Viajes
Otro Algarve llamado Caldas de Monchique
Hoy quiero mostrar otro aspecto de esta región, quizás menos popular para el turista español, en el interior, todo un paraíso que debe ser conocido
Cuando oímos hablar del Algarve como destino turístico, es casi inmediata la relación que mentalmente hacemos con la repetida imagen de playas interminables en el Océano Atlántico y muchas horas de sol. Esa vinculación, lógica, es casi instantánea.
El gran destino vacacional de Portugal, el gran reclamo turístico de sol y playa de nuestro país vecino, atesora sobrados atributos para ser visitado. No es preciso ir desgranándolo con meticulosidad por ser, en su mayoría, sobradamente conocidos.
Sin embargo, hoy quiero mostrar otro aspecto de esta región, quizás menos popular para el turista español, aunque, a decir verdad, se ven coches con matricula española en este destino termal.
Me refiero a las famosas Caldas de Monchique, localizadas en el Parque Natural de la Sierra de Monchique. Todo un paraíso de verdor y boscoso, situado en un pequeño valle rodeado de montañas y mucha vegetación, en el que de las profundidades del suelo brota esa riqueza líquida que le hace inigualable: las peculiares características de sus aguas termales (ricas en bicarbonato, sodio y flúor, presentan la singularidad de ser super alcalinas, con un ph de 9,5).
Tuve la suerte de estar allí recientemente y puedo asegurar que es todo un paraíso que debe ser conocido por el lector.
De contrastadas propiedades mineromedicinales, ya eran apreciadas en tiempos en los que el imperio romano dominaba la península ibérica. Tanto que las llamaban “aguas sagradas”
Único complejo de estas características localizado en el Algarve, me aseguran que es también el único balneario termal al sur del Tajo. Sus aguas, que brotan a una temperatura entre 27 a 32 grados, están particularmente indicadas para afecciones respiratorias, problemas musculares, etc.
Pero sería ciertamente injusto, y algo parcial, enfocarse solo en esa vertiente terapéutica. Importante, sin duda.
Hay también otra opción, tremendamente recomendable, encauzada en el bienestar, en sentirse bien, en tratamientos de belleza, de relajación y de disfrute que cuenta con un completo equipamiento para garantizar el mejor de los resultados (ducha vichy, masajes e hidromasajes, piscina de agua caliente interior, baño turco, sauna, etc., etc.). Todo ello, con el aliciente adicional de las propiedades de estas aguas.
Hay pues otro Algarve, tan auténtico y genuino como el de sol y playa. Un Algarve verde, frondoso, apto para caminatas por el bosque, para el descanso y para la disfrutar de las “aguas sagradas” de este valle.
La Villa Termal das Caldas de Monchique Spà & Resort, a través de sus diferentes opciones (Hotel Central, Hotel D. Carlos Regis, Hotel Termal y Central Suites & Apartarments), garantizan el alojamiento perfecto para cualquier huésped. Si a ello le unimos su magnífico Spa termal (con todo tipo de equipamientos y tratamientos), su emblemático restaurante 1692 (con sus características vidrieras policromada y aires moriscos), piscinas exteriores y varios bares, hemos encontrado una oferta hotelera y de bienestar de primer nivel en un entorno natural único.
Visitando su página web, me gusta cómo -en pocas palabras- definen lo que suponen estas termas para el visitante. “A tranquilidade da Serra e a proximidade do Mar”. Imposible hacer un resumen tan magnífico.
Naturaleza, paz, tranquilidad, agua y salud. ¿Qué más se puede pedir?
Atrévanse a descubrir el otro Algarve, abran los ojos a otro tipo de destino vacacional en el sur de Portugal. Sin aglomeraciones, sin agobios, sin ruidos, de paseos lentos entre la naturaleza, de manantiales y fuentes de agua que brotan del suelo, de bonitos senderos entre las sombras árboles centenarios.
En todo caso, la incuestionable variedad de esta región portuguesa hace que ambas opciones (mar e interior) no sean incompatibles. Al contrario, armonizan (utilizando un símil gastronómico) a la perfección.
En unas vacaciones por el Algarve, si buscan unos merecidos días de sol y playa, recuerden este bonito contrapunto, antes de volver a casa, llamado “Caldas de Monchique”. Un oasis de calma, bienestar y reposo.
Háganme caso, lo disfrutarán.
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