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Hermitage Andorra: Exquisito refugio al abrigo de una estación

Este capricho elegante y hogareño en el corazón de Soldeu, a los pies de las pistas de Grandvalira, se adereza con alta gastronomía, 5.000 metros wellness y planes para disfrutar entre cumbres nevadas y valles verdes recién despertados

Soldeu
SoldeuHotel Hermitage

Las cristaleras enmarcadas en madera que se suceden a lo largo del Sport Hotel Hermitage&Spa, el lujoso refugio con sello The Leading Hotels of the World, tienen un inevitable efecto terapéutico. La belleza pirenáica de Soldeu invita a dejar la mente en blanco cuando la mirada se pierde, como la telecabina que sube y desaparece, frente a la emblemática estación de Grandvalira. Basta con entregarse a un buen libro en alguno de sus amplios salones de reposo, dejar escapar alguna que otra ojeada furtiva hacia el ventanal y escuchar el crepitar de una chimenea que incluso se enciende alguna noche fresca de verano. La panorámica hipnótica se repite en cada dependencia de este resort refinado, imaginativo y noble, como sus materiales. Siempre majestuosa en su Glass Bar. Siempre cercana ante los 5.000 metros cuadrados de su SPA, el templo de burbujas y bienestar más grande del Principado.

Spa Sport Hotel Hermitage & Spa
Spa Sport Hotel Hermitage & SpaHotel Hermitage & Spa

El primer hotel de lujo inaugurado en Andorra, en 2006, cuenta con 135 suites de distintas categorías. Diseño, amplitud, la textura agradable de amenities Acqua Di Parma, terrazas con vistas y una banda sonora compuesta por el rumor del río, son una cura para el descanso en la Parroquia de Canillo. Los más sibaritas pueden hospedarse en una de las nueve Hermitage Mountain Residences o en sus exclusivas cabañas de montaña recientemente inauguradas, que cuentan con mayordomo o chef privado. Si el chalé alpino Hermitage Mountain Lodge Borda Calbó dispone de cuatro estancias, Mountain Borda Mangautxa constituye el sueño que dos almas desearían compartir en Incles, el valle más codiciado de Andorra. Lejos ha quedado la primigenia Casa Calbó, la posada hogareña que acogía a los viajeros que transitaban entre España y Francia a principios del pasado siglo. La hospitalidad sigue intacta. Un valor que perciben los huéspedes, incluidos los que pertenecen al turismo MICE y a la cartera de socios de viajes de lujo de Virtuoso.

Hotel Hermitage Andorra
Hotel Hermitage AndorraHotel Hermitage Andorra

[[H3:«Mushing» y botas calientes]]

Si no fuera por los planes que esperan en la estación más extensa del Sur de Europa (Grandvalira presume de 210 km esquiables y 138 pistas tras unir los sectores de Encamp, Canillo, El Tarter, Soldeu, Peretol, Grau Roig y Pas de la Casa), lo más fácil sería sucumbir a la tentación de alargar el desayuno, una de las delicias gastronómicas que propone el chef ejecutivo Jordi Grau. Entre confortables sillones de texturas el reloj es secundario: no es habitual disfrutar de un delicioso café, sorbo a sorbo, ante el sutil movimiento de esquiadores que dominan un perfecto paralelo y levantan una nube ilusoria que se deshace en segundos. La pista de alta competición Avet, célebre por los descensos de la Copa del Mundo 2019, impone. No es para todos los públicos, pero sí para impresionar cualquier mirada.

