
Estreno
Tira y afloja del crimen organizado
SkyShowtime acaba de estrenar la serie «Mobland», con un elenco liderado por Tom Hardy, Helen Mirren y Pierce Brosnan, y dirigida por el cineasta Guy Ritchie

Nos hacían falta dos cosas en nuestra ficción actual: una nueva serie de saga familiar, con tintes de crimen organizado. SkyShowtime acaba de estrenar la ficción «Mobland», diez episodios creados por Ronan Bennett, dirigida por Guy Ritchie y con un reparto repleto de estrellas: Tom Hardy, Pierce Brosnan, Paddy Considine, Joanne Froggatt, Lara Pulver, Anson Boon, Mandeep Dhillon, Jasmine Jobson, Geoff Bell, Daniel Betts, Lisa Dwan, Emily Barber y Helen Mirren.
Las primeras escenas de «Mobland» ya nos da muchas pistas de lo que veremos durante la serie. Un calmado y terrorífico Harry Da Sousa (Hardy) intenta poner fin a una guerra de familias en Londres desde hace tres décadas. Pero no es suficiente para la cabeza del clan familiar Harrigan, Conrad (Brosnan), que decide un plan B mortal. Así, el clan familiar deja claro desde los primeros cinco minutos que todo es un negocio y un gatillo arregla las cosas mucho más rápido. Tras la desaparición de la competencia, el mercado del tráfico de drogas tiene nuevos jugadores. A un lado los Harrigan, que siguen los dictados de un jefe que no siempre parece tenerlas todas consigo y cuya esposa Maeve (Mirren) podría ser la protagonista en solitario, con desvaríos de poder que acaban decantando las situaciones más absurdas y sangrientas: «Primero eres un gánster irlandés; segundo, un caballero inglés, y eres un asesino frío como el hielo», le dice a su esposo. Conrad y sus hijos, Kevin (Considine), Seraphina (Dhillon), Bella (Pulver) y Brendan (Betts), manejan todo el cotarro desde su gran villa en el campo con un negocio de un millón a la semana, pero que quieren incrementar incluyendo el fentanilo. En el otro lado tenemos a los Stevenson, comandados por el impasible e irritable Richie (Bell), que no dará su brazo a torcer y encontrará la manera de declarar la guerra. Y la excusa llega pronto, los hijos de ambos mafiosos se codean y acaban con una noche loca que podría cambiarlo todo, para todos.
En el medio de este mundo de venganzas traiciones y bandas está el «solucionador», Harry Da Souza, un Hardy desatado y contenido al mismo tiempo que se ocupa de los asuntos urgentes y sucios de la familia Harrigan. Lo mismo da un susto que asalta un bar o regala un sermón. Nunca pierde los nervios, ni siquiera cuando está destrozando alguna cabeza contra la barra de un bar. Harry también tiene familia, y cuando esta puede encontrarse en peligro tendrá que tomar algunas decisiones, lo que Maeve llama «tira o afloja». A veces las misiones que tiene que hacer nuestro «limpiador» son sencillas y efectistas y otras son sucias y enrevesadas, pero no le verás pestañear. Sin duda el trabajo de Hardy es uno de los alicientes de esta serie.
Además de las escenas de acción, marca registrada Ritchie, la serie consigue ahondar en las personalidades de todos los implicados con personalidades muy marcadas que mantienen el interés a pesar de ser subtramas más lentas y anodinas. Cada uno de ellos tendrá que elegir tirar o aflojar durante sus vidas y se podrán ver las consecuencias de las mismas. El costo humano del poder y la lealtad son dos ingredientes que no pueden faltar, todo rodeado de ambientación en persecuciones en coche, o apuñalamientos en un pub. La serie sabe salpicar de momentos variados la trama para que el espectador note la tensión haciéndose cargo del conflicto. Todo parece siempre a punto de estallar, pero no lo hace; hasta que sí.
Que la ficción está llena de clichés es completamente cierto. Cuando ya ha conseguido convencerte de la trama o de la siguiente escena, se introduce algo del género mafioso que podíamos dar por superado o sobreentendido, entreteniéndonos en «minucias» a niveles callejeros. Otras veces las tramas alcanzan credibilidad cero por algunos saltos en la coherencia de lo que está pasando y llega un punto cómico ajeno al resto de la serie.
También parece impensable que Harry tenga tiempo material para arreglar las cagadas de la familia para la que trabaja, lo que incluye hablar con la familia rival, y solucionar sus propios problemas familiares y que no le coincida matar a alguien con la reunión con un consultor matrimonial o convencer al director de una institución para mayores que acoja a la madre de su sirvienta. Pero «Mobland» es llamativa, atractiva y entretenida de ver y pueden darle un voto de confianza sin problema. Puede que echemos de menos mafiosos más violentos como «Los Soprano» o «Peaky Blinders», pero esta serie nos puede ayudar con esa melancolía.
Menos Ritchie de a lo que estamos acostumbrados
►Si hay algún «pero» en la serie, pasa porque Guy Ritchie dirige pero parece que su mano buena para darle su toque personal a las producciones se ha diluido en la trama de personajes. Sabe mejor que nadie cuando incluir un «joder» en el texto, y domina el arte de la ironía de la violencia. Él nos enseñó que siempre hay alguien peor que el anterior, y si no, más loco, que es peor. Sin embargo esa chispa no acompaña a esta producción ni siquiera en el momento de la violencia suprema. Sí le convalidamos la mirada del personaje de Tom Hardy, que podría haber protagonizado cualquier película anterior del director británico.
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