Coronavirus
El tiempo de la poda
“¿Cómo es posible que en esta situación de extrema gravedad no haya una coordinación real entre todas las administraciones para determinar cuánta gente está muriendo realmente?”
Cuando queremos, cuando nos empeñamos, a los españoles se nos da muy bien unir nuestras manos, dejar de lado los sinsabores de la realidad, hacer de tripas corazón, mantener el tipo, ir todos a una… Hasta que llega un momento en el que ya no se puede más, y parece que esa hora se está acercando cada día. Conforme llega a las “redacciones” el parte diario con la cifra de los fallecidos por el Covid-19, ya vamos por unos 20.000 según cifras oficiales, arranca el debate sobre sí son muchos más o no los que de verdad han muerto por el virus. Cifras a un lado, perdón por el cinismo periodístico, volvemos a demostrar entre unos y otros de qué manera somos capaces de arrimar el ascua a nuestra sardina hasta en las peores circunstancias. ¿Cómo es posible que en esta situación de extrema gravedad no haya una coordinación real entre todas las administraciones para determinar cuánta gente está muriendo realmente? Para el Gobierno es difícil cerciorar las cifras que mandan las comunidades e incluso no incluyen las muertes en las residencias de ancianos porque en muchos casos no se les ha podido realizar el famoso test. Bajo el “todos a una” y es el “momento de la unidad” cabe justificar cualquier tropelía contra una ciudadanía que vive asustada y confinada, durante este mes largo de muerte, entre cuatro paredes. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ya es mala suerte, frente al reto más importante al que se enfrenta España desde la Guerra Civil juegan a aplanar el camino hacia una suerte de “totalitarismo” donde no cabe la duda ante la figura del “querido líder”. Tezanos, experto en cocinar datos, mantiene que el 66’7% de las personas entrevistadas en su última encuesta se muestran a favor de que haya una única fuente de información para contar lo que pasa con el Covid-19. Cuando en un Estado comienza a fallar el necesario equilibrio de los medios de comunicación, cuando se da por hecho que hay que tragar con una única verdad, cuando las ruedas de prensa se manipulan para evitar preguntas incómodas, cuando cualquier disensión se trata de antipatriótica o incluso de fascista, cuando, en definitiva, se pone en tela de juicio la libertad de información, la Historia nos da suficientes ejemplos para saber ya que nos encontramos ante el arranque de un mundo dominado por las tinieblas. Como hay totalitarismos para todos los gustos, pueden aprovechar estos días y leer a Zweig, Koestler, Grossman, Kertész o Arenas para saber cómo se las gasta el ser humano cuando comienza la poda de la libertad.
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