Ganadería
La apicultura pierde el 50 por ciento de sus colmenas y de su producción
La sequía y el intenso calor provocan daños de tintes históricos en un sector clave para el medio natural
Nada sería igual sin ellas, las abejas. De eso saben, y mucho, los apicultores gaditanos y muy en especial los de Prado del Rey, localidad que en poco más de un mes celebrará una nueva edición de la Feria de la Apicultura de la Sierra de Cádiz, una de las más importantes de cuantas tienen lugar en Andalucía.
Evento que, tal y como reconocen los apicultores, llega en el peor momento para el sector, que, seriamente afectado por la sequía, las altas temperaturas y las cortas floraciones, asiste a la desaparición del cincuenta por ciento de sus colmenas y, en consecuencia, de la producción de miel. «Atravesamos uno de los peores momentos en décadas. Jamás nuestras abejas habían tenido que volar tan lejos para beber agua o lo habían pasado tan mal para refrigerar las colmenas». Circunstancias que, como explica Laura Gutiérrez, secretaria de la Asociación de Apicultura de Andalucía, «han provocado que, a estas alturas, el cincuenta por ciento de las colmenas haya muerto».
«Las abejas suelen mantener la temperatura de las colmenas agitando sus alas, pero estos meses, con temperaturas por encima de los 40 grados, les ha sido imposible», explica. «De nada ha servido que los apicultores las hayan pintado con cal para repeler el calor o, en muchos casos, hayan sido previsores y, respondiendo a la trashumancia que tanto caracteriza a nuestro sector, las hayan trasladado a zonas más cercanas al litoral», añade. Un ejercicio de auténtica supervivencia al que se han sumado las cortas floraciones, lo que «ha mermado de forma destacada la producción de miel». En especial de las monoflorales, ya que «no se ha podido recolectar el néctar suficiente de, por ejemplo, flores como las del tomillo para producirlas. En cada zona afecta de una forma diferente». Recortes en la producción de monoflorales que, según alerta Laura Gutiérrez, «se pueden prolongar en otoño si la lluvia no aparece y da vida a especies como el madroño». Y es que, «como la agricultura, necesitamos que llueva con urgencia».
Para la secretaria de la Asociación de Apicultura de Andalucía lo que «está ocurriendo a las abejas es un síntoma más de que el cambio climático está aquí y que, si no actuamos pronto y de forma eficiente, podríamos asistir a la desaparición de las abejas y, con ellas, de muchos productos de la agricultura. Siempre se ha dicho que las abejas son indicadores de vida, termómetro del estado de la naturaleza y, como se observa, las cosas no van como debieran. Necesitamos y debemos actuar».
Tal es la urgencia y la preocupación de la apicultura, que «las jornadas de la próxima edición de la feria las vamos a dedicar al cambio climático». Cabe resaltar que la provincia de Cádiz, antes de este periodo de sequía, contaba con en torno a 60.000 colmenas, el 80% en la Sierra de Cádiz. Concretamente, en Prado del Rey, con más de 40 familias ligadas al sector. «El sector lo están pasando muy mal. Ya no se trata de lo que han perdido, sino del fuerte revés que podrían sufrir si la lluvia no llega con prontitud», añade. A todo ello, se suma el fenómeno de la competencia desleal por parte de países de fuera de la Unión Europa, en especial de potencias como China. «Es obvio que, ante la llegada de miel de otros países, no podemos hacer nada. Lo que demandamos es que lo que se refleje en las etiquetas de éstas sea real y que especifiquen el país de procedencia». Especificación que Laura Gutiérrez considera fundamental para que «el consumidor pueda elegir entre mieles de calidad y otras que, como ocurre en gran medida con las procedentes de China, vienen adulteradas con sirope de arroz u otros componentes dulces».
Su presencia y actividad son fundamentales en la nuestra alimentación y, a su vez, indicativas del estado de salud de nuestro entorno natural y la biodiversidad. Un entorno que se está viendo seriamente afectado por la sequía y las altas temperaturas.
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