En su momento, Black Mirror revolucionó el género de la ciencia ficción distópica. Su fórmula con episodios autoconclusivos, su tono oscuro, su mirada crítica hacia el futuro próximo y su capacidad para anticipar debates sociales la convirtieron en una serie histórica. Sin embargo, con el paso de las temporadas, parte de su impacto inicial se ha diluido y muchos espectadores siguen buscando historias igual de provocadoras.

En esa línea existe una miniserie alemana que apenas necesita artificios para provocar incomodidad. Ambientada en los años 70 y centrada en una vivienda inteligente primitiva, esta propuesta mezcla el suspense con una estética retro y una tensión que va creciendo episodio a episodio. Una historia contenida, pero con el potencial para inquietar más que muchas superproducciones del género.

Cassandra, una distopía tan inquietante como verosímil

La trama de Cassandra arranca cuando Samira y su familia se mudan a una casa heredada, construida como vivienda inteligente experimental en la Alemania de los años 70. Lo que parecía solo un diseño curioso resulta esconder algo mucho más complejo llamado Cassandra, una inteligencia artificial avanzada con rostro, voz y emociones humanas, olvidada durante décadas. Cuando el hijo del matrimonio activa el sistema por error, Cassandra despierta y no tarda en demostrar que no está dispuesta a volver a quedarse sola.

A través de una narrativa que alterna entre el presente, con la familia atrapada en una casa cada vez más hostil, y el pasado, donde se desvela cómo nació este experimento tecnológico, la serie va construyendo un clima cada vez más opresivo y más claustrofóbico. No hay grandes efectos visuales ni acción desenfrenada, pero sí una tensión psicológica que recuerda a los mejores thrillers domésticos.

Cassandra está disponible en Netflix y, aunque no aspira a revolucionar el género, pero sí ofrece una propuesta singular que se apoya más en las emociones humanas que en el espectáculo. Su estética cuidada, su formato breve y su ritmo preciso hacen que resulte a la vez fácil e incómodo de ver.