"El bloc"

11-O

“Reconfortó ver el cariño con el que los viejos camaradas recuerdan su paso por esta redacción”

La gala del XX aniversario de La Razón se desarrolló en el Teatro de la Maestranza
La gala del XX aniversario de La Razón se desarrolló en el Teatro de la MaestranzaKiko HurtadoKiko Hurtado

No contradiremos al maestro Alfredo Valenzuela cuando proclama que, en un medio de comunicación, «el autobombo es una muestra de debilidad». Y, sin embargo, resulta imposible sustraerse al orgullo (¡también a la diversión en el posterior despiporre de madrugada!) experimentado el martes por la noche en la francachela con la que La Razón de Andalucía celebró su vigésimo aniversario. Los lectores tuvieron cumplida información del evento, espléndido, impulsado por Pepe Lugo y ejecutado por esos compañeros que no firman artículos porque están ocupados en una tarea mucho más importante: darle viabilidad técnica y económica al periódico. Veinte años, tres menos en el caso concreto de este torpe opinante. Más allá del arropamiento de las personalidades y del brillo institucional, reconfortó ver el cariño con el que los viejos camaradas recuerdan su paso por esta redacción. Algunos no pudieron venir y es posible que otros pocos no quisieran, pero todos los que se acercaron al Teatro de la Maestranza evocaron la exquisitez del trato recibido en la casa, como periodista y como trabajador. Fue un propósito repetido por quienes hablaron desde el escenario el «vernos todos aquí dentro de otros veinte años», aunque uno preferiría llevar ocioso para esas calendas unos cuantos trienios o, como mucho, currando de catador de jamones en Jabugo y de inspector de biquinis en Aruba, según la temporada. Es una tonta tendencia del hombre contemporáneo el blasonar de agenda repleta, como si no parar en todo el santo día fuese cosa de listos, pero uno prefiere remitirse a don José Manuel Lara Hernández, fundador de Planeta y de todo lo que vino detrás: «Un negocio que no da para levantarse a las once, ni es negocio ni es ná». En los periódicos se trabaja demasiado. Quien lo probó lo sabe.