Adiós 2020

De la lucha sanitaria sin cuartel a la coronacrisis

El sistema sanitario andaluz controló los picos asistenciales y ahora se abre un periodo de incertidumbre social y económica

Personas con mascarilla caminan por una calle de Córdoba
Personas con mascarilla caminan por una calle de CórdobaSalasAgencia EFE

«Cinco nuevos casos» era la escueta cifra que alumbraba el primer comunicado del coronavirus emitido por la Consejería de Salud y Familias después de haber confirmado a final de febrero el primer caso en Andalucía. Desde ese momento, la incidencia de la enfermedad fue creciendo de manera imparable hasta provocar el cierre del país y un estado de alarma ya extendido hasta mayo. El 2 de marzo hubo «cero» contagios nuevos, que se repitió los días 4 y 5 de ese mes. La cifra de afectados por covid fue subiendo de manera tímida, pero los datos estaban condicionados por el hecho de que solo se realizaban tests a las personas que presentaban síntomas e incluso se recomendaba el aislamiento en casa sin pasar la prueba a casos leves. El día previo a decretarse el primer confinamiento los diagnosticados subían hasta los cincuenta. Eso fue un viernes; el lunes se superó por primera vez el centenar de contagiados diarios, pero Salud ya manejaba el previsible incremento por el aumento de pruebas realizadas.

El balance de la pandemia arroja unas cifras escalofriantes, aunque podría concluirse que Andalucía no se encuentra entre las comunidades autónomas más afectadas. Se han registrado 259.472 casos de coronavirus confirmados y un total de 23.343 personas han requerido hospitalización, de los que 2.335 han pasado por una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Un total de 231.773 personas han superado esta enfermedad que ha cambiado el rumbo de la humanidad.

La cara más amarga de este rosario de datos son las 5.135 muertes que ha provocado el coronavirus. Se trata del doble de fallecimientos que en el atentado de las Torres Gemelas, tomando la cifra más baja (2.600). Considerando la estimación más alta del crimen en el World Trade Center de Nueva York, casi 3.000 muertos, los fallecidos por covid en la comunidad suponen 1,7 puntos más. En el 11M murieron 193 personas. Comparativamente, la mortalidad del coronavirus en Andalucía supone 27 atentados como el de Madrid. El coronavirus ha matado cinco veces más que ETA (con al menos 864 víctimas mortales en su historial).

Según el Instituto Carlos III, En Andalucía se estiman cuatro periodos de exceso por el sistema MoMo. Del 17 de marzo al 24 de abril, con un excesos de mortalidad del 22,9%. Del 23 de junio al 26 del mismo mes, con un 16,5%. Del 12 de julio al 14 de agosto, con un 14,2% de exceso de muertes. Del 17 de agosto al 19 de diciembre, el aumento es del 24%. Se concluye, por tanto, que el coronavirus está lejos de ser una gripe, como se definió de entrada.

Las muertes por covid duplican el total de las producidas por al gripe y la neumonía, que sumaron 1.907 en 2018, último dato de un año completo en el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que coincide además con la cifra más alta desde 2010 de muertes por esta causa.

Si se compara con el alzhéimer, las muertes por coronavirus también son más del doble: 2.508 personas murieron por esta causa. También ronda la mitad los fallecimientos por infarto de miocardio: 3.146. En la fase inicial de la pandemia, también según el INE, las enfermedades infecciosas –entre ellas el Covid-19– han sido en España la segunda causa de muerte (20,9% del total), por encima de los fallecidos por tumores (20,4%) y sólo por detrás de las enfermedades del sistema circulatorio, con un 23%. Nueve meses después, la sociedad sigue por detrás del virus. La llegada de la vacuna, a cuentagotas, apenas dibuja un empate técnico con visos de conseguir la llamada inmunidad de rebaño. Los medios de protección, la forma de transmisión del virus, la incidencia, la existencia de supercontagiadores, demuestran que el coronavirus, pese a los grandes avances para contenerlo en muy poco tiempo –por más que estos nueve meses se hallan psicológicamente alargado como años– demuestran que la enfermedad aún deja muchas lagunas. Entre ellas, los efectos secundarios con el tiempo. De hecho, hay pacientes con dolencias tiempo después de haberse curado.

¿Cómo ha sido la gestión sanitaria? La coalición de PP y Ciudadanos en la Junta tan sólo llevaba un año de andadura cuando se tuvo que enfrentar a un problema sin precedentes. Todos los recursos se volcaron en el ámbito sanitario mientras la presión asistencial en los hospitales crecía de manera alarmante. El primer pico se registró el 30 de marzo, llegando a los 2.708 hospitalizados, de los que 438 se encontraban en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Este dato se superó el pasado 7 de noviembre, en plena segunda ola, alcanzando el 9 de noviembre los 3.478 hospitalizados. Este máximo no se ha vuelto a alcanzar y, a punto de concluir el año, la cifra de pacientes continúa a la baja.

La gestión política ha tenido dos etapas bien diferenciadas. Durante el primer confinamiento el Gobierno central se erigió como autoridad única y Andalucía acató las medidas que impuso, incluso cuando dejó atrás a Málaga en el proceso de desescalada. Luego, el Ejecutivo de Pedro Sánchez delegó en las comunidades autónomas y en la segunda ola Andalucía ha ido tomando medidas en función de la incidencia en los municipios. Aunque en alguna ocasión parecía que los hospitales andaluces estaban al borde del colapso, en ningún momento se produjo esta circunstancia. En abril se activó el denominado «Plan 15.000», habilitándose 20.000 camas hospitalarias, y en noviembre el «Plan 4.500», que contempló un escenario de más de 15.000 camas.

Andalucía está controlando la crisis sanitaria, pero ahora se enfrenta a la «peor crisis social y económica de nuestra historia tras la Guerra Civil», en palabras del presidente de la Junta, Juanma Moreno. En este contexto, el Gobierno andaluz movilizará 3.450 millones de euros en un plan de inversiones hasta principios del año 2023 para hacer frente a las consecuencias más duras de la «coronacrisis».