En el Sport Hotel Hermitage&Spa los cuidados servicios que rodean al deporte rey de Andorra son parte del alma del resort. Al llamado «ski in», «ski out», es decir, el acceso directo a pistas y remontes (un invento que se agradece tanto como liberar los pies tras un día de descensos), los amantes de esta disciplina cuentan con acceso a los «vip lockers», donde incluso mantienen las botas calientes. ¿Y si no somos muy amigos de las tablas? Sobran las alternativas, entre ellas las raquetas de nieve o los vuelos en helicóptero. Las motos de nieve automáticas, que requieren destreza para equilibrar cuerpo, la tracción de la oruga y el deslizamiento delantero de los esquíes, son una actividad divertida si la nieve está en buen estado, se siguen las indicaciones y el conductor, en el caso de que la moto sea doble, domina la situación. Antes de proseguir la agenda, el restaurante Sol y Neu ofrece una parada sabrosa.

En la parte alta de El Tarter se escucha el ladrido de 36 huskys. Entre ellos los de Odin y Avi, dos líderes que se compenetran muy bien y encabezan el trineo, y los de Osi y Saga, los perros que les siguen detrás. Sus magnéticos ojos claros delatan que se trata de una raza especial. Su energía es desbordante. Su dieta, rica en buenos piensos, proteínas y carbohidratos. Por ello sus «mushers» les procuran los mejores cortes magros de carne, buenos pescados y una rutina diaria para descargar el ímpetu físico y mental que requieren. Acariciarlos y guiarlos durante parte de los 25 kilómetros que necesitan correr a diario es una experiencia inolvidable, al igual que la estampa gélida frente al pic de l’ Estanyó.

Arraigo emocional

El verano ofrece el rostro risueño de Andorra. Despojado de su pureza blanca, el destino es perfecto para comulgar con la naturaleza, practicar deportes de montaña y regalarse un baño de bosque o, si no se teme al agua fría, un chapuzón en los numerosos lagos alpinos, como el de Siscaró o Salamandras, espejo de frondosos bosques de abedules, abetos u olmos.

Senderismo por Andorra
Senderismo por Andorra Hotel Hermitage Andorra

Los días calurosos del estío, que se alternan con noches amables, invitan a montar a caballo, remar en canoa o perfeccionar un «swing» directo en el campo de golf Soldeu, el más alto de Europa. El lujo también es descubrir, con los guías del Sport Hotel Hermitage&Spa, rutas de senderismo aptas para todos los niveles o caminos idílicos para las bicis eléctricas. Pedalear rumbo a Tossa de la Llosada se premia con un arrebato visual 360º: Andorra, en todo su esplendor, junto a sus vecinas España y Francia. Las travesías se complementan con explicaciones que detallan el valor de la flora en estos lares (la hierba de San Juan es la base del aceite de hipérico y la piña de abeto la de los jarabes contra los resfriados) y la riqueza de una fauna de zorros, aves rapaces, osos y cérvidos. Culturalmente hablando, el arte románico del Principado también merece una parada, ya que en verano abre las puertas de sus policromías interiores. La Basílica Santuario de Meritxell, que custodia una réplica de la talla románica de la Virgen (calzada con los zuecos que usaban los agricultores de montaña de antaño), no puede obviarse. Su historia, y los restos que sobrevivieron al incendio de 1972 y conviven con la arquitectura de Ricardo Bofill, son parte de un BIC aderezado de montaña, cielo y tierra.

Tres elementos que, en el hotel, tienen su interpretación culinaria. En el menú degustación de Ibaya, el único Estrella Michelin del Principado, la propuesta meditada, y emocional, delata arraigo y el inconfundible sello del pluri estrellado Francis Paniego como chef asesor. Alta gastronomía que, en Koy Hermitage, despliega la quintaesencia de la cocina nipona bajo la dirección del también Estrella Michelin Hideki Matsuhisa. Su cremoso de chocolate blanco con helado de yogur de leche de oveja local, gel y leche de frambuesa y merengue, se llama «Hatsuyuki». Significa primera nevada. Toda una declaración poética para endulzar el buen tiempo, porque aún quedan muchos meses para que los copos se posen en el corazón abrupto de Andorra y la nieve virgen nos retrotraiga, irremediablemente, al asombro de la infancia.