Televisión
«Billions»: Destrucción mutua asegurada
Llega a Movistar Series la tercera temporada de la serie, a la que se incorpora John Malkovich, que intepreta a un multimillonario ruso y en la que se podrá ver un fascinante duelo de egos
Llega a Movistar Series la tercera temporada de la serie, a la que se incorpora John Malkovich, que intepreta a un multimillonario ruso y en la que se podrá ver un fascinante duelo de egos.
Cuando «Billions» se estrenó a principios de 2016 inicialmente dio la impresión de ser algo parecido a un «redux» de «El lobo de Wall Street» (2013). Después de todo sus personajes –un corrupto tiburón de las finanzas, Bobby Axelrod (Damian Lewis), y un fiscal federal moralmente ambiguo, Chuck Rhoades (Paul Giamatti)– permanecieron durante la primera temporada enfrentados en una encarnizada competición para decidir quién la tenía más grande; y en el proceso funcionaron como máquinas expendedoras de diálogos salpicados de metáforas sexuales, y pullas de patio de colegio, y demás fanfarronadas vocacionalmente citables –ejemplo: «Mi padre siempre me decía que ''misericordia'' es la palabra que usan los nenazas cuando no pueden soportar el dolor»–. Y en el proceso su rivalidad se vio aderezada con asuntos como esa bizarra subtrama sobre las inclinaciones sadomasoquistas de Rhoades, que en la escena inicial del piloto recibía en el pecho un generoso chorro de orina cortesía de su «dominatrix».
La serie, en otras palabras, permanecía instalada en el exceso. No era creíble que hombres tan poderosos y triunfadores como Axelrod y Rhoades fueran a la vez tan débiles y estúpidos. Por supuesto, todo cambió un año después al inicio de la segunda temporada, cuando llegó a la Casa Blanca un millonario dado a las metáforas sexuales y las burlas de patio de colegio, y al parecer también proclive a las lluvias color dorado. Sería muy osado sugerir que «Billions» predijo el ascenso de Donald Trump, pero al menos sí resultó ser útil para explicar al tipo de cultura y de masculinidad que lo facilitaron. De hecho estaba protagonizada por tipos que bien podrían haber sido Trump, gente absurdamente segura de sí misma y dispuesta a sacrificar su ética, defenestrar a compañeros de trabajo e incluso y seres queridos e incluso provocar una aniquilación masiva con el fin de imponer su ley.
La segunda temporada, asimismo, atemperó claramente las exageraciones de la primera. Axelrod y Rhoades seguían tratando de sacarse los ojos, pero se los notaba cansados. Y si aquella tanda inicial de episodios por momentos había pasado de lamentar la avaricia y la amoralidad de sus personajes a simpatizar con ellos o incluso glorificarlos, la segunda pareció preocuparse más por enfatizar la podredumbre y el machismo autodestructivos que contaminaban su universo. Y cuando los vimos por última vez en el episodio nñumero 24, tras haber pasado los otros 23 jugando al gato y al ratón y alternándose los roles de cazador y presa, el «statu quo» de la serie misma saltó por los aires. Rhoades finalmente logró que Axelrod acabara entre rejas por su mezquina forma de hacer fortuna, sirviéndose para ello de métodos legalmente cuestionables. Y, como resultado, ambos personajes quedaron pendientes de reconstruir sus vidas a partir de los escombros.
Viaje al lado oscuro
Hasta ahora, puesto que Rhoades se dedicaba a hacer cumplir la ley y Axelrod a eludirla, se nos invitaba a asumir que las indiscreciones morales del fiscal eran gajes inevitables de la defensa de la ley. En la nueva temporada, que esta misma noche se estrena en Movistar Series, Rhoades sufrirá los ataques de todos aquellos allegados a los que manipuló para conseguir el arresto de su peor enemigo, y eso por un lado nos permitirá ver con toda claridad el megalómano que ha estado escondiendo y por otro, en consecuencia, nos obligará a poner en entredicho nuestras simpatías hacia él. En todo caso, el viaje de Rhoades al lado oscuro no significa en absoluto que Axelrod haya visto la luz. Puede que su mundo esté en ruinas pero, como veremos, su inexpugnable arrogancia sigue intacta. A eso hay que sumar la incorporación de John Malkovich, que interpreta a un multimillonario ruso.
La nueva temporada también nos descubrirá que hubo un tiempo en el que Axelrod y Rhoades solían reverenciarse el uno al otro por su inteligencia, y revelará paralelismos entre ambos que con anterioridad no fueron suficientemente explorados. También los veremos simultáneamente enfrentados a sendas batallas contra nuevos enemigos, empujados por el afán de supervivencia a explorar facetas y talentos de sí mismos que ni siquiera creían poseer; y cómo no, sobre todo, seguirán batallando por destruirse mutuamente, pese a que con ello corren el riesgo de destruirse a sí mismos. «Billions», pues, seguirá ilustrando a la perfección la famosa cita de Confucio: «Antes de embarcarte en un viaje de venganza, cava dos tumbas».
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