Viajes

Castilla y León: seis localidades históricas para visitar este invierno

Descubre qué ver, dónde comer y dónde dormir para impregnarte definitivamente de la centenaria cultura castellanoleonesa

Vista de los tejados de Frías.
Vista de los tejados de Frías.Alfonso Masoliver

Comienzan los días fríos y ya no parece buena idea ir a la playa. Como ocurre todos los años, durante los próximos meses buscaremos escapadas hacia el interior, chimeneas crepitando en paradores y posadas, cazos humeantes de legumbres, ropa de lana, escarcha castellana. Se abre la temporada de visitas a pueblos del interior y lo estábamos deseando. Un poquito de cultura por aquí, un castillo magnífico por allá... todo ello sazonado con algunos de los mejores alojamientos que podemos desear para nuestras deliciosas aventuras del fin de semana. Aquí tienes seis localidades de Castilla y León para visitar antes de que volvamos a la playa a no hacer nada.

Frías (Burgos)

Vista de la torre del Castillo de Frías desde el interior de su patio de armas.
Vista de la torre del Castillo de Frías desde el interior de su patio de armas.Alfonso Masoliver Sagardoy

Aunque esta localidad de las Merindades se considera oficialmente una ciudad (la ciudad más pequeña de España, concretamente), su estructura y su tamaño la convierten a efectos prácticos en un pueblo de calidad suprema. Su población no alcanza los 300 habitantes pero la torre de su castillo que se mantiene haciendo admirables equilibrios sobre la frágil roca donde fue construido, como una aguja de piedra pinchando las capas bajas del cielo, conforma una imagen única en nuestro país, a la vez que hipnótica. Parece que los cuentos que hablan de castillos recluidos en las montañas y situados al borde de un peñasco, se basaron sin quererlo en el castillo de Frías. Otro punto a favor es que aquí podemos encontrar también una serie de casas colgadas, parecidas a las de Cuenca pero a menor escala, un espectáculo que podría diversificar nuestra visita y otorgarle un toque todavía más original (si cabe) y que los paseos por sus callejuelas silenciosas a la hora de la siesta nos conceden unos sabores de quietud perfectos para un fin de semana.

Dónde dormir: Hotel Rural El Molinar.

Dónde comer: Mesón Fridas.

Medinaceli (Soria)

Vista de Medinaceli desde la carretera que lleva a la villa.
Vista de Medinaceli desde la carretera que lleva a la villa.Alfonso Masoliver Sagardoy

El poblado celta de Okelis. La villa romana de Occilis. La ciudad de Salim durante la época musulmana. Esta localidad empotrada en lo alto de su colina, vigilando el valle de su alrededor con una atención y una persistencia milenarias, casi testarudas, rodeada y acuchillada por el viento durante casi todo el año, fácilmente puede considerarse uno de los lugares con mayor densidad histórica y cultural de toda la comunidad castellanoleonesa. Ya acercándonos a ella podemos discernir los restos de la calzada romana que conducían al arco de entrada de la muralla que hoy apenas son ruinas, pero que mantienen un olorcillo a sangre latina y vino napolitano prácticamente imborrable. Y las leyendas que siguen a este rastro son tantas que merecen un artículo aparte: dicen que Almanzor, el temible caudillo algecireño, fue traído hasta aquí tras ser herido en la batalla de Calatañazor, dicen que murió aquí y fue enterrado aquí, en algún lugar del pequeño cerro. Y también se supone que el Cid (o eso canta su cantar) también trotó por estas callejas a lomos de Babieca, como si todo el poder de las leyendas de nuestro país tuviera su capital en Medinacelli.

Dónde dormir: Hotel MedinaSalim.

Dónde comer: El Foro.

Toro (Zamora)

Toro. Zamora.
Toro. Zamora.Mariam A. MontesinosEFE

La que quizá sea una de las localidades más emblemáticas de Zamora no puede entenderse sin comprender antes los significados de la sangre y del vino, y de los lazos que unen ambos líquidos desde los años del antiguo Egipto. Zamora no puede verse sin conocer antes el sabor de la sangre y del vino porque sería una visita insulsa e incompleta. Refrescante, bañada de forma permanente por el río Duero, esta zona fue utilizada durante el medievo para elaborar uno de los mejores vinos de Castilla, conocido como el vino oscuro de Toro (y todavía hoy produce un vino excelente), pero además se utilizó como campo de batalla en algunas de las contiendas más importantes de nuestra Historia, tal y como la batalla de Toro que llevó a Fernando el Católico a triunfar sobre los partidarios de Juana la Beltraneja, un triunfo que procuró definitivamente la coronación de su católica esposa como reina indiscutible de Castilla. Sangre y vino, no lo olvides cuando visites Toro: tendrás que dar unas gotas de lo primero por cada sorbo delicioso de lo segundo.

