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El Juli: Encerrona de oficio

Corta dos orejas en el solo en el que celebraba sus 20 años de alternativa en la plaza de Zaragoza.

El Juli aplaude al tercer toro de El Pilar ayer en Zaragoza. Foto: EFE/Javier Cebollada
El Juli aplaude al tercer toro de El Pilar ayer en Zaragoza. Foto: EFE/Javier Cebolladalarazon

Corta dos orejas en el solo en el que celebraba sus 20 años de alternativa en la plaza de Zaragoza.

Ficha del festejo:

Zaragoza. Novena de la Feria del Pilar. Corrida Goyesca. Se lidiaron toros de 1º, Núñez del Cuvillo, noble y de buen juego; 2º, de Los Maños, de buena condición, embestida muy lenta y punto soso; 3º, El Pilar, sobrero, noble y repetidor, bueno; 4º, de El Puerto de San Lorenzo, áspero; 5º, de Garcigrande, movilidad, rajado y sin demasiada entrega; 6º, sobrero de El Pilar, informal y de media arrancada. Lleno de “No hay billetes”.

El Juli, de negro e hilo blanco, estocada trasera (oreja); cinco pinchazos, aviso, estocada (silencio); estocada, aviso (oreja); estocada (silencio); pinchazo, media, aviso, cuatro descabellos (saludos); estocada (saludos).

Hay quien cumple con fiestas, El Juli celebró sus 20 con seis. Seis toros seis que al final fueron ocho en la plaza de Zaragoza. Una corrida Goyesca para homenajear una trayectoria de figurón. “20 años de pasión” rezaba el dibujo del ruedo. No le resultó una encerrona fácil. El primer toro de Garcigrande, su ganadería estrella, se partió un pitón casi de salida para recordarnos aquello de la importancia de los principios y los finales. Corrió turno para verse las caras, buenas por cierto, preciosas hechuras del de Cuvillo, que no falló. Noble el toro y a la altura del compromiso. Fue entrando El Juli en la tarde y al final cuajó una tanda diestra de regocijo, de entendimiento pleno, templada y larga. Y el toreo fue, como la espada punto trasera y el primer trofeo de la tarde.

El de Los Maños era prueba de fuego, por lo de la procedencia Santa Coloma, midió en banderillas el toro, pero llegó a la muleta con una embestida suavona y larga con un punto de desentenderse al final. ¿La penitencia? Que en esa velocidad hay un mundo que tragar antes del embroque y la seriedad de estos toros, más allá de la presencia, que el animal no era gran cosa, y los prejuicios, pesan. Lo vio El Juli más claro al natural, por donde lo toreó con más mimo y fue ganando en confianza. Al final también por el diestro. A la faena le faltó emoción. Y espada.

Le sopló unas lopecinas al de El Pilar y vino el clamor. Fue lo más potente de la faena, a pesar de que el toro llegó con nobleza y repetición a la muleta, pero no hubo esa transmisión que es inevitable y fue, quizá, por la falta de reunión en los muletazos Se vivió más a la expectativa que con intensidad. Eso sí, la muerte, de una estocada al primer envite, fue preciosa. Buscó el toro el encuentro con el diestro de camino al tercio y el público entró y el trofeo.

Puso la cara abajo el cuarto de El Puerto de San Lorenzo, pero áspero y sin querer pasar de verdad. El Juli igualó las dificultades del toro con una faena aseada. Quiso echar el resto con el toro de la casa, el de Garcigrande y de ahí el quite y el comienzo de faena de rodillas, pero el toro no se lo puso fácil. La movilidad venía con falta clase y una inercia de rajarse que tuvo que trabajar. Y costó, pero de mitad de faena para adelante, El Juli dio su mejor versión, muy sometido el toro, hilvanando en la muleta, cegado... Fue cuando encontró la comunión con el toro, que pareció otro, qué cosas, e incluso él mismo. Lo logró por ambos pitones. Fueron los momentos más intensos de la tarde y la espada se encargó de destruir ese misterio que tanto le había costado elevar.

Quitaron los sobresalientes Miguel Ángel Sánchez y Carlos Gallego con el sexto, que fue sobrero también de El Pilar. La última bala. Informal y de corta arrancada. Hizo el esfuerzo y lo mató. Había sudado lo suyo. Toda la tarde. La encerrona fue más de oficio que de brillo. En 20 años hay tiempo para todo. Y estas cosas pasan. Y pasó.

Ficha del festejo

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