Feria de San Isidro
Se acabó el bombo y se acabó San Isidro
Sin El Juli ni Morante ni Manzanares ni Talavante la feria amenaza con convertirse en la peor de la historia
Sin El Juli ni Morante ni Manzanares ni Talavante la feria amenaza con convertirse en la peor de la historia
Era tal vez febrero y se hablaba de San Isidro como si no hubiera mañana. A cuatro meses vista. Todo un triunfo. Toreros que entraban a ese bombo improvisado que distaba mucho del bombo verdadero de Otoño en el que todo entró a sorteo, toros y toreros. Fue en aquellos tiempos, en octubre de la temporada ya pasada, cuando el empresario francés Simón Casas, creador del sistema, ya apuntó que el bombo se extendería a la siguiente Feria de San Isidro ante la expectación general. Otoño no es San Isidro. A San Isidro vienen primero las figuras (o eso hacían y no con pocas dificultades, Madrid nunca ha sido plaza fácil) y suma además 34 festejos de manera ininterrumpida.
Casi que pasaba el invierno y un comunicado de prensa ratificó las palabras de Simón Casas, más o menos. Habría bombo. O casi. El bombo incluía el sorteo de diez corridas de toros, seleccionadas, todas buenas y entre ellas una dura de la divisa de Adolfo Martín, solo por ahí el morbo para salirse del plan establecido. El resto de los festejos fuera del sorteo. Y diez toreros que se sumaran. Y se sumaron Enrique Ponce, Roca Rey, el mayor tesoro en estos tiempos y casualidades del destino se llevó la bolita de Adolfo, Diego Urdiales, Perera... Algunos no sin mérito desde luego y con sorpresa.
Todo esto está muy bien para alimentar el desierto taurino del invierno, pero se acabó el sorteo del bombo y se acabó San Isidro. No interesa. Una feria de 34 tardes ininterrumpidas entre mayo y junio en la monumental de Madrid sin El Juli, sin Morante, sin José María Manzanares y sin Alejandro Talavante, por retirada voluntaria, y con los mimbres que estamos viendo en los portales es ponerse una pistola en el pecho para alimentar un serial tan largo.
Se habla claramente de las cuentas, de que saldrán más saldadas en esta ocasión aunque el propio empresario ha argumentado que la feria tendrá los mismos costes. Voy más allá, no creo que en estos tiempos nos podamos permitir una edición de la Feria de Madrid 2019, dicen que la plaza más ¿importante? del mundo en la que no pasen los toreros más reconocidos del planeta de los toros y sí lo hagan y en tres ocasiones apenas una semana antes por la Feria de Sevilla. Algo está pasando. San Isidro no se puede convertir en un túnel oscuro. Es cierto que Madrid no es Sevilla. Es cierto que Madrid es Madrid con todas las dificultades y desafíos que conocemos, pero los experimentos no pueden condenar una feria en un momento social tan sumamente complejo. No puede ser que las miserias del sector queden tan evidenciadas, que las hipotecas internas se traduzcan en el peor San Isidro, posiblemente, de la historia.
Sin duda este pliego vino envenenado con todo lo que ocurrió antes y después (ofrecer mucho dinero para asegurarse la plaza) y no poder gestionar una parte de espectáculos no taurinos con los que se esperaba sumar la recaudación. Sabemos... Pero alguien debe responder a tanta mediocridad, aunque parece que los responsables hacen igual que muchos aficionados al ver lo que pueden ser los carteles de San Isidro: mirar para otro lado.
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