Escapadas
Hotel Áurea Palacio de Correos, el primer cinco estrellas de Logroño
Levantado sobre la estructura exterior de un antiguo convento de las religiosas Agustinas, este hotel ya se ha convertido en una cita obligada en la capital riojana
En la popular plaza de San Agustín, en pleno casco histórico de Logroño, haciendo esquina con el Museo de La Rioja (un palacio del siglo XVIII propiedad de la esposa del general Espartero) y a pocos pasos de la deliciosa calle Laurel, encontramos el Áurea Palacio de Correos, el primer hotel con categoría cinco estrellas de la capital riojana, integrado en la colección Áurea Hotels, la marca de alojamientos boutique de la compañía Eurostars Hotel Company del Grupo Hotusa.
El establecimiento fue levantado sobre la estructura exterior del Palacio de Correos, edificado en el solar antiguamente ocupado por un convento de las religiosas Agustinas, abandonado desde 1915. Las obras de estas oficinas se iniciaron en 1927, teniendo que esperar hasta el 23 de mayo de 1932 para su inauguración. Tras varias desafortunadas reformas, las dependencias de las oficinas centrales de Correos de Logroño dejaron de funcionar en 2004. En su reconversión a establecimiento hotelero se ha cuidado con esmero la preservación del alma de la obra original, conservando sus elementos arquitectónicos más importantes que lo convirtieron en referente del estilo neobarroco de la ciudad. Tal como nos cuenta Daniel Isern, el arquitecto encargado de la remodelación, «del interior del edificio no había nada que salvar, todo era del último parche. Había que empezar casi de cero, con la idea de no fingir ser de un momento que ya no somos, pero tratar con justicia y respeto el sitio en el que estamos. Intentamos que quedara claro qué es original y qué hemos añadido».
Dos cabezas de leones, con sus fauces abiertas, custodian su puerta de entrada: son los buzones de correos originales, encontrados entre los escombros al iniciarse las obras, que nos recuerdan el origen de este emblemático edificio. Varios detalles de su interior también son un claro homenaje a la antigua función pública que, durante décadas, se desarrolló en sus dependencias: los pasillos de sus cuatro plantas están decorados con una colección de tarjetas postales con las que los carteros felicitaban antiguamente las fiestas navideñas (con piezas desde el siglo XVIII hasta los años ochenta) y en las habitaciones se pueden observar piezas de color basadas en sellos de correos conmemorativos de Logroño.
El hotel cuenta con 41 habitaciones con tres categorías: doble superior, doble premium y las exclusivas junior suite Torreón y la junior suite Dúplex Portales, con dos alturas. Todas están decoradas con una relajante combinación de tonos neutros, con estilo art déco en clave contemporánea, elegantes pero no sobrecargadas, funcionales y acogedoras, equipadas con todas las ventajas de la tecnología actual. Los baños simulan enormes cajas de cristal enmarcadas en paneles dorados que se iluminan como una enorme linterna.
Restaurante Matasellos
Brindando un claro homenaje al origen del edificio con su nombre, el restaurante Matasellos ofrece a sus comensales una propuesta gastronómica basada en los excelentes productos riojanos. Su carta está inspirada en la cocina de proximidad y el recetario local tradicional con toque de autor, usando exclusivamente productos de la huerta y de temporada. Destacan los cogollos de Tudela César, las alcachofas confitadas con coliflor y las tentadoras «cochinadas»: manita, panceta y carrillera.
Para quienes quieran dar gusto a su cuerpo, el hotel dispone de un magnífico spa, cuya construcción fue todo un reto para Daniel Isern y su equipo, ya que se vieron obligados a excavar dos sótanos. Los que tengan la suerte de disfrutarlo se darán cuenta de que el esfuerzo mereció mucho la pena. El spa cuenta con todo lo necesario para disfrutar de momentos de relajación únicos: piscina con camas de burbujas en su interior, duchas dinámicas, sauna, hammam, un pasillo de cromoterapia y aromaterapia con agua a diferentes temperaturas y una zona de hamacas donde poder relajarse después de realizar el circuito de una hora de duración y un precio de 25 euros por persona.
Nadie debería dejar este alojamiento sin antes subir a su terraza: si el tiempo lo permite, sobre todo durante la primavera y el verano, resulta un auténtico lujo disfrutar del único «rooftop» de la ciudad de Logroño, con la mejor carta de cócteles de la capital riojana y excelentes vistas a la plaza de San Agustín y del Museo de La Rioja. La terraza no es exclusiva para clientes y está abierta al público en general siempre que el aforo lo permita.
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