Estreno

La terapia de Mekas contra el dolor

TCM estrena hoy en exclusiva en España el documental «Jonas Mekas: Fragmentos del paraíso» dirigido por KD Davison, y la participación de Scorsese y Jarmusch, entre otros

Jonas Mekas: Fragmentos del paraíso
Jonas Mekas: Fragmentos del paraísoTCM

Meterse de lleno en la vida de un personaje como el director lituano Jonas Mekas es un ejercicio de fe cinematográfica. Conocido como el padrino del cine experimental y de vanguardia allá por los años 50, su vasta producción de contenidos y formatos, su contacto con figuras de renombre en las artes de cualquier tipo como Andy Wharhol o John Lennon, y su influencia en cineastas posteriores como Martin Scorsese o Jim Jarmush, hacen de él una figura imprescindible para entender el séptimo arte. La directora KD Davison penetró en la vida y la mente de Mekas para dar a luz «Jonas Mekas: Fragmentos del paraíso», un documental de 98 minutos que estrena hoy en exclusiva en España el canal TCM. LA RAZÓN pudo hablar con la directora sobre el por qué de esta pieza y los aspectos del Mekas más desconocido.

«Había vuelto a Nueva York para otra película en la que estaba trabajando con la productora que acabó haciendo la película de Jonas conmigo. Volví justo cuando él estaba enfermando. Uno de mis mejores amigos fue su alumno durante mucho tiempo. Yo misma había ido por primera vez a Anthology Film Archives cuando tenía 12 años. Este amigo me llevó a ver a Jonas y a conocerlo cuando yo tenía 20 años. Iba a visitarle llevándole sopa todo este tiempo, y empezó a hablarme de que nunca se había hecho una biografía adecuada de su vida. También conocí a Sebastian Mekas, su hijo, y empezamos a conversar sobre cómo sería. Cuando Jonas murió, pasamos mucho tiempo hablando. Pasé cerca de un año organizando las cosas y convenciendo a la productora» nos cuenta Davison sobre el germen del proyecto apoyado por los hijos de Mekas que, como nos explica la directora, «son los productores ejecutivos de la película y estuvieron muy implicados y, una vez que tuve el montaje, se lo envié a ellos y a Hollis, la ex mujer de Jonas. Ella nunca había dado una entrevista». Pero parte del encanto de estos «Fragmentos del paraíso» no solo reside en entender la importancia de Mekas para el cine y sus propias aportaciones, si no que «muchas de las imágenes que vemos en la película, la familia ni siquiera las había visto porque nos dieron acceso al archivo de Jonas y a las cintas sin editar, y hay muchos miles de horas de metraje que empezamos a revisar, y muchas de ellas nunca se habían visto antes». Quisimos saber cómo la investigación en la vida y obra de Mekas había alumbrado el camino de Davison: «Creo que el proceso creativo es algo misterioso. Jonas siempre hablaba de ángeles. Siempre sintió que era guiado por los ángeles, y honestamente sentí que Jonas era mi guía en el camino. Tenía este concepto porque su vida es multifacética. Es un hombre del Renacimiento. Sabía que en lo que todo el mundo se centraba siempre era en la gente famosa que conocía y a la que había influido. Me pareció el aspecto menos interesante de lo que había hecho, porque una vez que empiezas a adentrarte en su obra, ves que intenta captar algo mucho más profundo con su trabajo». Así que se puso manos a la obra, y «lo primero que hice fue crear un esquema basado en el orden cronológico de su vida y en los temas que creía que íbamos a tratar». Toda esa organización saltaría por la borda al ver más de 500 horas de grabaciones y observar «la visión fragmentada de la vida de Jonas que está grabando desde 1949 hasta 2019». Ahí surgen las primeras pistas: « Uno de los grandes temas es la pérdida y el exilio. Su experiencia como persona desplazada y cómo eso afectó a su forma de ver la realidad. También hubo momentos, piezas de su obra, que empecé a ver y a saber que esto tenía que entrar». Así nace uno de los momentos más emotivos de la pieza, colocada al principio y al final del metraje con un envejecido Mekas que en primer plano pregunta por el sentido de su existencia: «Cuando encontramos ese pedazo de metraje, fue como ver a tu padre tener una increíble crisis nerviosa. Para mí, contextualizaba todo el dolor con el que había estado intentando reconciliarse a través de su obra».

Algunos críticos realzan la manera de grabar, lineal frente al desorden de la obra de Mekas, y con imágenes serenas y calmadas frente a los metrajes del director, e inu-suales entrevistas con Martin Scorsese, John Waters, o Jim Jarmusch como cabezas parlantes: «Empezamos cuando está en Nueva York y luego volvemos a su exilio para entender eso y luego volvemos a la vida. Pero esa evolución es, no sé, es como empezar a entender la vida. Es como esa cita de Kierkegaard, sólo podemos darle sentido mirando hacia atrás. Quería llegar al final de su vida, porque estructuralmente, era algo que podíamos usar para guiarnos». Su manera de filmar también nos lleva a su manera de entender el mundo: «Creo que utilizaba su arte para encontrar la belleza. Incluso entre todo este dolor, para intentar capturar estos momentos que eran perfectos, que eran muy pequeños, como el viento en el árbol. Hay dolor a nuestro alrededor. Y, sin embargo, existen todos esos momentos, en los que podemos encontrar esos fragmentos de paraíso que traen la alegría».

Condenado por su pasado: antinazi y antisoviético

►Davison no menciona la sorprendente afirmación de Michael Casper de 2018 en The New York Review of Books de que Mekas escribió para publicaciones de extrema derecha en Lituania que defendieron la invasión nazi (con el pretexto de ser antisoviético) cuando tenía 20 años. Está comprobado que no publicó nada antisemita. En el documental sus sobrinas aclaran que tuvo que huir de Lituania porque había escrito textos tanto antinazis como antisioviéticos. Las dudas sobre el director aparecen cuando ante el instante de «elegir un bando», prefiere abandonar su país: «Si quieres criticarme por mi falta de patriotismo o coraje, puedes hacerlo. Vete al infierno».