Opinión
Agosto y el mar ahogado en la arena
Ahora, la economía es política en casi todas partes y también en España, como demuestra el «no» –político– de Puigdemont y Junts al «techo de gasto» del Gobierno
Federico García Lorca (1898-1936) culmina «Poeta en Nueva York», una de las cimas de su poesía, con la canción «Son de los negros en Cuba», en donde escribe del «mar ahogado en la arena». En el siglo XX, el granadino rivaliza con T.S. Elliot (1888-1965) y su «Tierra baldía», también repleta símbolos, en la cumbre de la lírica. Nadie más estuvo a su altura. Agosto empieza ya mismo, con vacaciones para bastantes y preñado de incertidumbres, sobre todo políticas, pero que condicionan la economía. Carlos Solchaga, en sus tiempos de ministro, solía decir que «la política, casi siempre, es economía».
Sin embargo, ahora, la economía es política en España, pero también en la Francia de Macron, ahora inestable, en una Alemania que no acaba de tirar, por no hablar de las incertidumbres que llegan de Estados Unidos, con Trump de favorito y Kamala Harris ante el reto de la remontada, que parece cierta, pero que debe confirmar más allá del primer impulso, tras el paso atrás de Biden.
La política es la que acaba de tumbar por ahora, y antes de empezar a caminar, los Presupuestos Generales para 2025, con el consiguiente berrinche de la «vice» y ministra María Jesús Montero que, claro, culpa al PP de Feijóo, aunque quienes impidieron el «techo de gasto» fueron los diputados de Junts, sin duda por indicación de Carles Puigdemont, poco después –hay pocas casualidades– de que se supiera que Pedro Sánchez iba a reunirse con el presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonés, de ERC. La responsable de Hacienda encajó muy mal el revés parlamentario porque, más que de alguna manera, significaba que ella no tenía, como creía, todo «atado y bien atado».
Política, pura política, más allá de la economía. El Gobierno y la propia Montero tendrán otras oportunidades de aprobar «el techo de gasto» pero, de momento, parece ya muy complicado que los Presupuestos se puedan llegar a presentar en tiempo y forma, como establece la ley, antes de que termine septiembre. Desde el punto de vista económico, tampoco es una catástrofe porque las cuentas gubernamentales, como ha explicado el economista José María Rotellar, eran «imprudentemente optimistas en los supuestos económicos y muy irresponsables en el aumento del gasto».
Montserrat Bassa, diputada de ERC, el partido de Junqueras, Rovira y Rufián, ya lo dijo la legislatura pasada en el Congreso: «La gobernabilidad de España me importa un comino». Es lo mismo que piensa Carles Puigdemont, que solo se guía por sus intereses y los de Junts al tumbar «el techo de gasto». En Cataluña parece muy evidente esta actitud de los «indepes», pero Sánchez y los suyos quizá no lo han tenido tan claro hasta ahora. Los Presupuestos, en cualquier caso, están más que en el alero, o quizá «ahogados en la arena» lorquiana porque si los socialistas contentan a Puigdemont, entonces es más que probable que perdieran el apoyo de ERC. En estos momentos, el que Junts y ERC voten juntos al lado del Gobierno un asunto de importancia capital como los Presupuestos parece imposible, aunque cosas más difíciles se han visto, casi siempre gracias a la chequera. Ahora es más complicado, porque además de dinero hay otros asuntos en juego, pero no imposible.
El escenario internacional tampoco está despejado. Warren Buffett, el idolatrado inversor, acaba de vender un paquete considerable de acciones del Bank of America, una de sus inversiones preferidas durante años. Por ahora no significa nada, pero llama la atención. Esta semana pasada, las acciones de las llamadas «compañías del lujo» han sufrido varapalos bursátiles, con LVMH a la cabeza, después de que la compañía, referente en el mercado de los bolsos de lujo y del champagne, informara de que sus ventas no iban tan bien como esperaban. Las empresas propietarias de Gucci, Cartier o Prada también soportaron caídas notables en bolsa. Para el diario «Financial Times» puede ser un indicio del principio de una recesión.
Casi al mismo tiempo, los analistas de los mercados advierten del peligro de un pinchazo de la burbuja bursátil estadounidense. Comparan la situación actual con la de 1999, en vísperas de que estallara la burbuja de las «punto.com». Ahora se fijan en las llamadas «siete grandes» tecnológicas, con Nvidia a la cabeza y en que el VIX, más conocido como «el índice del miedo», ha pasado de 12 a 17 solo en julio.
La política manda en la economía. Alarmante. Macron en Francia espera hasta después de los Juegos Olímpicos para tomar decisiones. En Estados Unidos todos miran a noviembre, la economía alemana renquea y Sánchez juega al día a día cholista, ahora en un agosto en el que quizá haya un mar ahogado en la arena, como reza el verso de Lorca.
El BCE también analizará los marcos fiscales antes de bajar los tipos de interés
El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, en una entrevista a Europa Press, ha vuelto a insistir en que serán los datos de inflación y de inflación subyacente los que se tendrán en cuenta en septiembre a la hora de tomar una decisión sobre los tipos de interés. El BCE, además, analizará las proyecciones macroeconómicas y el marco fiscal, incluido el compromiso de los gobiernos de estabilizar sus cuentas, antes de adoptar otra bajada de tipos, que por ahora no está asegurada.
Mínimos de conflictividad laboral y más de 500 convenios nuevos en 2024
En los seis primeros meses de 2024 se han firmado algo más de medio millar de nuevos convenios, de los que 367 son de empresa y 167 de ámbito superior, en un periodo en el que la conflictividad laboral ha registrado cifras mínimas. En la primera mitad del año siguieron en vigor otros 1.833 convenios previos, de aplicación superior al año, que afectan a un total de 1.025.867 empresas y 9.081.396 trabajadores, que ha tenido un incremento medio salarial del 2,98%.
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