Medio Ambiente

La oruga procesionaria aparece antes de lo habitual en parques y jardines andaluces

Los expertos alertan de que esta especie es peligrosa para el hombre y puede resultar mortal para algunos animales domésticos

Plaga de la procesionaria
Plaga de la procesionariaLa razón

Los pinos de parques y jardines en localidades de Andalucía, Extremadura y Comunidad Valenciana, además de Ceuta, sufren ya la presencia de la oruga procesionaria “casi un mes antes de lo que venía siendo habitual”, ha advertido hoy la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA).

La aparición de “grandes bolsones” de este lepidóptero en las ramas de estos árboles se debe al incremento de las temperaturas y la escasez de lluvias, “consecuencias directas del cambio climático”, según un comunicado de esa asociación.

ANECPLA describe a la ‘Thaumetopoea pityocampa’ o procesionaria del pino como “peligrosa para el hombre”, ya que produce dermatitis, lesiones oculares, urticaria y fuertes reacciones alérgicas y recuerda que puede llegar a ser “mortal para los animales domésticos”, además de causar “importantes pérdidas económicas y medioambientales”.

En este sentido recuerda que el pasado 11 de febrero dos hermanas de 5 y 10 años tuvieron que ser atendidas de urgencia tras entrar en contacto con una oruga procesionaria mientras paseaban con sus padres por el parque ceutí de San Amaro.

Además, otras localidades de Málaga, Cáceres, Sevilla o Valencia también se están viendo “fuertemente afectadas” por la presencia de este insecto tras un otoño que ha sido “uno de los más cálidos que se recuerdan en los últimos años”.

Este organismo especifica además que “ni tan siquiera es preciso el contacto directo” porque si la procesionaria se siente amenazada lanza sus pelos o tricomas -cada ejemplar dispone de unos 500.000 tricomas- al aire y son éstos los que generan irritaciones y alergias.

Para evitar los problemas relacionados con esta plaga, recomienda sistematizar los tratamientos de control y prevención, incluyendo la destrucción de los bolsones, el empleo de insecticidas y trampas de feromonas y la instalación de barreras físicas en los lugares sensibles de ser infectados.