Feria de San Fermín

Y el novillo dijo "no"

Román sale a hombros pese al nulo juego de la novillada de Los Galos en la Feria de la Comunidad

Pase de pecho de Román a uno de sus novillos de Los Galos
Pase de pecho de Román a uno de sus novillos de Los Galoslarazon

Valencia. Primera de la Feria de la Comunidad. Seis novillos de Los Galos, muy bien presentados, serios y astifinos varios de ellos, pero descastados y muy deslucidos.

Fernando Beltrán, de vainilla y oro, dos pinchazos, estocada (ovación), tres pinchazos, aviso, dos descabellos, segundo aviso (ovación). Román, de blanco y oro, estocada (oreja); estocada (oreja). Lama de Góngora, de amapola y oro, estocada (vuelta al ruedo); tres pinchazos, aviso (silencio).

De las cuadrillas destacaron Javier Rodríguez, Raúl Martí y Miguel Ángel García.

Había expectación por ver este primer festejo de la Feria de la Comunidad Valenciana. Una novillada en la que estaban anunciados dos de los novilleros triunfadores en la reciente Feria de las Novilladas de Algemesí: Fernando Beltrán y Román, dos de los nombres más ilusionantes ahora mismo en el panorama taurino valenciano. Por su impresionante actuación del pasado domingo en el serial algemesinense el primero, que le ha lanzado a un primerísimo plano de la actualidad, y por la progresión y seguridad mostrada por el segundo, no sólo en aquella feria de la ciudad arrocera.

Aunque se incluyó a Lama de Góngora, que este año no ha dicho nada en Valencia y se desbarató lo que hubiese sido un mano a mano interesante y con fundamento, lo que de verdad tiró por tierra las ilusiones de todos fue el paupérrimo juego dado por los novillos lidiados, Astados de Los Galos, la ganadería de Simón Casas y María Sara, my bien presentados, eso sí, serios, astifinos, con plaza, pero descastados, mansos, rajados y muy deslucidos en conjunto. De los seis, cinco fueron pitados en el arrastre y sólo uno, el corrido en tercer lugar, fue silenciado camino del desolladero.

Con todo se abrió la Puerta Grande. Fue para dejar salir por ella, con todos los honores y una muesca más en su brillante hoja de servicio, a un Román valentísimo, dispuesto y con la cabeza en su sitio funcionándole perfectamente. En sus manos, al primero, que se quedaba siempre bajo la muleta, le sacó todo lo que tuvo a base de valor sin cuento, aguantando sin pestañear las dudas y parones de un novillo que se acobardó casi de salida y con el que se jugó el tipo metido entre los pitones en el tramo final de su faena.

El quinto huía hasta de su sombra y, con él, volvió a estar muy firme. Obligó siempre a su oponente, que buscaba irse tras cada muletazo, Se dio otro arrimón final y dejó otra estocada incontestable que le valió salir a hombros con toda justicia.

No tuvo nada de suerte Fernando Beltrán en esta oportunidad. Tardo y paradísimo su primero, tuvo que tirar siempre de él, dándole todas las ventajas y sacando excelentes muletazos pero sin continuidad ni unidad. Con el rebrincado cuarto, también tan ofensivo como aplomado, volvió a dejar patente su clase y buenas maneras, porfiando y con tesón en busca de un lucimiento que sólo llegó en momentos aislados. El novillo se acabó rajando y volvió otra vez a demorarse con la espada.

A Lama de Góngora le correspondió un primer oponente que sacó más aire y brío, lo que aprovechó para hilvanar un par de series con temple y suave cadencia. Luego se fue apagando el animal y con ello se difuminó su trasteo. El sexto ¿embestía? a cabezazos, topando más que otra cosa, pero tampoco con furia o rabia, como queriendo que le dejaran tranquilo y no se metiese nadie con él. No quiso pelea en ningún momento y pese a sus ganas, el novillero sevillano pasó sin pena ni gloria.