. Pero es que creer y tener fe está muy bien, ¿por qué no?