«Alchemy»: Momix vuelve en busca de la fórmula filosofal

Muchos sabios –y muchos más necios– malgastaron sus vidas durante siglos en busca de la piedra filosofal y el elixir de la vida eterna. Estudiosos antiguos en polvorientos laboratorios repletos de alambiques y calderos pueblan el imaginario de la historia de la alquimia. El esfuerzo merecía la pena por el premio: el fantástico elemento capaz de convertir cualquier metal en oro o el brevaje que aseguraría la inmortalidad. Nadie lo logró... que se sepa. ¿Habrá dado el mago Moses Pendleton con el secreto? Desde luego, parece que, pese al paso de los años, su compañía no envejece. Momix regresa a Madrid con la nueva propuesta del creador norteamericano, «Alchemy». Y van ya tres décadas largas de danza por todo el mundo. «Ahora soy más alquimista que nunca antes», reconoce entre risas. El coreógrafo y director artístico norteamericano comenzó su carrera en Pilobolus, otra compañía puntera, hasta que en 1981 fundó Momix. En los 90, llegaron los espectáculos que convirtieron a la agrupación de Connecticut en una sólido nombre internacional: «Passion», «Supermomix», y, sobre todo, «Opus Cactus». Su lenguaje, danza, teatro físico, guiños al teatro negro y otras disciplinas impactantes, y el empleo de atrevidas piezas de atrezo para formar cuadros visuales mágicos, han seguido siendo su marca en los últimos «shows» vistos en Madrid, «Sunflower Moon» (2006) y «Bothanica» (2009).

En este último realizaban un colorido viaje por la naturaleza. En contraste, en «Alchemy», la aventura navega por los cuatro elementos con los que investigaban los alquimistas, tierra, aire, agua y fuego. Y de los cuatro, sobre todo, el último. «''Alchemy'' es el fuego, un espectáculo más rojo y negro que verde y amarillo, si tuviera que explicarlo en colores», cuenta Pendleton, comparándolo con «Bothanica». «Ése es el estilo de Momix: usamos música, luz, artilugios... Al principio hay una escena más de agua, luego otra de fuego... Pero para mí el concepto de la alquimia está más relacionado con la transformación, con los cambios rápidos». Aunque reconoce que algo de fuego habrá. Y tranquiliza: «¡No vamos a quemar el teatro! Tampoco lo inundaremos ni lo llenaremos de tierra. Esperamos que resulte una experiencia dorada, una gran velada».

En este montaje, cuenta Pendleton, hay un innovador formato de iluminación, pero, ante todo, «mucha danza; es un espectáculo algo más sofisticado, se podría decir que más serio que otros nuestros, aunque es típico de Momix. Y esto significa danza muy hermosa. Es una de mis mejores creaciones». La música, otro de los puntales de la compañía, lleva aquí la firma de Scala y Enio Morricone, entre otros artistas contemporáneos, siempre con cierta querencia hacia «la new age» y la electrónica, terrenos en los que el grupo se mueve con soltura. «Es más oscuro que todas las flores de ''Bothanica'', pero tiene la magia de la transformación».