España
Un sabor propio con «chispa» italiana
L’Abbraccio: el rincón madrileño con cocina mediterránea de gran nivel
Si por algo se caracteriza L’Abbraccio es por cultivar la pasión por la gastronomía. En ese pequeño rincón madrileño, situado en la calle Poeta Joan Margall, 51, el tiempo parece haberse detenido: los años de experiencia de José Manuel Rodríguez Lorenzo y de Carlos Porto se notan en cada una de sus propuestas culinarias y en los detalles que hacen de sus platos una experiencia única. El secreto, probablemente, está su excelente materiaprima, aunque eso, por sí solo, no siempre basta. Es necesario aderezarlo con una buena dosis de imaginación para seguir sorprendiendo al comensal. Aunque su nombre tiene aires italianos, que recuerda a los inicios del local y que todavía se deja sentir en algunas comidas como el carpaccio, la burrata o el tiramisú, en su carta se identifica una cocina mediterránea de gran nivel, basada en los mejores productos de temporada que se renuevan en función del mercado. De hecho, están a punto de inaugurar su carta de verano, en la que seguirán apostando por la calidad, el diseño y la tradición.
El espacio abraza a sus clientes con un cuidado exquisito en el trato, en la presentación de sus menús y en la elaboración de su cocina. La experiencia, no obstante, se completa con la apertura de su espectacular terraza, disponible para todos los públicos y perfectamente dispuesta para los días estivales. Aquí, sin duda, merece la pena decantarse por algunas sus delicias más demandadas como los espárragos trigueros en tempura de cerveza, el txangurro en erizo de mar al gratén de tobiko o el queso de cabra a la plancha con cebolla caramelizada y mermelada. Pero tampoco defraudan otros entrantes tan sencillos y preparados como las croquetas, el tomate natural con bonito o la ensalada de quinoa con salmón marinado y cítricos.
Entre los platos principales hay un protagonista esencial, gracias al horno de leña de encina, que es el encargado de aportar un espectacular sabor a las carnes. Cualquier opción resulta deliciosa, ya sea cordero, cochinillo, chuletón o chuletillas, entre otros. Y mención especial merecen los sorprendentes carpaccios de avestruz o de cocodrilo, una exquisitez para el paladar de los más exigentes. Aunque tampoco faltan los pescados, como el tartar de atún rojo o la merluza de pincho con chipirones en su tinta. Una variedad de platos que L’Abbraccio cuida en todo momento. Aún así, luchan contra la monotonía en el paladar y cada semana presentan nuevas propuestas tratando de sorprender al cliente con los mejores ingredientes del Mediterráneo y sus sutiles toques exóticos. Como con sus vinos, que constituyen otras de sus señas de identidad.
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