Ferias taurinas
Hermoso de Mendoza cierra a hombros la temporada taurina en plazas de primera
El jinete navarro Pablo Hermoso de Mendoza, tras cortar dos orejas a su segundo toro, ha salido a hombros al final de la corrida de rejones que cerraba hoy la feria del Pilar de Zaragoza y último festejo programado de la temporada taurina española en plazas de primera categoría.
Seis toros, despuntados para rejones, de Fermín Bohórquez (el cuarto como sobrero de otro de los titulares devuelto por cojo), de correcta presencia, aunque sueltos de carnes o de escaso remate. Dieron muy buen juego en conjunto, aunque no algunos estuvieron sobrados de fuerzas.
Hermoso de Mendoza, de casaca azul marino y plata: rejón trasero y contrario, tres pinchazos y seis descabellos (silencio); rejón trasero contrario (dos orejas). Salió a hombros.
Lea Vicens, de chaquetilla turquesa y plata: rejonazo trasero desprendido y perpendicular y dos descabellos (ovación); rejonazo perpendicular muy trasero, cuatro pinchazos y rejonazo muy trasero (ovación).
Mario Pérez Langa, de chaquetilla perla y plata: pinchazo, rejonazo trasero perpendicular y tres descabellos (vuelta al ruedo por su cuenta); dos pinchazos y rejonazo muy bajo (oreja).
Noveno y último festejo de la feria del Pilar, con lleno en los tendidos (unas 10.000 personas).
Una tarde más, y sin apenas competencia, Hermoso de Mendoza volvió a imponer su reconocida y sobrada maestría en una plaza grande como la de Zaragoza, de donde salió lanzado al estrellato hace ya más de cinco lustros.
Los mismos argumentos que entonces, solo que más desarrollados y depurados, son los que le han servido hoy para volver a triunfar con holgura, a pesar de que sus fallos con el rejón de muerte ante su primero redujeron el número de trofeos que acabó paseando.
A ese que abrió plaza ya le hizo el jinete navarro una faena muy redonda, llevando cosidos los pitones a la grupa de su caballo "Berlín"en vibrantes galopes de costado, encelando al de Bohórquez con mucho temple a pesar de su falta de empuje.
Limpio y preciso al clavar banderillas, sólo falló Hermoso con el rejón definitivo, dejando en nada el premio a su notable actuación. Por el mismo camino parecía ir su labor con el cuarto que salió de titular, un toro que se lastimó una pata durante la lidia y que, de forma sorpresiva, el presidente acabó por devolver a los corrales cuando el navarro ya se disponía a matar.
Extraña decisión de la autoridad pero que acabó beneficiando al rejoneador y al público, ya que el sobrero permitió a Hermoso cuajar otra importante labor, que está vez sí remató al primer intento con un rejonazo defectuoso pero fulminante.
Antes de ello realizó unas vibrantes "hermosinas"-suerte consistente en llevar pegado al toro tras el caballo, mientras este le pasa su grupa de un pitón a otro-, a pesar de que el astado mostró un punto de reservonería y muy justa escasa entrega, defecto que Hermoso supo solventar con facilidad de maestro.
También por su errores con el rejón de muerte perdió trofeos el jinete aragonés Pérez Langa, después de formar un alboroto con el primero de su lote.
Aunque al toro le faltó algo de ritmo en sus arrancadas, el joven rejoneador de Calatayud puso de su parte mucha decisión, frescura y sobre todo garra en todo cuanto hizo, lidiando siempre en las cercanías, clavando con rectitud y adornándose con espectacularidad, como fueron las piruetas con que cerró varios embroques en banderillas.
La entrega recíproca de sus paisanos le hubiera valido también a Langa un par de trofeos de no matar tan mal, pero luego le compensaron con una oreja del sexto, al que faltó empuje y al que el maño hizo una faena de menor mérito e intensidad.
La actuación de la francesa Lea Vicens resultó asimismo desigual, pues estuvo más centrada con un toro que con otro, a pesar de que ambos le dieron sobradas opciones de lucimiento. En su caso, lo mejor lo realizó con su segundo, un toro de suave galope al que lidió y clavó banderillas con más ajuste, antes de un desastroso remate con el rejón final.
En cambio, con el que salió en segundo lugar, que fue, por clase y ritmo, el mejor toro de la corrida, la labor de la amazona gala fue una dilatada sucesión de imprecisiones y desajustes.
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