Viajes
Cinco razones para viajar a La Palma
Después de meses de confinamiento, el cuerpo nos pide recuperar el tiempo perdido al aire libre y La Palma no defrauda
Con algo más de dos meses de confinamiento a nuestras espaldas, el «encierro» obligado comienza a pesar. La pandemmia del coronavirus no se ha esfumado, pero lo cierto es que comenzamos a vislumbrar la luz al final del túnel y ya hay ganas de viajar. ¿A dónde? Pues el cuerpo nos pide un destino de naturaleza en el que poder respirar aire puro y recuperar el tiempo perdido estas semanas en casa.
Sin necesidad de salir de España, un buen destino que cumple con estos requisitos es La Palma, Reserva de la Biosfera, lo que garantiza la posibilidad de ofrecer experiencias en familia en las que volver a tomar contacto con el entorno natural y respirar el aire más puro. En esta isla la naturaleza se manifiesta con toda su intensidad a través de paisajes únicos sin masificación.
Recuperar la energía perdida
La Palma tiene muchos lugares en los que recuperar esa energía perdida durante los últimos meses, como el Bosque de Los Tilos, uno de los ecosistemas de laurisilva más importantes del archipiélago canario y primera Reserva de La Biosfera de la isla. Localizado en el municipio de San Andrés y Sauces, conserva un patrimonio natural de excepcional valor tanto por su flora como por su fauna, lo que invita al viajero a desconectar mientras pasea entre laureles, barbuzanos, madroños o helechos gigantes, tal y como se explica en su Centro de Interpretación, un espacio que cuenta con una exposición permanente que explica los valores naturales del entorno.
La Palma es una de las islas con mayor desnivel del mundo, lo que permite pasar del nivel del mar a a estar a 2.400 metros de altura en el Roque de los Muchachos, su punto más elevado. Y esto implica que existe un gran número de miradores que regalan espectaculares panorámicas de la isla, gracias a un horizonte limpio y sin contaminación que, en días buenos, permite incluso observar otras islas del archipiélago canario. Resulta una gozada contemplar el fenómeno conocido como mar de nubes, creado como consecuencia del encuentro entre los vientos alisios y las altas montañas. Algunos de los miradores más destacados son el de la Cumbrecita, el de San Bartolo o el del Time. E incluso por la noche es posible encontrar varios miradores astronómicos para observar las estrellas.
Además de mirar, en La Palma también es posible realizar experiencias tan singulares como caminar por suelo volcánico, ya sea a pie o en bici a través de paisajes de lavas, cenizas, calderas y erupciones volcánicas. No son pocos los volcanes que abundan en la isla, pero si hay una zona que destaca por sus cráteres es el Parque Natural de Cumbre Vieja. Allí el viajero se topa con el Volcán de Teneguía, que vivió su última erupción no hace mucho; en 1971. Muy cerca, es posible aprender sobre vulcanología en el Centro de Visitantes del Volcán de San Antonio, bordeando su cráter. Y para los más atrevidos, resulta toda una aventura realizar la ruta de los volcanes, de 20 km. De hecho, La Palma está considerado como uno de los destinos por excelencia para practicar el senderismo, gracias a su red de senderos con más de 1.000 km señalizados.
Avistar ballenas y delfines
En La Palma el Atlántico tiene escondidas algunas sorpresas para los amantes de los fondos marinos y también de sus especies. Las erupciones volcánicas crearon en el interior de sus aguas un ecosistema de rocas, arcos, torres y cuevas que resultan ideales para la práctica del buceo. Pero también es posible descubrir estos secretos desde la superficie con una embarcación. Desde el Puerto de Tazacorte, en la costa occidental, merece la pena tomar un barco para disfrutar del avistamiento de diversas especies de cetáceos, tortugas y peces.
Y para redondear el viaje, nada mejor que acampar en mitad de la naturaleza, con un escenario plagado de pequeñas flores con llamativos colores en la cumbre más alta, pasando por una vegetación jurásica y por imponentes pinos. En la isla de La Palma hay varias zonas de acampada, sin duda la mejor opción para dormir bajo las estrellas y a nuestro aire. Algunas de las mejores zonas de acampada son la laguna de Barlovento, el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente y el Refugio del Pilar.
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