Cultura
«Cara a cara»: el profundo nexo de Picasso con los maestros clásicos
Una muestra en el Bellas Artes de Sevilla enfrenta nueve obras del genio malagueño con siete de El Greco, Zurbarán y Pacheco
La exposición «Cara a cara, Picasso y los maestros antiguos», que enfrenta nueve cuadros de Picasso con siete obras clásicas del Bellas Artes de Sevilla en sus lugares habituales de exposición, demuestra el nexo profundo que el genio malagueño mantuvo con pintores clásicos como El Greco, Zurbarán y Pacheco.
La muestra fue inaugurada este jueves por el presidente de la Junta, Juanma Moreno, y el nieto de Picasso, Bernard Ruiz-Picasso, miembro de la Fundación Museo Picasso de Málaga, de cuya colección proceden las nueve obras del pintor malagueño que mantienen «siete diálogos» con otras tantas pinturas clásicas del museo sevillano, donde podrá verse la exposición hasta el 6 de febrero, y tras esa fecha en Málaga.
La directora del Bellas Artes de Sevilla, Valme Muñoz, dijo en la inauguración que Picasso «es uno de los artistas más revolucionarios del siglo XX pero que también mantuvo profundas raíces en el arte clásico» y que esta muestra es «una oportunidad excepcional para comprobarlo».
Los diálogos entre los cuadros seleccionados ofrecen «visiones desde ángulos nuevos de liberación y ruptura», según Muñoz, de modo que «en una búsqueda de la realidad alejada de cánones» puede comprobarse que «la fuerte personalidad de El Greco» le valió a Picasso para progresar en esa liberación y ruptura. En efecto el «Retrato de Jorge Manuel Theotocópuli» (1600-1605) de El Greco abre la muestra junto a un «Busto de hombre» (1970), uno de los cuadros pintados por Picasso en su última época en la que los ecos de la obra antigua se hacen evidentes.
Al «Retrato de dama y caballero orantes» (hacia 1623) de Francisco Pacheco se han enfrentado «Olga Khokhlova con mantilla» (1917) y «Cabeza de hombre» (1971), un retrato real y otro imaginario pintados por Picasso y separados entre sí más de 50 años que sin embargo ponen de manifiesto «su profundo arraigo con las tradiciones de la retratística española».
Para avanzar en el recorrido de la muestra es preciso visitar siete salas del Museo de Bellas Artes, ya que los cuadros de esta obra seleccionados para el «Cara a cara» permanecen en sus lugares habituales, desde los cuales se enfrentan a los picassos. Así una «composición» de 1933 y un bodegón de 1947 de Picasso «dialogan» con un cuadro tenebrista de Caracciolo, «Salomé con la cabeza del bautista» (1630), que muestra dos maneras espeluznantes de abordar el tema de la muerte. «El niño de la espina» (1645) de Zurbarán dialoga con un desnudo masculino picassiano de 1922 y otros cuadros del malagueño completan la exposición junto a obras de Gijsbrechts, del XVII, y de Bernardo Lorente German y Diego Bejarano, del XVIII.
La exposición ha sido comisariada por Michael FiztGerald, profesor de Arte Moderno y Contemporáneo del Trinity College de Hartford (EEU U), quien no pudo asistir a Sevilla.
Bernard Ruiz-Picasso aseguró que estos diálogos entre obras de arte también explican «cómo se crea una identidad» y que, como exposición, suponen «algo diferente», a la vez que se mostró satisfecho por este traslado de los cuadros de su abuelo al Bellas Artes de Sevilla, que definió como «un museo fantástico, conocido en todo el mundo». Igualmente, señaló que la exposición demuestra «la capacidad colaboradora» del Museo Picasso de Málaga. Juanma Moreno calificó la cultura de «bien de primerísima necesidad» porque «une también en la adversidad» como en la pandemia.
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