Dónde dormir: Eurostars Valbusenda Hotel Bodega & Spa.

Dónde comer: Bodega Latarce.

Medina del Campo (Valladolid)

Parte trasera del Castillo de la Mota.
Parte trasera del Castillo de la Mota.Alfonso Masoliver

Parece mentira que los recuerdos más importantes de nuestra Historia estén tan cerca como un desvío rápido en el kilómetro 157 de la A-6. Uno tiende a pensar que la única manera de acceder a lo que realmente importa requiere de viajar muy lejos, a ciudades famosas, gastar mucho dinero en restaurantes lujosos; pero conduciendo a la boda de nuestro cuñado nos asalta el cartel de Medina del Campo y súbitamente las historias reaparecen, encajan sus huesos y los cubren con músculos y con piel, nos saludan desde el Castillo de la Mota todavía chorreando sangre mientras se cierran las heridas. A la pregunta: ¿dónde murió Isabel la Católica? La respuesta es: en Medina del Campo. Y también han combatido aquí Pedro I de Castilla, su hermano Enrique de Trastámara, los Comuneros enfrentados a Carlos V, Juana la Beltraneja, los secuaces de Napoleón, los héroes y antihéroes de la Guerra Civil española.... Todo en España converge como una implosión de sucesos en el campanario de Medina del Campo, una de las localidades más históricas de nuestro país y, por descontado, guardiana de tesoros suculentos que no pueden ser vistos ni tocados, tan solo escuchados con atención acercándonos a sus ladrillos.

Dónde dormir: Posada Real del Pinar.

Dónde comer: El Mortero.

Ciudad Rodrigo (Salamanca)

Los matadores de toros Julián López El Juli, Miguel Ángel Perera y El Capea participan en el XXXVIII Concurso Nacional de Acoso y Derribo de Ciudad Rodrigo
Los matadores de toros Julián López El Juli, Miguel Ángel Perera y El Capea participan en el XXXVIII Concurso Nacional de Acoso y Derribo de Ciudad RodrigoVicenteAgencia ICAL

Prácticamente rozando la frontera con Portugal, encajonada en un lateral español, esta localidad bañada por el río Águeda supone una visita indispensable para los amantes de la cultura castellana. Ya atravesando su puente romano notamos que nuestro rostro se endurece, como dispuesto a combatir en una guerra aleatoria que fundirá nuestra sangre en sus edificios históricos. Y la arenisca de los edificios se introducirá en nuestras venas. Ciudad Rodrigo exige al visitante este intercambio de sustancias. Un pago justo para disfrutar de sus callejas de estilo medieval, un bono de entrada para edificios emblemáticos como el castillo de Enrique II, la capilla de Cerralbo, el Hospital de la Pasión, el Palacio de los Águila o la Catedral de Santa María. Fíjese que el duque de Wellington (el mismo que derrotó a Napoleón en la batalla de Waterloo) tomó esta ciudad de las tropas francesas durante la Guerra de Independencia, y si marcásemos un caminito europeo que nos lleve a los destinos por donde ha cabalgado la gloria, ese camino pasaría indudablemente por las murallas de Ciudad Rodrigo.

Dónde dormir: Parador de Ciudad Rodrigo.

Dónde comer: La Canóniga.

Astorga (León)

Palacio Episcopal de Astorga
Palacio Episcopal de AstorgaLa Razón

Olvidemos por un momento los atractivos habituales del interior castellano, los castillos y las iglesias. Busquemos un placer en estado puro y que pueda introducirse en nuestra boca con facilidad. Así llegamos a Astorga. Aunque aquí podemos encontrar joyas arquitectónicas como el Palacio de Gaudí o la bellísima Catedral de Santa María de Astorga, el plato fuerte en una visita a este municipio es, sin duda alguna, el Museo del Chocolate. Un pedacito de amarga dulzura ubicada en una de las muchas fábricas de chocolate que produjeron en Astorga (algunas durante siglos) el preciado alimento, y que mostrará al visitante como, por mucho que digan los austriacos o los suizos o los franceses, el país europeo que introdujo el chocolate en nuestras vidas fue España, después de muchos experimentos hasta alcanzar el sabor que hoy empalaga las ideas de millones de personas en todo el mundo. Olvídate de Willy Wonka y de sus estúpidos juegos. Viaja a Astorga para conocer el verdadero y profundo sentido del chocolate.

Dónde dormir: Posada Real Casa de Tepa.

Dónde comer: Restaurante El Patio.