Opinión

La recesión más extraña y los intereses

Alemania y parte de la eurozona están en recesión técnica, aunque sea con matices. Sin embargo, al mismo tiempo, con la excepción de España, casi hay pleno empleo. Es algo extraño

El canciller alemán, Olaf Scholz, durante el Foro Mundial de Davos
El canciller alemán, Olaf Scholz, durante el Foro Mundial de DavosGIAN EHRENZELLERAgencia EFE

Michel de Montaigne (1533-1597), el inventor del «Ensayo» como un auténtico género literario, sostenía que «nada parece tan verdadero que no pueda parecer falso». El francés del Renacimiento, que escribió toda su obra en su propio castillo de Saint Michel de Montaigne (Aquitania), fue calificado, por el famoso crítico Harold Bloom (1930-2019), de «el más clásico de los modernos y el más moderno de los clásicos». Casi cinco siglos después de lo que escribiera, la línea divisoria entre lo verdadero y lo falso es cada vez más imperceptible, quizá también en economía. Alemania, por ejemplo, está en recesión técnica, es decir, dos trimestres consecutivos en los que cae el PIB, aunque solo sea un 0,1% en cada uno, mientras la economía española, si hay que hacer caso a Pedro Sánchez, «va como una moto». Y claro, es obligado que su «vice» primera, Nadia Calviño, insista en que «no es el momento de cambiar la política económica».

Todo parece «verdadero», lo que impide que también pueda parecer «falso». Alemania está en recesión, pero también roza el pleno empleo en la práctica, algo que ocurre en otros países de la zona euro, con la excepción notable –y trágica– de España. Lo mismo ocurrió el año pasado en los Estados Unidos, en donde también hubo otra recesión técnica mientras se mantenía el pleno empleo. Verdadero o falso, la recesión más extraña en cualquier caso.

La inflación, al mismo tiempo, ha sido y es el gran enemigo de casi todos, aunque algunos gobiernos –como el español– se benefician de que les permite recaudar más sin que la inmensa mayoría de los ciudadanos perciban que hay una subida encubierta y por la puerta de atrás de impuestos. Los responsables de los bancos centrales, a ambos lados del Atlántico, quizá se inspiran en Montaigne cuando aplican medidas que intentan la cuadratura del círculo en economía. La Reserva Federal americana, que preside Jerome Powell, decidió el miércoles no subir los tipos de interés una vez más por temor a acelerar otra recesión, también extraña, que llegará. El precio del dinero en la tierra de Biden y Trump está en el 5,25%, pero volverá a subir al menos otras dos veces y llegará, sin duda, al 5,75%. En la Europa de una Alemania en recesión y con problemas, también porque la economía china no carbura como se esperaba, el Banco Central Europeo (BCE) que preside Christine Lagarde subió los tipos de interés otros 0,25 puntos, como tenía retransmitido por antelación. Son las reglas del juego, los bancos centrales anticipan lo que van a hacer –salvo excepciones– para que no haya sustos en los mercados. Es una forma de hacer las cosas que en los últimos tiempos ha sido eficaz. Lo que parece verdadero y lo que parece falso se enreda porque la nueva subida del precio del dinero –y otras dos que parecen estar previstas– podrían hacer menos extraña la recesión alemana, que se extenderá, es inevitable, por el resto de la zona euro. Sin embargo, los responsables de la economía alemana, con su ministro de Finanzas Christian Lindner a la cabeza, no se quejan, sino todo lo contrario, del endurecimiento de la política monetaria. Es algo que, además, querrían acompañar, a partir de 2024, con más exigencias para que los países del euro reduzcan su deuda pública, que en España acaba de alcanzar los 1,535 billones de euros, un 113% del PIB, según los últimos datos, del primer trimestre del año, del Banco de España que gobierna Pablo Hernández de Cos. Montaigne otra vez. Ese 113% son 0,2 puntos porcentuales menos que a finales de 2022. Al mismo tiempo, también son 33.000 millones más que al cierre de diciembre pasado y también un 5,6% superior en términos interanuales.

Sánchez quiere llegar a las elecciones del 23-J, más allá de los pactos del PP y Vox, subido a «la moto» de la economía o que, al menos, lo parezca. Puede ocurrir, pero cualquier observador atento percibirá que España no ha recuperado la riqueza de 2019, algo que sí han logrado el resto de países de la eurozona. El presidente también se agarra a que la economía española es la que más crece ahora y no le falta razón. La historia cercana demuestra, sin embargo, que las recesiones siempre llegan más tarde a España y que también se demora mucho más la recuperación. Ahora podría coincidir que cuando se alcance la situación prepandemia aparezca la recesión, pero ese será el problema del nuevo Gobierno, con una legislatura por delante. Hay una recesión técnica, con más o menos matices, en la eurozona y es tan extraña que incluso puede no parecerlo. Eso sí, España sigue muy lejos de la eurozona en empleo, paro y productividad, sin entrar en si es tan verdadero que no pueda parecer falso, como explicaría Montaigne.

Demografía política, envejecimiento y mayor desigualdad intergeneracional

El envejecimiento de la población en la mayoría de los países «aumenta la relevancia política de las generaciones mayores», lo que contribuye a «una distribución intergeneracional desigual (e injusta) de los recursos públicos», afirman los economistas José Ignacio Conde Ruiz y Vicenzo Galasso en un informe publicado por FEDEA. Los autores sugieren que, para limitar ese efecto electoral, se necesitan normas constitucionales que protejan a las generaciones jóvenes y futuras.

Acceso al mercado de alquiler inmobiliario de homosexuales y trans en Latinoamérica

Las parejas de hombres homosexuales no sufren discriminación en el mercado de alquiler de cuatro países latinoamericanos, mientras sí la sufren las parejas heterosexuales con una mujer transgénero, según un documento de trabajo, publicado por el Banco de España, que recoge la investigación de los economistas Abbate, Berniell, Coleff, Laguinge, Marchionni, Pedrazzi y Pinto de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina) y Machelett del propio Banco de España.