Entrevista

Ángel Martínez, periodista: «No estamos preparados para entender la pobreza»

Angel Martinez, escritor sobre viajes a Asia en el Museo Nacional de Antropologia
Angel Martinez, escritor sobre viajes a Asia en el Museo Nacional de AntropologiaDavid JarLa Razon

Llegó a India con lo puesto. Una mochila y ganas de sumergirse en la cultura asiática con el ímpetu del curioso y el empeño de un buen periodista. Al final, Ángel Martínez estuvo más de una década recorriendo el continente y desvelando historias con alma que ahora publica en «Al sur del Himalaya» (Kailas). Experiencias personales y profesionales que envuelven un relato escrito con mimo y pasión.

¿Cómo vivió el choque cultural al aterrizar en India?

Mi primer viaje allí fue de exploración: desconocía el lugar y no tenía intención de quedarme. Esto hizo que viviese la experiencia con menos conocimiento; lo que implica menos prejuicios, expectativas y frustraciones. El choque cultural fue mayor con el paso del tiempo. Cuanto más conoces la raíz de los eventos, comportamientos y problemas que vive una sociedad, más consciente eres de sus implicaciones. Dicho esto, hay situaciones impresionantes que recuerdo de forma vívida de mi primera vista a India. Por ejemplo, en Varanasi no solo vi cómo incineran a los muertos hindúes en el Ganges, también descubrí a un perro callejero jugando con los restos de un cuerpo de bebé que flotaba en el río. Según la tradición, los menores de tres años no se deben incinerar, como tampoco algunas sectas del hinduismo permiten cremar a las embarazadas o a los muertos fruto de una picadura de serpiente.

Afirma que, en India, la tolerancia a la inmundicia es total, ¿tolerancia o resignación?

Ambas. Una precede a la otra. El ser humano es un animal de costumbres. De forma que nos resignamos ante las cosas que suceden hasta interiorizarlas y aceptar el agravamiento de la situación, lo que aumenta nuestro nivel de tolerancia hacia ese aspecto en cuestión. Les ocurre a los viajeros occidentales que aceptan hacer noche en tugurios en los que no dormirían ni pagados en Europa.

¿Están los turistas que visitan países como India preparados para mirar cara a cara a la pobreza?

Cada vez más se organizan visitas por arrabales y varios pobres como parte de tours sostenibles. Muchos de estos son elogiables y los asistentes occidentales participan de ellos con genuina voluntad de conocimiento y entendimiento. Pero son píldoras de realidad administradas en dosis inocuas. Ni las clases altas ni las clases medias están preparadas para admitir la pobreza y comprenderla en toda su complejidad, porque tal entendimiento supondría admitir que hay un reparto desigual y que nosotros mismos necesitamos revisar lo que tenemos y lo de lo que podemos prescindir. Pero este no es un problema exclusivo de los ciudadanos occidentales. De hecho, el grado de aislamiento de los grupos sociales en países con fuertes desequilibrios como India es más insultante que la forma en que nuestros países desarrollados miran hacia otro lado.

En varias ocasiones se alojó en casas de locales. ¿Fue cuestión de ahorro o interés por sumergirse en la cultura ajena?

No fue una decisión premeditada, sino que durante los meses iniciales de exploración era más sencillo así. Tras un primer año viajando de esa forma, sin embargo, me di cuenta de que así me acercaba mucho más al día a día de los residentes y me alejaba de la rutina de los visitantes y mochileros, cuyas experiencias no me interesaban tanto. Además, esta forma de vida me permitía tener mas desahogo financiero. Generalmente, los usuarios de«couchsurfing» tienen una mentalidad abierta. Su predisposición a aceptar a gente diferente hace que la relación sea una fuente de soluciones ante las vicisitudes que vive un extranjero, más que un problema.

¿Qué dificultades encontró para ejercer allí su profesión?

Muchas de estas sociedades tienen una escala de valores diferente a la que nosotros estamos acostumbrados, y es un aprendizaje continuo para el que el periodista tiene que estar preparado a la hora de tratar con las comunidades locales. Por otro lado, algunos gobiernos son marcadamente nacionalistas por lo que cualquier crítica exterior de la realidad local no solo está mal vista sino que está perseguida. El caso más claro es el de Vietnam, donde la información relativa a la disidencia que se opone al régimen conlleva la conexión con las redes de activistas que actúan en la clandestinidad porque están perseguidas por las autoridades locales.