«La política ha hecho un daño terrible a la tauromaquia»

Recién comenzado el año es hora de los retos. El reto del respeto en tiempos difíciles. Supone otro de los grandes desafíos el respeto de las tradiciones, los surcos por los que ha caminado nuestra cultura a lo largo de los años y que conforma la idiosincrasia de cada lugar. Las tradiciones que ha definido con el paso de los años el ADN de nuestro país y entre ellas se encuentra la tauromaquia. Goza la fiesta de los toros de buena salud en taquilla, casi un millón de espectadores pasaron por las de la Monumental de Las Ventas durante la pasada Feria de San Isidro. En cambio, no son buenos tiempos para la Fiesta de los toros ante las nuevas corrientes sociales en las que se confunde el amor y el respeto a los animales con el lugar que cada uno desempeña en el mundo. Y más todavía en el propio ecosistema en el que vivimos. «Creo que en la actualidad se están confundiendo muchas cosas y son temas muy difíciles de gobernar y de discernir con las personas que tienes delante. En primer lugar estamos ante una crisis de la tauromaquia en el sentido político, porque hace años que los políticos adoptaron la Fiesta como arma arrojadiza entre los partidos y eso nos ha hecho un daño terrible. Tanto como para sentir que no estamos a merced de los gustos del público ni de los cambios sociales, que es lo que debería ser, sino de algo mucho más caprichoso y cambiante como es el gusto personal del político de turno, o la decisión estratégica de su partido. En muchas ocasiones es muy desagradable. Lo hemos vivido con Cataluña. Pocas cosas hay más españolas que los toros y de ahí que haya sido una de las primeras en caer. Luego se ha visto que no era más que el comienzo», confiesa el torero Alberto López Simón, que este año abrió la Puerta Grande de Las Ventas y lo hizo por quinta vez en su carrera.

«La tauromaquia es mucho más, o debería serlo, bebe en valores muy profundos y verdaderos y sé que no son sencillos de entender porque requieren un conocimiento, pero esto nunca ha sido una fiesta de bárbaros, sino de entrega, de lealtad y de verdad. Y esa entrega y esa verdad es primero y ante todo hacia el animal. Curiosamente. Sería justo que si algún día se tienen que acabar los toros sea porque los gustos cambian y no interesan, pero que mientras tanto se respetara una Fiesta que está tan arraigada a nuestra piel, a nuestras costumbres, a nuestro vocabulario incluso y a la que muchos hemos llegado por nuestros padres, abuelos... En las fiestas de los pueblos que todavía hoy se dan en tantísimos rincones de España».

A sus 28 años y antes de encarar su octava temporada como matador, tiene las cosas claras: “La tauromaquia forma parte de nuestra cultura, de nuestra tradición, de tanto repetirlo uno se cansa de escucharlo, pero es así. Y es cierto que están cambiando muchas cosas, pero también lo es que en esta nueva corriente nos estamos llenando de mucho desconocimiento de lo que luego se trata de defender y es una contradicción tremenda. Yo soy torero, amo mi profesión y me encantan los animales, tengo en casa y los cuido y los trato como tal, sobre todo porque los respeto. Acabamos por desconocer los que vivimos en la ciudad cómo funciona de verdad el campo y cómo son los animales. Los de verdad. No los que queremos hacer de ciudad, a nuestra imagen y semejanza. Pasa como en la caza, yo no soy cazador, pero sí sé que existen muchas reglas en el ecosistema, que a mí se me escapan. Es fácil juzgar, criticar y tirar por tierra las cosas, sobre todo cuando las creamos desde una base tan tenebrosa como la ignorancia. En esta época, y eso lo vemos muy bien en todos los ámbitos de la vida, las redes sociales tienen la capacidad de hacer llegar un mensaje hasta el fin del mundo aunque este sea una gran mentira. Por eso creo que es vital ser cuidadoso a la hora de valorar ciertas cuestiones, y más cuando se tratan de tradiciones tan sumamente arraigadas», concluye el diestro madrileño Alberto López Simón.