Viajes

Una mágica puesta de sol desde el campanario de Vilafranca del Penedés

Cuando el sol se acuna en las montañas del Penedès, el campanario se convierte en un mirador desde el que el viajero puede contemplar el mágico espectáculo del crepúsculo, cuando el cielo se tiñe de rojo y azules intensos

Desde lo alto de la basílica de Santa María se divisa toda la ciudad
Desde lo alto de la basílica de Santa María se divisa toda la ciudadlarazon

Cuando el sol se acuna en las montañas del Penedès, el campanario se convierte en un mirador desde el que el viajero puede contemplar el mágico espectáculo del crepúsculo, cuando el cielo se tiñe de rojo y azules intensos.

En Vilafranca del Penedès, el campanario de Santa María se transforma con la llegada del verano, pues hasta octubre convierte la velada de los sábados en una auténtica experiencia sensorial. En el momento más mágico del día, cuando el sol se acuna en las montañas del Penedès, el campanario se convierte en un mirador desde el que el viajero puede contemplar el mágico espectáculo del crepúsculo, cuando el cielo se tiñe de rojo y azules intensos. Y si a ello le añadimos una copa de vino, cortesía de las bodegas vilafranquinas, la experiencia se transforma en inolvidable.

Pero antes de acceder a la cúspide del campanario vale la pena visitar la basílica de Santa María. Ubicada en el corazón de la localidad, entre la plaza que lleva su nombre y la de Jaume I, y arropada por el Museo de las Culturas del Vino, el medieval palacio Baltà y el monumento a los Castellers, la basílica de Santa María se empezó a construir en 1285. La fachada era un diseño del arquitecto Josep Brugal, de estilo renacentista, aunque en 1903 Santiago Guell la reformó creando la actual, de estilo neogótico.

Son de admirar, en el exterior, las gárgolas con formas de animales fantásticos y las esculturas con cabezas humanas que representaban a los protectores de la nueva iglesia. En el interior de la basílica se observa su construcción en nave única con cinco capillas laterales, un majestuoso órgano, y puede admirarse la cripta, de 1558, que acoge la escultura del sepulcro, obra modernista de Josep Llimona.

Al campanario se accede por una estrecha escalera en forma de caracol que conduce a las varias dependencias, como la sala del Ángel Veleta u otra donde habitaban los monjes responsables de hacer sonar las campanas. Este espacio lo ocupa actualmente un reloj con engranajes que data de 1929 y es una verdadera pieza de museo. El tramo final conduce a dos zonas de campanas. La más elevada, a 52 metros de altura, es la que alberga el mirador, desde donde contemplar la puesta de sol, con Vilafranca a los pies arropada por los viñedos del Penedès.

Las visitas al campanario pueden realizarse los sábados a las 20:00 horas, en agosto; y a las 19:00 horas en septiembre y octubre. El precio, que incluye la copa de vino, es de cinco euros, y gratuita para menores de 12 años. Esta visitas están previstas para un mínimo de cinco personas y un máximo de 25, con reserva previa en el teléfono 938 181 254 o turisme@vilafranca.org.