Ferias taurinas

Cruzada populista contra la tauromaquia

Las marcas blancas de Podemos y el PSOE ponen en peligro la continuidad de la Fiesta

Cruzada populista contra la tauromaquia
Cruzada populista contra la tauromaquialarazon

Las marcas blancas de Podemos y el PSOE ponen en peligro la continuidad de la Fiesta

La Fiesta está en lucha y es un hecho que en el conflicto ya ha perdido más de una batalla. El mapa de la tauromaquia era uniforme hasta hace unos años, y si en comunidades como Andalucía, Castilla y León, Extremadura o Castilla-La Mancha nunca se han cuestionado los toros, la nueva forma de hacer política se ha propuesto plantarles cara en ciudades como Madrid, que cuenta con la plaza más importante del mundo y una afición a prueba de experimentos. Todo comenzó en Cataluña y País Vasco, donde los independentistas catalanes en Barcelona y los proetarras de Bildu en San Sebastián abrieron fuego prohibiendo las corridas en ambas ciudades. El Tribunal Constitucional debe pronunciarse aún sobre el recurso contra la prohibición del Parlament en julio de 2010. En Donosti, sin embargo, el PNV ha recuperado los toros para su Semana Grande a los veinte días de volver a la alcaldía. Bildu prohibió también los festejos en localidades de Guipúzcoa, pero en Pamplona no hay riesgo de desaparición. Los Sanfermines son palabras mayores. Está por ver qué ocurrirá en Tudela, donde el alcalde, Eneko Larrarte, ha dicho que el ayuntamiento «no va a subvencionar las corridas de toros».

Pero el peligro para los espectáculos taurinos reside ahora fundamentalmente en Podemos y sus marcas blancas. En Madrid, coliseo del toro por excelencia, el consistorio en manos de Manuela Carmena dejó vacío el palco municipal en lo que habría sido su debut en el albero castizo. Toda una declaración de intenciones y una llamada de atención para quienes viven y dependen de la Fiesta. Ese 21 de junio, toreros como El Juli, Juan José Padilla, Eugenio de Mora o ganaderos como Victorino Martín lamentaron en LA RAZÓN el «desprecio absoluto» hacia el sentir de miles de aficionados en toda España.

Otra cosa será el alcance del puyazo. La Fiesta está declarada en Madrid Bien de Interés Cultural y la plaza de Las Ventas depende de la Comunidad de Madrid, así que con el PP y con Cristina Cifuentes al mando –aficionada confesa–, su continuidad está garantizada. Sin embargo, una de las propuestas de Ahora Madrid en la capital es eliminar las subvenciones para la Escuela Taurina Marcial Lalanda, además Pinto ha decidido cancelar los espectáculos taurinos programados para sus fiestas. Por su parte, la empresa Taurodelta abona un canon de arrendamiento de 2,3 millones anuales, de los que 1,4 se destinan al Centro de Asuntos Taurinos y los restantes 900.000 van a los presupuestos generales de la región. Hay que sumar los 6 millones recaudados por IVA en San Isidro. En la Comunidad Valenciana, el tripartito (PSOE-Compromís-Podemos) se ha propuesto plantar cara a la Fiesta. De momento, peligran los toros en ciudades como Alzira y en Gandía han sido prohibidos. Es una de las primeras consecuencias de la llegada a los gobiernos municipales de partidos afines a Podemos que se proponen acabar con estos festejos.

En el caso de Alzira, gobernada por el PSOE y Compromís, los tradicionales «Bous al carrer» que se celebran en julio pasarían a la historia para «acabar con el maltrato animal» y ahorrarse, según los nuevos ediles, 6.000 euros. Cantidad ridícula si tenemos en cuenta que las fiestas dejan en la localidad valenciana cerca de 180 millones de euros y 6.300 empleos. En ciudades como Alicante, también en manos de socialistas y de Compromís, la opción que se baraja es un referéndum sobre la continuidad de las corridas pero el consistorio está decidido a no conceder más subvenciones a la escuela taurina alicantina. Los aficionados han respondido allí con una afluencia masiva a la reciente Feria de las Hogueras. Una respuesta que ha sido imitada en Vinaroz, donde, según el nuevo alcalde, Enric Pla, «muchos de los integrantes del equipo de Gobierno están contra los toros». Ante esta actitud, la réplica de los ciudadanos de la localidad valenciana fue significativa: por primera vez en años, el coso vinarocense colgó el cartel de «no hay billetes» en la corrida celebrada el pasado 21 de junio.

Otros nuevos gobiernos con coaliciones de izquierda en La Coruña o en Palma de Mallorca van a celebrar próximamente plenos para declarar ambas ciudades antitaurinas. En la urbe gallega, la Marea Atlántica ya dejó claro en su programa electoral que no serían «cómplices de ningún evento basado en el maltrato a un ser vivo». En Pontevedra, los nacionalistas retiraron cualquier ayuda a la Fiesta en 1999. Fondos privados mantienen allí los festejos desde entonces. En Palma de Mallorca, la asociación Anima Naturalis confía en que la nueva mayoría municipal de izquierdas (PSOE, MÉS y Som Palma) permita que Palma sea «declarada ciudad antitaurina este verano». Delicada situación puede vivir también Huesca. En el pacto de Gobierno entre los «podemitas» de Cambiar Huesca y el PSOE se hablaba expresamente de activar la «paulatina desaparición» de los festejos.

La ikurriña en Pamplona

Joseba Asirón, nuevo alcalde de Pamplona por Bildu, está decidido a cumplir su promesa de colocar la ikurriña en la fachada consistorial junto al resto de banderas oficiales. La bandera será colocada en uno de los extremos de los balcones laterales. Asirón ha querido recalcar que se permitirán todas las ikurriñas en la plaza. La colocación de la enseña en la fachada del consistorio pamplonica será el cambio más visible con respecto al año anterior.