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“Me dedico a engañar más que a enseñar”: la carta viral de un profesor universitario

Catedrático de la Universidad de Granada asegura que se conoce mejor las marcas de los portátiles de los alumnos que sus caras

Docente enseñando
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Daniel Arias-Aranda es un profesor con 20 años de experiencia. Comenzó a dar clases en la Universidad Complutense de Madrid durante dos años y luego se trasladó a la Universidad de Granada, donde actualmente es catedrático del departamento de Organización de Empresas.

A través de una crítica carta compartida en redes sociales denuncia la falta de interés del alumnado. Cada día se sienta delante de decenas de estudiantes que se forman para labrarse un futuro prometedor, pero al levantar la mirada se topa diariamente con móviles y portátiles que distraen su atención.

Cuenta que por sus clases han pasado directivos de grandes corporaciones: “Había matriculados más de 500 alumnos. Era imposible distinguir las caras de los que se sentaban en aquellas gigantescas aulas. Las clases estaban llenas, algunos alumnos se tenían que sentar en las escaleras porque no cabían”, relata en el inicio de la crítica carta.

“Había cola en la puerta de mi despacho. Responder dudas y consultas era tan agotador como gratificante”. Sin embargo, este profesor asegura que la situación en la actualidad ha cambiado radicalmente: “Hoy me dedico a engañar más que a enseñar”, declara.

Señala que el tamaño actual de las clases es más pequeño con una tasa de asistencia de alrededor del 30 % y que los estudiantes suelen estar en sus portátiles o móviles durante la clase. Ha tenido que lidiar con el desinterés generalizado y las interrupciones en el aula y ha tenido que separar a los estudiantes, expulsarlos de la clase e incluso abandonar la clase él mismo.

Incluso, se dirige directamente al alumnado para hacerle ver que vive enganchado a las redes sociales: “¿Te crees que no me entero? Mientras doy clase veo tu cara de soslayo. No estás en clase, estás en Instagram. Pero yo me hago el tonto y miro par otro lado”.

Según el catedrático, “es raro que alguien pregunte, por mucho que se les incite a hacerlo” y quince minutos antes de que acabe la clase “ya están recogiendo sus cosas, deseosos de salir”.

En su carta, el profesor Arias-Aranda critica el descenso del nivel educativo en los últimos años y cita específicamente el aumento del uso de la tecnología como una de las principales causas. Afirma que no está en contra del uso de la tecnología en el aula, pero cree que debe usarse solo con fines educativos, no para otras actividades.

“Soy consciente que para vosotros, soy solo un estímulo más que compite con las redes sociales y el vasto imperio de internet. Evidentemente, soy más aburrido que un video de influencers de TikTok″., “Es un elemento disruptivo”, explica el profesor, “se pierde esa comunicación directa entre alumno y profesor”.

El catedrático explica que “El nivel de la asignatura ha bajado. Hacemos parciales tal y como establece la evaluación continua para tratar de aprobar a un mayor número de estudiantes. El nivel de los trabajos y presentaciones de los alumnos no pasaría, en su mayoría, los estándares del teatrillo de Navidad de primaria. Pero eso, para nosotros es más que suficiente para poner un 5″.

Es por ello que el docente asegura que se dedica a “engañar al alumno”, porque viven “en una mentira edulcorada por los propios catedráticos”. De hecho expone que hace años que no recomienda “a ningún alumno para ninguna empresa”.

“No tienes capacidad de expresión. Tu vocabulario es muy básico y se limita a verbos débiles; Por ello, cuando entregas un trabajo o haces una exposición de un texto que has copiado de Wuolah, El rincón del vago u otros, sé de sobra que no lo has escrito tú; Por supuesto, al exponer en clase, la frase del punto anterior la has leído literalmente de tu móvil, del que no despegas los ojos; No sabes estar. No te dignas a respetar la institución milenaria que te acoge y que se llama universidad; Si tu expresión es limitada, tu escritura lo es más; Jamás hubieras superado esta asignatura hace 10 o 20 años; Tu nivel de lenguas extranjeras es nulo; Las habilidades blandas brillan por su ausencia. ¿Liderazgo, resiliencia, trabajo en grupo? Son básicas para cualquier empleo: Vives anestesiado por las redes sociales”.

El profesor Arias-Aranda no cree que la solución a este problema pase por prohibir el uso de ordenadores y teléfonos móviles en las aulas: “Son mayores de edad y yo soy profesor, no soy policía”. También reconoce que algunos de los conceptos que enseña pueden ser difíciles de entender pero él cree que necesita ser exigente en su enseñanza para brindar una educación adecuada, no solo entretenimiento.

Afirma que ha recibido miles de mensajes de otras facultades y profesores que también han experimentado problemas similares con el uso de la tecnología en el aula.